(NOVELA ACTIVA)
El final de la estudiante de honor académico en Hogwarts, Hermione Jean Granger, dio un giro inesperado cuando abandona el ministerio a sus treinta y seis años y se presenta como profesora en el colegio Hogwarts de magia y hechicería...
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~ Omnisciente
La pareja había pasado todo el día fuera, hasta que llegaron por la noche de nuevo al hotel. Dónde Léa si se permitió disfrutar de las vistas de Londres y de el espacioso lugar.
Hermione había ido a la habitación mientras hacía una llamada, por lo visto era algo para mañana, después le dijo a Léa que iría a darse una ducha. La rubia se quedó pensativa en el sofá mientras miraba la ciudad que ya empezaba a alumbrarse, ya que casi era de noche.
Se estaba empezando a dar cuenta de lo mucho que le gustaba Hermione, de todo lo que estaba haciendo para pasar tiempo con ella y lo mucho que significa aunque fuese que le tomase la mano. Ella nunca se había interesado tanto por alguien, ni siquiera por Noder, nunca le había gustado tanto el tacto de alguien o la opinión de una persona, ya que siempre había sido reacia a esas cosas y a la opinión de los demás más que indiferente.
Se sentía algo asustada, para que mentir. Porque sabía que esto estaba más que mal, pero a ella le llenaba completamente y sobre todo de forma sentimental, algo que nadie había conseguido jamás. Aquella tarde cuando simplemente habló con la mujer se dio cuenta de que le gustaría hacer ese gesto tan simple con ella todos los días de su vida, que quería despertarse en su cama como esta mañana y desayunar con ella de aquella forma tan natural.
Le dolería si se separaba de Hermione, si aquello salía mal. Y eso era lo que más miedo le daba a Léa, perderla y sufrir por ello.
•••
—¿Sigues ahí tumbada, has pedido la cena?— Hermione salió con el pelo húmedo, llevaba una ropa más casual.
—Oh...–Léa apretó los labios y fue consciente en ese momento de todo el tiempo que llevaba consumida por sus pensamientos. —Perdona, se me ha olvidado.
Hermione rio ligeramente y le hizo un gesto despreocupado con la mano. Después se acercó al telefonillo para pedir la cena pero desvió su mirada hacia Léa, que parecía de nuevo perdida, mirando al suelo.
—¿Pasa algo?— le preguntó la mujer.
—¿Eh?– la rubia levantó la vista y Hermione se sorprendió por lo profundamente perdida que estaba y ya sabía que significa eso —Me da igual, pide lo que sea.
Hermione sonrió ligeramente y dejó el telefonillo —No he dicho nada de eso— se acercó lentamente a la chica mientras esta hacía una mueca de "casi". —¿Qué está pasando por esa cabecita tuya?— dijo la azabache sentándose a su lado en el sofá, apoyando el codo en él y centrando su atención en la chica.
—Supongo que es normal pensar mucho en nuestra situación, ¿no?— se encogió de hombros con una pequeña sonrisa, parecía algo tímida de repente.
—¿En qué sentido?
—Pues en lo bien que se siente y en lo difícil que es todo, no se... mañana volvemos a la realidad y se me hace algo duro saber que tenemos que estar de nuevo en ese plan de vernos como mucho los viernes o los sábados y a veces ni eso.
