"NO TOCAR"

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Sus rostros estaban bastante cerca, sus respiraciones se mezclaban y sus miradas no se apartaban. Aunque la oscuridad los cubriera por completo, lograban notar la claridad de sus ojos.

Y esque ambos iris eran tan claros que era difícil no contemplarlos.

- Guarda silencio - silenció él cuando ella trató de hablar - Ahora mismo no se han dado cuenta.

- Kawaki, ¿por qué has venido? - cuestionó ella, confundida.

Él la tomó del brazo y a paso sigiloso, la sacó de aquel lugar.

- Es ridículo, Hima - exasperó.

Ella estaba confundida.

Hasta hace unos momentos trabajaba en su misión y ahora estaba fuera del rango del que estaba asignada.

- Explícate, que solo divagas, Kawaki - exigió ella.

Himawari ya no era una niña. No solo había crecido en estatura y edad, si no que todo en ella lo había echo. Su cuerpo había madurado y tomó forma, su voz cambió, sus facciones se volvieron más finas, ejercía como ninja de nivel jounin y entrenaba para hacerse cargo del clan Hyūga.

Se estaba haciendo mayor.

Y con el paso del tiempo, el deseo que tenía Kawaki por protegerla se fue haciendo cada vez más denso.

- Esta misión, es ridícula - argumentó.

- Soy una ninja, debo apoyar en lo que se me es asignado.

- ¿Y es común mandarte a una misión de encubierto donde trates con hombres que venden mujeres? - exclamó con molestia - ¡Es riesgoso!

- ¡Será más riesgoso para las demás que están allá dentro! - se dio cuenta que alzó la voz de más y volvió a suspirar - Kawaki, tengo todo bajo control, no entiendo que haces aquí.

Él no sabía como responder. Pues tan solo le habían comentado la misión con la que estaba procediendo la Uzumaki, no pudo evitar salir a por ella.

- Voy a volver adentro y tu volverás a casa - mandó - Lo que es ridículo es que estés aquí sin motivos.

La observó por un momento. Ella no le sonreía y él se preguntaba el cuándo fue que las sonrisas que la menor no paraba de dedicarle se convirtieron en miradas frías y sin emociones.

Respuesta: desde que todo se fue a la mierda en su familia.

- Cuídate - finalizó y solo la vio volver a adentrarse.

Pero Kawaki no se iba a quedar con los brazos cruzados, no. Él planeaba quedarse ahí, escondido y sin dejar de observarlos.

No le importaba si comía o no, sus ojos no se despegarían de aquel escenario.

Vaya que era sigiloso o tal vez escondía muy bien su chakra, ya que la menor no sospecho ni un segundo de su presencia en el perímetro, y eso que ella era la mejor detectando chakras.

Kawaki estaba decidió en permanecer alerta todo el tiempo que durará la misión, incluso si llegarán a ser meses, él estaría ahí.

Pero la estancia que el planeaba vigilar se rompió cuando, en un arrebato de ira que tuvo el encargado de las mujeres, se atrevió a golpear a una de ellas. Kawaki, al contrario de Himawari, se mantenía sereno. La menor no dudó en levantarse y ponerse entre aquel hombre y la mujer.

- ¡Idiota! - bufó - ¿Pegarle a una mujer?, ¡eso es muy cobarde de tu parte, imbécil!

- Vaya, ¿con esa boquita le hablas a tus padres? - su sonrisa era sarcástica - Voy a golpearte tan fuerte para que aprendas a no meterte en los asuntos de otros, niñita tonta.

El hombre estaba por tomarla del mentón y golpearla, pero no pudo ni reaccionar; en menos de lo que pensaba, todos los hombres presentes estaban tirados en el suelo -por no decir que muertos-.

- Ella es intocable - sentenció el rubio azabache, mientras aplastaba su brazo y lo hacia gritar de dolor - Es lo que te pasa por tratar de tocarla.

Aquel hombre se desmayó del dolor y todas las mujeres se quedaron en silencio. Himawari también estaba callada, pero no dejaba de ver con enojo al chico.

- Agradece, sé que lo debes entregar vivo.












[•••]















No solo los hombres malos deben estar al cuidado del acecho de un Kawaki enojado por maltratar a la menor de los Uzumaki, si no también los habitantes de la aldea en la que ella ha crecido.

Aunque ahí no hay nadie que piense lastimarla, pues todos saben de sus capacidades físicas, así que se evitan siquiera retarla.

Pero algo de lo que también tienen presente es de su belleza, y es que Himawari ahora es de las mujeres más bellas de toda la aldea, por lo que esta en la mira de la mayoría de los chicos que habitan ahí.

- Acepta este regalo, por favor - se inclinó un chico azabache frente la Uzumaki, estaba rojo cual tomate y sudoroso como si acabara de salir de un sauna.

- Gracias - ella esbozó una linda sonrisa. Tan linda que hizo que el chico se sonrojara más - Es muy lindo de tu parte.

Él se tranquilizó un poco al ver la reacción tranquila de su contraria.

- Este... - tartamudeó - ¿Te gustaría salir con...?

- Lo siento, hombre - interrumpió Kawaki, quien al ver la escena no evitó entrometerse - Ella no va a salir contigo ni aunque le paguen.

A ella pareció molestarle su repentina presencia.

- Ah - el chico pareció confuso - ¿Entonces...?

- ¡Largo!

Y no es como que Kawaki no diera miedo, al contrario, ese valiente chico todavía se atrevió a cuestionar lo que él había contestado, los demás salían corriendo tan solo aparecía.

- ¡¿Enserio?! - Le regañó la menor, él no se inmutó - Es el doceavo, y contando.

Kawaki la miró de reojo, sus mejillas estaban rosadas y no por pena, eran por molestia.

- Nadie de aquí te merece.

- ¿Y quien sí? - preguntó con ironía - Hasta el momento chico que se me acerca chico que sale huyendo por tu presencia, ¿es que me estas siguiendo?

- No necesariamente.

Himawari recuperó su postura.

- No eres mi hermano o mi padre para alejar a los chicos de mi - sentenció - No tienes derecho. Boruto no está, mamá y papá tampoco, vivo en el complejo, ¿por qué sigues detrás de mi? Tu ya tienes otra vida, Kawaki.

El aludido solo puso sus manos dentro de sus bolsillos y comenzó a caminar.

- No me importa lo que me digas - confesó - Pero para los demás, tu eres intocable.




















Chyio67

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𝐈𝐍𝐓𝐎𝐂𝐀𝐁𝐋𝐄 • ᵏᵃʷᵃʰⁱᵐᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora