~El interrogante. ¿?~

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Si contaba con Anita para que me guiase hasta la desconocida, estoy completamente perdido. Primero, porque pasa la mayor parte de su tiempo haciéndose arrumacos con Mathias, tanto que a veces me pregunto qué se me dio por ponerlos en contacto a esos dos; y después, porque ninguna de sus compañeras tiene pinta de haber perdido su agenda. Yo las seguí a una por una, como un verdadero detective, para tener la prueba.

La morocha alta de pelo muy corto, Melisa, tiene una agenda chiquita que suele llevar en la mano. Una birome dorada está unida a ella por un hilo dorado también. Melisa la abre todo el tiempo para garabatear cualquier cosa; uno se pregunta qué, si en ese colegio nunca pasa nada.

La colorada de anteojos que siempre anda dando saltitos por todas partes tiene la suya en el bolsillo de atrás de su mochila. No es difícil de descubrir: ¡su mochila es completamente transparente! Qué idea... ¿para cuándo las pilchas transparentes también?

La rubia me dio mucho más trabajo. Pero la terminé encontrando, a ella y su agenda, ¡con Benito! ¡Se habían apartado de los demás, en un rincón del bosquecito que hay en el extremo del patio, y él garabateaba con aplicación sobre dicha agenda mientras ella lo envolvía con una mirada de propietaria! ¿Qué le habrá podido contar Benito? Prefiero no enterarme.

La cosa es que no le acerté a ninguna y, con estas estúpidas historias de chicas, estoy a punto de perder a mis dos mejores amigos. ¡Están ocupados, muy ocupados, por lo que dicen!


26 de octubre


¡Hola, Nina!

Nada... La próxima vez.

Estefanía.


Por ejemplo, en general, los mensajes dirigidos a "La Nina" están firmados por "La Pulga". ¡Y ahora,aquí, tengo un nombre!

Un poco más abajo:


¡Iuju, Nina!

¡Por ahora nada, ya va a llegar!

Estefanía.


Y más abajo:


Buen día, Nina.

Bueno, no, decididamente nada. No es el día.

Estefanía.


Tengo un nombre... y un color. Loa otros mensajes eran en negro; estos son en rosa. Y sin embargo, la letra es la misma.

¡Pero esta tinta rosa chicle, yo la conozco! Es de la birome de... Estefanía. Estamos sentados uno al lado del otro en Trabajos Prácticos de Ciencias Naturales; si un día hasta el profe le hizo saber que, para las pruebas, prefería que ella usara una birome negra o azul.No debe de gustarle el rosa.

¡Estefanía! ¡Por supuesto! ¿Cómo no pensé en ella antes? Claro, es evidente: hasta ese momento no había nada de ese color en la agenda. Por lo menos, no de ese rosa. Por lo tanto, la conoce, no hay duda; sino, no habría tenido acceso a ella. Lógico.Estoy a punto de convertirme en un súper detective. Bueno, ahora va a haber que andar con pies de plomo.

Andar con pies de plomo, andar con pies de plomo, es fácil decirlo.Cuando me acerqué a Estefanía para murmurar: "Hola, Nina! Nada... la próxima vez", me miró con aspecto extraño.

No es grave; pasó el tiempo desde el 26 de octubre, tal vez haya olvidado. Pero yo le iba a refrescar la memoria.

En el recreo de las diez, reincidí: "¡Iuji, Nina!¡Por ahora nada, ya va a llegar!". Se apartó rotundamente con rechazo.

El misterio de la agendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora