Estaba con una toalla enredada en la cabeza, acaba de salir del baño, cuando Liam tocó a mi puerta. Abrí, me escaneó con la mirada y negó con la cabeza.
— ¿Cómo qué todavía no está lista? — se recargó en el umbral de la puerta.
—Me siento mal. Creo que me voy a enfermar— tosí de manera fingida.
Arqueó una ceja.
— ¡Qué mala actriz es! Qué bueno que es doctora—Puse los ojos en blanco—No quiere ir, ¿cierto?
Asentí.
—No quiero. Hoy no me siento con ánimos de salir, solo quiero quedarme aquí y dormir ó ver una película.
—Bien, entonces eso haremos—Pasó— ¿Qué película quiere ver?
—No lo sé. Ni siquiera sé que películas hay en Netflix.
— ¿Tiene palomitas?
—Creo que sí, deja veo en los gabinetes de la cocina.
Caminé hasta ellos y abrí la puerta donde usualmente guardaba las provisiones. Y ahí encontré dos paquetes de palomitas con mantequilla, de esas que se hacían en el microondas. Los tomé.
—Sí, tengo—se los mostré.
—Perfecto. Entonces usted hagas las palomitas y yo elijo la película.
—No, sabrá Dios que películas pondrías. Mejor yo elijo la película y tú haces las palomitas.
— ¿Tan poca confianza tiene en mí?
Asentí.
—No conozco tus gustos en películas y no quiero ver una aburrida. Yo quiero ver una de terror.
—No me diga, ¿le gustan las películas de terror? —preguntó sorprendido.
—Sí, es mi género favorito.
—El mío también—noté brillo en sus ojos, como esperanza.
—No es cierto. Es broma, ¿verdad? —reí por lo bajo—Sólo lo dices por tratar de ser empático.
—De verdad. Es raro conocer a una mujer que le gusten las películas de terror. A la mayoría no les gustan porque siente demasiado temor.
—Yo no soy como las demás—sonreí.
—Lo sé. Y eso me gusta de usted—se acercó a mí y me dio un tierno beso en la mejilla—Me dio el control de la televisión —elija la película y yo hago las palomitas—tomó los paquetes de palomitas.
Me senté en el sofá y él se fue a hacer las palomitas, introdujo el primer paquete de palomitas en el microondas.
Repasé todas las películas en categoría de terror, suspenso, pero ninguna llamó mi atención. No tenía ninguna película lista cuando Liam se sentó a un lado de mí con un tazón de palomitas y dos tazas de café. Se rió al ver que no tenía ninguna película.
—Ninguna llamó mi atención, lo siento.
—No se preocupe. Tiene alguna otra plataforma de streaming.
—Amazon prime video.
— ¿De verdad?
—Sí, en México solía pedir mucho por Amazon, así que el servicio de video va incluido.
—Bien.
Como no tenía descargada esa app en la televisión, la descargó e introdujo mi cuenta. Repasé unas cuantas categorías hasta que dimos con una que ambos no habíamos visto, y era La huérfana: el origen. Le di play a la película y comenzamos a verla.
ESTÁS LEYENDO
Nuestras mañanas de marzo
RomansaUn nuevo comienzo. Una nueva ciudad. Un día de lluvia y... ¡un maldito se robó mi taxi! Recién llegada a Cartagena, una serie de eventos llevan a Valentina a pedirle un favor a su enigmático vecino, quién no tarda en aceptar, pero con algunas condi...