Vampiro

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Rosalie
Tienes más preguntas, imagino. Y aún nos quedan un par de horas. Aunque si quieres dejarlo aquí lo entenderé
Bella
No. Quiero seguir. Llevo mucho tiempo dándole vueltas y estoy preparada para saber la verdad.
¿Cómo supiste que estaba en peligro el día en que Edward y yo fuimos al bosque? Y, ¿cómo conseguiste pelear contra ese tío?
Rosalie
Ambas preguntas tienen la misma respuesta. Y creo que ya tienes una sospecha a cerca de cuál puede ser la razón. Quiero oírla
Bella
He buscado información en internet y en algunos libros de la biblioteca y he encontrado algunas leyendas que explican cosas para las que estaba convencida de que no habría una razón lógica
Rosalie
¿Cuál es tu conclusión?
Dije mientras paraba el coche a un lado de la carretera por la que circulábamos para mirarla. Quería ver su expresión mientras pronunciaba las palabras que ahora temía por lo que sabía que podían significar y, aún peor, lo que podrían significar para ella
Bella
Esperé a que el coche se detuviera completamente para devolverle la mirada. Y ahí estaba ella. Con sus ojos clavados en los míos. Estudiándome. Casi retándome a decirlo, como si tuviera una mínima esperanza de que no fuera capaz de decirlo
Sé lo que eres
Rosalie
Dilo
Bella
Un vampiro
Lo solté apresuradamente y bajé de inmediato la vista hacia mis zapatillas converse
Ahora que lo había dicho en voz alta no sabía si sonaba más aterrador o ridículo. En caso de equivocarme, acababa de acusar a la mujer que tiene loca por ella de ser un personaje de película de terror de los 60. Yo y mi número ilimitado de maneras de hacer el ridículo. Pero, si por el contrario he acertado, eso significa que estoy "encerrada" en un coche, en medio de la nada, con una mujer vampiro
Rosalie
¿Tienes miedo?
Bella
No de ti
Rosalie
Pues deberías. No de mi, claro. Yo nunca te haría nada malo, antes prefiero morir. Sino de lo que soy capaz de hacer, de lo que he hecho...
Bella
Confío en ti
Al oírme decirlo, sus ojos se oscurecieron aún más y se acercó lentamente a mi, pero no me aparté. No moví un solo músculo. No tenía nada que perder y estaba preparada para todo lo que pudiera suceder.
Acercó su rostro al mío. Tanto que nuestras narices se rozaron y después se deslizó hasta llegar a mi cuello. Permanecí inmóvil y cerré mis ojos a la espera de lo que ella decidiera hacer. Entonces dejó un suave beso en mi piel, arrancó el coche de nuevo y retomó el rumbo a Port Angeles

El fin y el principio de mis díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora