Bill es un aislacionista, un tosco sobreviviente que repasa sus días con una rutina cronometrada. No vive. Tal vez Frank no está destinado a sobrevivir en este mundo, pero aprovechará los pocos días que le quedan y le enseñará al hombre que no todo...
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【 𝐒𝐈𝐍𝐎𝐏𝐒𝐈𝐒 】
Bill es un aislacionista, un tosco sobreviviente que repasa sus días con una rutina cronometrada. No vive. Tal vez Frank no está destinado a sobrevivir en este mundo, pero aprovechara los pocos días que le quedan y le enseñara al hombre que no todo es malo, le mostrara como disfrutar la vida.
❝ 𝐅𝐀𝐍𝐃𝐎𝐌 ❞
The Last Of Us | HBO | Bill y Frank, porque los del juego me dolieron, pero los de la serie me destrozaron.
˗ˏˋ 𝐍𝐎𝐓𝐀 ˎˊ˗
Tomando como referencia la canción «Amanecí en tus bazos». Si soy honesto, escuche la versión de Chavela Vargas porque esa si me destruye al toque. Tengo pensado que sean tres partes que combinen los tres párrafos de la canción, pero se pueden leer de manera individual. No está de más decir que contiene spoilers del capítulo 3 de la serie.
Ilustración de odestolovers, 2023. Recuperado de https://at.tumblr.com/odestolovers/i-have-never-known-sleep-like-the-slumber-that/cgvsf0gzrcgl
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—Dime, qué comemos.
El coronel necesitó setenta y cinco años —los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto— para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder:
—Mierda.
—Gabriel García Márquez, El coronel no tiene quien le escriba
Amanecí otra vez. Entre tus brazos. Y desperté llorando. De alegría. Me cobijé la cara. Con tus manos. Para seguirte amando todavía.
—
El tiempo no es un compañero solidario, es apremiante e ineludible, un devorador insaciable y corrosivo. Frank no puede más que agradecer las pocas horas que le brindó antes de permitir la salida del sol esa madrugada. Tal vez fue su inmersión en la fantasía que creó, pero cree que la mañana no tuvo prisa en llegar. Puede ver los rayos solares entrar por la ventana a un costado de la cama y no puede recordar, no quiere recordar, la última vez que sintió este tipo de tranquilidad. Menos aún la última ocasión que despertó acompañado de un hombre entre sus brazos; por tanto, no durmió lo suficiente.
Tiene temor a destruir esta imagen: acostado en una cómoda cama de sábanas suaves y almohadas acolchadas después de años sobreviviendo con la noche como una pantalla negra para acortar el camino al siguiente día. Sin el miedo al mundo exterior emboscando apenas cierre los ojos y se niegue a volver a abrirlos; estar acompañado de una persona, un hombre de postura estoica y carácter receloso que, tras una espléndida cena en un comedor ajeno al desastre del mundo, le ofreció la combinación de la caja fuerte donde guardó la mayor de sus inseguridades. Y vaya que las tiene.
