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En algún parque cerca del cafe

Él caminaba a mi lado en silencio, y aunque quería abordar el tema, no sabía cómo empezar la conversación.

–Entonces... ¿De qué me querías hablar? —me preguntó con una suave sonrisa y una mirada dulce que me transmitía paciencia.

–Uh... La primera vez que llegaste... Cuando actuaste como si yo te conociera, no puedo dejar de pensar en eso —respondí, evitando su mirada al centrar mi vista hacia el frente.

Su sonrisa vaciló un poco, y noté que su comisura tembló. Finalmente, suspiró y dejó de sonreír, mirando hacia el mismo punto muerto que yo.

–Felix... —dijo mi nombre, y eso hizo que lo mirara de reojo, encontrándome con su mirada directa y penetrante.

–¿Cómo es que sabes mi nombre?

Su sonrisa adquirió un matiz ladino que me dio escalofríos— Vas a la universidad de Seohwa ¿verdad? Yo también. Estoy en la Licenciatura de Literatura Inglesa.

–Oh~ fuimos a la misma universidad —suspiré de alivio, pues temía que las sospechas de Nayeon fueran ciertas.

Entonces, ¿nos conocemos? 

Pero si nos conocemos, ¿por qué me ve... de esa manera de nuevo?

–Felix... —me llamó nuevamente, sacándome de mis pensamientos.

Una vez más, ahí estaba su mirada, la misma mirada enigmática y llena de significado que no lograba entender.

Ahí está de nuevo...

–Yo soy Hwang Hyunjin. No lo olvides, ¿sí? —dijo con una débil sonrisa antes de seguir caminando, dejándome atrás.

No estoy seguro de por qué, pero comencé a sentirme incómodo. 

Lo seguí en silencio, apretando la correa de mi bolso mientras nos dirigíamos hacia el lago cercano. Hyunjin me seguía a cierta distancia, y aunque el silencio era incómodo, no sabía cómo romperlo.

Finalmente, llegamos al barandal del lago, y ambos nos recargamos sobre él. Observé los peces mientras los niños lanzaban comida al agua. El silencio seguía pesando entre nosotros, y sentía la necesidad de cambiarlo, especialmente porque Hyunjin era un cliente frecuente en el café.

–¿A ti... te gusta mucho el café? —pregunté, tratando de iniciar una conversación.

–¿Huh? —se mostró sorprendido por mi pregunta.

–Vienes casi todos los días. ¿Estás enamorado de Nayeon o algo así? —dije rápidamente, sin pensar en las consecuencias de mis palabras.

¡¿Qué estoy diciendo?!

Hyunjin me miró confundido al principio, pero luego comenzó a reír de manera extraña, quería sonreír con él, pero me mordí los labios para evitarlo.

–¿Qué dijiste? —se limpió las lágrimas que brotaron por tanto reír—. Aún eres un despistado con cosas como esa, ¿no?

Me quedé confundido y fruncí un poco el ceño, abultando inconscientemente los labios.

–¿De qué estás hablando? —pregunté perplejo.

–¿No lo recuerdas? Sé mucho de ti —sus labios se tensaron, y su mirada se volvió seria—. Tu bebida favorita es el latte, te encanta mirar las estrellas, eres genial en la cocina y tus brownies son increíbles —me detuve frente a él, atónito. No podía ser solo un simple conocido—. Me preparaste brownies con chispas de chocolate justo antes de que nos fuéramos de vacaciones de verano —jadeé sin saber qué más decir o hacer—. Realmente no lo recuerdas, ¿eh?