Un día nuevo comenzaba en el templo del faraón, desde muy temprano, los sirvientes del palacio por órdenes del soberano estaban atendiendo a los súbditos lastimados.
-Los más heridos y están siendo atendidos, cambiándoles el vendaje y también sirviéndoles de desayunar - Sonrió una chica de cabello negro, quien portaba un collar con el logo de un ojo.
-Si, Seth recientemente mando un reporte de los daños y las victimas que han sido encontradas entre las cenizas y los escombros dentro del pueblo, por desgracia la misión que el faraón. ordeno... ah, no la pudimos cumplir -
La joven chica, desvió la mirada tocando su corazón. -Pobre joven, ¿Como podremos explicarle a ese niño? -
-Mahad, Isis. Buen día - Saludo el Faraón con una sonrisa.
Ambos sacerdotes se inclinaron y respondieron el saludo respetuosamente.
- ¿Descansaron? - Continuo mientras se estiraba y observaba a su pueblo. Su padre le había advertido de que podría haber guerras, de los bandidos y algunos peligros más. Pero no se imaginó que sería así. El soberano, observo tristemente a su pueblo, las madres y padres lastimados cuidando y consolando a sus hijos, los jóvenes ayudando como pueden a cuidar a los más heridos. Por lo menos ya no hubo más muertes durante la noche, las acciones de los médicos y los sacerdotes sumando también la ayuda de todo evito eso.
Y era de esperarse, el pueblo que atacaron era un pueblo de personas amables y serviciales con todos. Este mismo era un paso de comercio, los comerciantes ambulantes se detenían a dormir, a recuperar fuerzas a recargar suministros. Entrando al pueblo ya eras recibido por alguna persona de forma calurosa, ofreciéndote un poco de agua e incluso un trozo de pan.
"Los Dioses nos brindan abundancia para repartirla a todo aquel que atraviese el pueblo" Esas eran las palabras que distinguían al pueblo de Shardana. El padre de Atem lo había llevado alguna vez, mostrándole que realmente era un pueblo amable.
La mirada de Atem se centró en un cabello un tanto peculiar, un cabello casi idéntico al suyo.
-¿Heba? - Hablo extrañado el Faraón. -Mahad, ¿Que hace Heba allí?, ¿no debería estar descansando? -
Mahad hizo una reverencia -Lo siento faraón, se supone que yo lo deje durmiendo hace un momento. -
Heba estaba ayudando a servir a los ancianos, llevaba una bandeja con alimentos ofreciendo a los mayores. La mirada de Atem no podía despegarse, su mirada amable, la delicadeza con la que servía a las personas, la sonrisa que les brindaba dando a entender que todo estaría bien.
Atem se acercó un poco a donde Heba sin dejar de observarlo.
- Tranquilos, todo estará bien, créanme. Sí nos mantenemos unidos. Regresaremos a nuestro hogar pronto. Si, iniciaremos de cero, pero podremos todos juntos - Hablo con algunos niños que estaban a su alrededor.
-Heba, ¿De verdad volveremos a casa? - Pregunto un niño abrazándose a él.
-Por supuesto, el por ahora solo hay que rezar a los Dioses por el Faraón, que nos ayuda mucho ahora mismo, ¿De acuerdo? -
El corazón de Atem dio un brinco comenzando a latir fuerte, sintió cálido. ¿Qué clase deseo era ese?, hora mismo él pudo decirles que rezaran porque Castiguen a esos malditos, o que los cuidaran a ellos, pero pedir por el Faraón. Heba levanto la mira y se topó con el Faraón viéndolo.
-Mi señor - Hizo una reverencia y los niños también para después esconderse detrás de Heba.
El faraón sonrió amable, -Heba, deberías estar descansando. Tu hombro podría ponerse más mal-
Un niño salió detrás del chico y lo abrazo fuerte -Heba ¿Estas bien?, ¿Por qué el faraón dice que tu hombro está mal? - pregunto el niño con lágrimas en los ojos abrazándolo.
(Este chico, realmente ese niño lo aprecia mucho) Pensó Atem viéndolos.
Heba se inclinó y limpio los ojos del niño con una sonrisa cálida. -Hey, no esto bien. No hay necesidad de llorar -
- Pero, si te vas, ¿Quién va a jugar nosotros?, ¿quién va a llevarnos al oasis a jugar con el agua y a pasear -
La joven amatista sonrió y acaricio el cabello del niño. -No voy a irme a ningún lado, ¿Sí? Todo a estar bien, y los voy a cuidar hasta que ustedes estén casados - Dijo riendo -Vayan con el abuelo anden -Ordeno a los niños y estos se dirigieron con un anciano a sentarse a su lado.
-Lo siento, mi señor. Le agradezco que se preocupe, pero... Ya es suficiente que este molestándolo con mi herida. Debo ayudar a mi pueblo - Le sonrió a Atem haciendo una reverencia.
- Heba, no te esfuerces mucho, por favor. No voy a negarte que quieras ayudarlos, pero por favor, toma descansos y tómalo con calma -
Heba sonrió y asintió dando una reverencia. -Mi señor, realmente le agradezco su preocupación-
Atem, no quería despegar su mirada de Heba. Los ojos de Ambos encontrados, la vista amable de Heba, Su rostro era lindo.
-Faraón, deberia de apartar la mirada del joven heba - Le hablo mahad al Faraón haciendo que se sonrojara.
Heba desvió la mirada rápidamente -Lo siento!, discúlpeme - Dijo para tomar la bandeja nuevamente y ir a seguir ayudando.
- Parece un pervertido, Señor - Dijo Mahad en tono Burlón.
-¿AHHHHHHHHHHH?!-
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Mi otro yo !!!!
RandomAlguna vez en la vida, no has sentido como alguien te llama desde alguna parte de tu mente o como si te guiara. Bueno eso sentía nuestro protagonista antes de darse cuenta por que.