Mitsuyi caminó lentamente por el rocoso camino de las montañas, comiendo lo que quedaba de su reciente cacería. La última que hizo antes de perder a su cachorro.
Suspiro con profundo pesar. Necesitaba superarlo ya que no era el único hijo que perdía a manos de otros demonios.
En su torpeza, tropezó un poco con la ojarazca caída de los árboles. Su visión se volvió borrosa por las lágrimas a lo cual apretó fuertemente sus ojos.
Su bestia sollozó y se hizo bolita. El también deseaba hacerlo pero tenía que continuar en la búsqueda de un cubil nuevo para pasar su próximo celoso y parto.
— ¡Detente ahí, Hanyō!Un ronco gritó hizo eco por el lugar. Mitsuyi no se movió al instante. Analizó la persecución de varios demonios a una criatura, por su respiración parecía algo pequeña y débil.
Luchó por moverse para averiguar que pasaba.
— ¡Déjenme en paz!
Su instinto maternal reaccionó ante el gritó de un cachorro.
Corrió lo más rápido que pudo hasta los continuos gruñidos y se escabulló con habilidad hacia lo que parecía ser un acantilado.
Los demonios detectaron su olor y, olvidandose del Hanyō, comenzaron a buscarlo. A el o a la cría que podría acompañarlo para matarlo.
Mitsuyi oculto su aroma y busco entre las pequeñas cuevas al cachorro. El olfato desarrollo ayudo a encontrarlo acurrucado y tembloroso, demasiado asustado como para notar su presencia.
Saltó hasta el, levantando un poco de polvo y sobresaltado al pequeño.
— ¡¿Quién eres?!
El joven Omega sonrió con dulcura y ronroneo para calmarlo. El parecido con su antíguo cachorro era dolorosamente parecido.
— No soy tu enemigo, pequeña cría. — hablo con suavidad. — Te vi escapar de los demonios, pensé que necesitabas ayuda.
La cara insegura no tardó en formarse, dudaba en su confiar o no en el y eso le causó algo de gracia al ver las expresiones tan sinceras.
El Hanyō bajo un poco sus defensas y se encamino hasta el rubio arrodillado. Un peculiar aroma dulzón llegó hasta su naríz y sin poder evitarlo, termino por restregarse en su pecho.
Mitsuyi sonrió con desbordante felicidad y comenzó a dar suaves mimos al cachorro.
Su bestia un poco más consciente arruyo a la nueva cría como su fuera el suyo.
— ¿Cuál es tu nombre, pequeño?
Las orejitas plateadas se levantaron ante la pregunta. Los amantes ojos brillaron.
— Me llamó Inuyasha.
(ノ゚0゚)ノ→
Inuyasha es obra producida por la lengendaria Rumiko Takahashi.
Este es un fanfic hecho con el único fin de entretener. No se aceptan copias o adaptaciones del mismo, favor de respetar.
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Hijo Mío
FanfictionUn Omega en luto por el asesinato de su pequeña cría se encuentra con un Inuyasha de tan solo 5 años. ¿Qué pasará ahora con nuestro Hanyō?