tradition; renmin - os

ú n i c o

Abrió sus ojos lentamente, tanteando el estúpido aparato inteligente que sonaba en su mesa de noche.

Una vez logró apagarlo, soltó un suspiro, mirando el techo de su habitación por unos minutos, la tristeza invadió rápidamente su mente, vio por un segundo el lado vacío de la cama, haciendo un leve puchero ante la ausencia de su novio en ella

Se levantó sin ganas, buscando su celular bajo la almohada, que de seguro estaba descargado por haberse quedado dormido mientras hablaba con Renjun por teléfono, lo conectó al cargador y se empezó a preparar para ir a su trabajo.

Nada más era martes, un día común, no había que hacer escándalo porque fuera catorce de febrero.

Se sentó en la mesa americana del comedor, dando sorbos al humeante café en sus manos mientras miraba los cuadros colgados en la pared más cercana, varios de ellos teniendo a unos jóvenes Renjun y Jaemin de protagonistas; Aquella foto de la vez que cenaron con los padres de ambos, las fotos de su graduación de la universidad , y la más importante; la foto de su boda.

Claro que no era un día común, llevaba casi  trece años junto a Renjun, San Valentín se había vuelto una de sus días más especiales; Cada catorce de febrero, se regalaban una flor, donde sea que estuvieran, una flor llegaba a sus manos durante el día, para después, cuando ambos se lograban ver, iban a comer al mismo restaurante a cenar, y finalizaban la noche viendo alguna película. 

Durante trece años habían mantenido esa tradición, a pesar de que incluso se habían mudado a otro país. 

Ambos habían crecido en Busan, una de las ciudades más populares de Corea del Sur, Renjun había llegado ahí a la corta edad de tres años, conociendo a Jaemin desde pre-escolar.

El destino, habían dicho sus padres. 

Aunque no eran grandes amigos en primaria, crecieron juntos, y fue lo que finalmente hizo que se acercaran durante su adolescencia. 

Para finales de la secundaria, eran conocidos por ser el duo inseparable; donde fuera que Jaemin estaba, ahí estaba Renjun. No fue sorpresa que incluso fueran a la misma universidad, lo que de hecho, los llevó a un punto crítico, pero pudieron solucionarlo, fue cuando recién empezaron su relación a la edad de veinte años. 

Tuvieron su boda al terminar la universidad, y después de unos pocos años de ahorros estrictos, ambos se mudaron a Estados Unidos, donde tenían más oportunidades en sus campos laborales. 

Una larga historia si lo contamos así, pero la verdad es que a pesar de todos los años que llevaban juntos, seguían tan enamorados como el primer día. Por esa razón, a Jaemin se le apretaba el corazón de dolor al ver que pasaría San Valentin, sin su esposo, sin su mejor amigo.

Renjun llevaba casi cuatro meses en China debido a su trabajo, ya que el cliente con el que trabajaba era bastante quisquilloso y quería ver todo de cerca, había estado viajando por todo un mes todas las semanas a China, por lo que su empresa decidió finalmente realizar el traslado hasta que el proyecto estuviera listo, así tendría un mejor resultado. 

Por lo que, Jaemin había pasado Navidad, Año nuevo, y ahora San Valentín, sin su esposo. 

Honestamente, no lo soportaba más, consideraba la loca idea de ir al aeropuerto y comprar el primer vuelo a China, pero no podía hacerlo sin sobregirar su tarjeta de crédito, y debía ser responsable; tenía un departamento que pagar. 

Despegó la mirada del cuadro, mirando por la ventana un segundo antes de terminar su café de un trago, para así terminar de arreglarse para el trabajo. 

Nada más salir por la puerta principal del edificio, se encontró con un camión de tamaño promedio, el cual tenía el logo de una florería, y del que descargaban ramos de flores por montones.