~Parte única~

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1° de febrero
El mes de febrero, mejor dicho, su primera quincena, suele ser muy ajetreada en aquel pacífico pueblo por varias razones.

La primera, una natural, de la que todos se aprovechaban, ese exacto día, las ventas no hacían más que crecer.

El por qué de esto nos lleva a la segunda razón:
El pueblo era conocido por su tradición de hace muchos años. Esta consiste en regalarle a esa persona especial, esa en la que piensas todo día a toda hora, un brazalete, de tela negra, con una piedra transparente en forma de medio corazón.
Y aquí haré un pequeño énfasis en este. Dichas piedras solo las puedes encontrar en el lago de ese lindo poblado.
Por lo que, luego de las fiestas, en enero todo herrero se encarga de trabajar las piedras hasta que estas toman una forma de un hermoso corazón, para luego, cortarlo con la característica forma de corazón roto.
E aquí la popularidad de estos metales mágicos.
Cuando cada mitad se acerca a su otra mitad, se pegan como un imán, cosa que solo ocurre con una mitad, su única mitad que representa el amor de la persona que lo regale, el amor eterno.
Por eso tanto turistas visitan el pueblo en esos días, además de ser la principal causa de ajetreo.
Como son tan codiciados, desde los primeros días que estan en venta empieza una ardua carrera por conseguirlos.

Exactamente por eso, cuando cierto castaño que no le da ni una mínima importancia a estas cosas, al punto de llamarlas inecesarias y quejarse cada que se veía obligado a adornar la escuela por este festejo, se sorprendió como nunca cuando se vió con uno de esos símbolos de amor en su mano.

-Ten, te lo ganaste. -Anunció el vendedor de aquella tienda, un esqueleto que no era, para nada,de las personas favoritas del chico.
Mejor dicho, era el segundo de la lista de las más odiadas.

Los murmullos de los pobladores, que por pura casualidad se encontraban transitando por la vereda en los momentos en que el adolescente recibió su premio no tardaron en llegar.
Todos curiosos por quién había logrado despertar una chispa, así sea pequeña en el corazón tranquilo del único humano.

-Estoy seguro de que el segundo premio es un chocolate, no esto. -Aclaró el joven. No por vergüenza ni nervios, los comentarios, disparados hacia su persona como flechas, rebotaban en él ante su escudo de cero importancia.

Además, no es una equivocación suya.

Sans estaba haciendo una lotería.

El tercer premio era un ramo de flores.
El segundo una barra de chocolate, lo que había llamado la atención de nuestro protagonista.
Y el primero uno de esos brazaletes de amor eterno.

Entonces, en la lotería había ganado un segundo lugar, aclarar cabe de que fue aposta, ¿por qué rayos tenía el premio del primero entonces?

-Tienes razón, tron. -Le respondió el esqueleto con todo desinterés existente, cruzando sus brazos sobre la Meza para tener una siesta entre ellos. -¿Pero acaso sabes cuánta gente ha terminado aquí por ese premio y terminó ganando el segundo y el tercero mínimo? Siéntete afortunado de que te lo regalé por no tener más flores ni chocolates.

-¿Por qué no se lo diste a uno de ellos? -Tan especial era él que tendría que quedarselo.

-Porque solo a tí no te importaba.

Una mueca que trataba de ser una sonrisa adornó la cara del joven.

Sans, en todas las de la ley, era un completo troll.
Razonar con el no era uno de las opciones con la que contaba Kris, por lo que, con un premio no deseado y sintiéndose un estúpido, optó por continuar con su marcha rumbo a la escuela.

Si, tenía que ir en una hermosa tarde libre a la escuela para decorar el aula temática San Valentín.

Resopló ante el recuerdo, levantando levemente algunos mechones de su largo y lacio cabello que cubrían sus ojos.

~14 días~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora