De la luz soy el desterrado, tortuoso monólogo con la muerte, llanto fúnebre del alumnado. Lloro lascivia, lloro mi suerte.
Lascivia demente de sacrílegos besos, dulce amargura del paria caído. Tu sangre es perfume, que una vez olido, hacen que ebrios recorran tu cuerpo mis labios, de tu palidez presos, de tu juventud heridos.
Mi cuerpo en mi ataúd te espera, hecho de tristeza, sexo y madera. Tintado con la sangre de un río, de tu lado oscuro, de tu rincón sombrío.
Todavía tiene mi tumba impregnada el olor de tus últimos besos. Todavía llora mi almohada tu ausencia, porque te tiene tan lejos...,
que invoco tu nombre y aúllo a la luna: 'Soy la inmundicia, el que solo te llena. Soy el que soy, tu Príncipe, el de la Dulce Pena'.
Escucha mi jadeo que en tu cuello se aloja. ¿Luz o tinieblas? Que tu alma escoja.
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el cementerio de los versos perdidos
PoetryEste libro está dedicado a todos aquellos que todavía creen que las palabras son el lenguaje de la belleza, la música el idioma del alma, y un beso el único lenguaje válido allí donde no llegan ni las palabras ni la música. A quienes juran qu...