El diablo tararea canciones susurradas al oído. Blasfema caricia, aunque vea mi muerte con cada latido.
Canta poemas de lúgubres versos, acerca su boca y la pega a la mía. Su aliento está muerto, sus labios son tersos, me jura tristeza y melancolía.
Corrompe mi cuerpo con un solo beso. Su cuerpo es de hembra, de hombre su sexo.
El diablo me canta a menudo un lamento de noches eternas cuando hay luna llena. Y cuando me toma y me usa, le cuento que me traiga el infierno, mi dulce condena.
Señor de la inmundicia, Príncipe de la Dulce Pena, mi sangre me acaricia. Hoy soy tuyo, hay luna llena.
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el cementerio de los versos perdidos
PoesíaEste libro está dedicado a todos aquellos que todavía creen que las palabras son el lenguaje de la belleza, la música el idioma del alma, y un beso el único lenguaje válido allí donde no llegan ni las palabras ni la música. A quienes juran qu...