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Algunas personas creen que los romances suelen no tener sentido. Eso es lo divertido de enamorarse.

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5:45

El despertador de Edén sonaba como loco.

—Cinco minutos más... —decía con una voz ronca.

El reloj se detuvo pero segundos después comenzó de nuevo con ese molestoso ruido.

—Argh... carajo —se frotó sus ojos.

Ella tenía una rara heterocromia; su ojo derecho era de color gris y el izquierdo era de color azul grisáceo.

Sacó su manto de sobre ella y para levantarse, primero deslizó lentamente sus piernas al borde de la cama para que cayeran en el piso.

Cuando se levantó completamente, se estiró y dió un gran bostezo.

Fue caminando hacia el baño con sus pies descalzos en el frío piso. Al entrar, prendió la luz y se miró al espejo con sus ojos aún semidormidos.

Abrió el grifo y el agua fría empezó a correr por el lavamanos. Tomó el agua entre sus manos y mojó su cara con esta. Su piel era tan pálida que cuando el agua fría lo tocaba, se tornaba un poco rojo.

En el mismo instante en el puso su rostro y el agua fría entre sí, un escalofrío recorrió su espalda y brazos. Luego comenzó a cepillarse los dientes y arreglar su corta y pelirroja cabellera.

Al salir de baño, fue a buscar su ropa en su armario. De allí sacó unos largos pantalones de vestir color negro, un mangas largas de cuello alto color blanco y un abrigo clásico cruzado color azul.

Puso los abrigos encima de su desordenada cama para que se vaya quitando el pijamas para luego ponérselos. Luego de vestirse, se puso sus zapatos de charol y luego colgó su pijamas.

Arregló su cama rápidamente para dirigirse a la cocina, allí comenzó a prepararse un café bien amargo, eso era lo único que la despertaba de todos sus sueños.

Se sentó en la redonda y mediana mesa y de a poco dio sorbos a su café. Mientras que se la pasaba cuestionándose por cosas que pasaban en su vida, se le hizo tarde.

—¡Mierda! —exclamó y luego tomó su celular y sus llaves para luego salir de su apartamento.

Las paredes de los pasillos del edificio eran de un color rosado que tenía estampados de flores. Era el típico edifico en el que uno podía vivir cómodamente sin demasiados lujos. Allí se encontró con unos vecinos suyos, ellos se limitaron a saludarla cortésmente y también tuvieron un saludo de vuelta.

Llegó hasta las puertas sel ascensor y pulsó el botón para que estas se pudieran abrir. Al entrar, apretó el botón del primer piso y las puertas se cerraron.

—Parece que hoy va a ser otro día de mierda, pero por menos es sábado —musitó por lo bajo, hablando sola.

Ella trabajaba en una cafetería llamada "El buen amor". Los lunes hasta los jueves trabajaba hasta las siete de la tarde y los fines de semana hasta el mediodía.

✫ ᏋᏝᏦ ᏝᏋᏗᏉᏋᏕ || 𝒱ℰℛ𝒩𝒪𝒩 𝒞ℋ𝒲ℰDonde viven las historias. Descúbrelo ahora