The Price Of Freedom

Capítulo 33

Harry se había sentido extasiado ante todos los cambios que se habían producido en el colegio, no sólo por los profesores competentes que realmente tenían tiempo para hablar con ellos fuera de las clases y explicarles las cosas adecuadamente, sino también por el hecho de que Tom, o el director Riddle, como debería llamarlo, fomentaba activamente la mezcla entre las casas, algo que no sólo benefició a Harry después de la primera semana, cuando se dio cuenta de cuántos alumnos tenían hermanos en diferentes casas con los que a menudo no habían podido pasar mucho tiempo debido a las fuertes líneas entre las casas que solían existir. Él y Lysander se habían encontrado más a menudo en la mesa de Slytherin y Ron le había enviado algunas miradas mordaces al principio, pero pronto se había ocupado más de sus nuevos amigos, Seamus y Dean, aunque parecía un poco más un colgado que parte de un grupo.

Ayudaba el hecho de que ahora sólo tuvieran sus asignaturas básicas y Cuidado de Criaturas Mágicas juntos, ya que Ron había elegido inicialmente Adivinación y Harry Runas, y al cabo de un par de semanas había cambiado a Estudios Muggles porque se las había arreglado para ganarse un castigo en cada clase por no cuidar bien su mazo de tarot y dejarlo expuesto a energías conflictivas.

"No entiendo cuál es el problema", había resoplado Ron en voz alta tras la segunda vez que le habían llamado la atención. "¿Por qué importa si envuelvo las cartas o simplemente las dejo en el baúl?".

"Porque se supone que tus cartas deben estar sintonizadas con tus propias energías y no con las de nadie más", había dicho Lavender con un suspiro de sufrimiento. "Por eso Madame Ashcroft se había horrorizado tanto al saber que compartíamos barajas en clase, ya que es casi imposible obtener una lectura precisa con tantas fuentes conflictivas afectándolas. Envuelve tu baraja para que esté protegida, sobre todo teniendo en cuenta que compartimos dormitorio con tanta gente".

Al parecer, Madame Ashcroft había dado un giro radical al departamento de Adivinación con un código estricto, advirtiendo a todos los alumnos de los peligros potenciales de la adivinación e imponiendo con firmeza sus normas. Los alumnos de 3º aprendían a leer el Tarot; los de 4º, Litomancia, adivinación con piedras; y los de 5º, una mezcla de Runas y Ogham, con herramientas fabricadas por ellos mismos. La lectura de las hojas de té era ahora poco más que una nota a pie de página, descrita como una forma de divertirse, pero no como una forma de ver realmente el futuro. Desde luego, ya no era una asignatura que la gente pudiera pasar por alto y a Harry no le sorprendió demasiado el cambio de opinión de Ron.

Durante el primer trimestre, muchos alumnos se adaptaron a sus nuevos profesores, sobre todo porque los nuevos ayudantes se habían hecho cargo de los más jóvenes y los profesores más experimentados se concentraban en los de cursos superiores. Harry estaba un poco disgustado porque eso significaba que Severus ya no le enseñaba, pero eso también tenía sus ventajas.

En primer lugar, porque Harry no tenía que preocuparse de distraerse en clase; cada vez fantaseaba más con aquel hombre y su mirada fija se estaba convirtiendo en un problema durante las comidas, por lo que sólo podía imaginar los problemas que causaría en clase, y Harry no deseaba ganarse la ira de Severus destruyendo varios calderos.

Harry también se alegró de aprender de la profesora Chiara Lobosca. La profesora Lobosca llevaba un tiempo trabajando en San Mungos, pero al parecer había aprovechado la oportunidad de enseñar en Hogwarts por alguna razón. De vez en cuando se perdía algunas clases, que solía impartir una alumna de séptimo curso, Beatrice Haywood, lo cual resultaba un poco extraño, pero Harry se llevaba bien con las dos, así que no iba a quejarse. La profesora Lobosca era muy amable y paciente y dedicaba mucho tiempo a explicar la mejor manera de preparar los ingredientes para las pociones, así como las distintas formas en que se podían corregir los errores antes incluso de que nadie empezara a hacer nada. Harry odiaba pensar mal de su prometido, pero sin duda se daba cuenta de que Severus no era el mejor profesor y pensó que quizá no fuera la mayor pérdida para Hogwarts si se marchaba, sobre todo si Beatrice también se hacía cargo.