3 - El Del Bar

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Ya ha pasado una semana desde que tuve un día bastante malo, desde entonces todo sigue normal, hoy no me tocaba trabajar ya que es sábado, hoy será día de relax.
Ya que me he levantado pronto voy a aprovechar el día, iré a comprar para el día de hoy y luego a limpiar un poco la casa. Me ducho y escogo la ropa de hoy, algo cómodo, una sudadera de Puma con unos pantalones negros, y con sus zapatillas a juego. Cojo la mochila con la llaves, el móvil y la cartera y me voy a comprar.

Por el camino me encuentro con Marta, mi mejor amiga desde que tengo 8 años, hemos quedado esta tarde para dar una vuelta por algún centro comercial y tomarnos unos batidos a las seis de la tarde.

Llegué al mercado, decido no comprar cosas que no necesite, como tenía antojo de chocolate me cogí una napolitana de chocolate, para la comida unos macarrones con tomate y carne picada, cojo también algo de fruta y verdura y voy a pagar. Cuando salgo me paso por la tienda de animales para comprarle comida a Sopa y Oliva, también las cojo una pelota a cada una y unas chuches.

Llego a casa y me saludan las dos moviendo el rabo y ladrando. Guardo las cosas y voy al salón donde estaban durmiendo.

—Venga hora del paseo.

Las pongo la correa y nos vamos al retiro a pasear, como tengo tiempo estaré una hora con ellas, siempre que salimos más llevo dos pelotas, unas chuches y una botella de agua para ellas. Había mucha gente paseando por allí, a cada paso que dábamos las saludaban niños con sus padres, que iban en bici o en patinete.

Llegamos a casa, eran las doce, me puse las zapatillas de estar por casa y me fui a hacer la comida para comer. Cuando termine puse la mesa y me fui a comer. Terminé, recogí la mesa y me tumbé en el sofá a ver un capítulo de mi serie favorita, aunque se convirtió en tres capítulos más.

Llegó la hora me puse las zapatillas y bajé al bar donde había quedado con Marta. Allí estaba ella esperándome en una mesa.

—Buenas tardes chicas, qué queréis tomar. —nos dijo el chico del bar.

—Un batido de fresa y otro de chocolate, gracias. —dije yo con una sonrisa.

—Perfecto preciosa, están en oferta las tortitas con nata y sirope, ¿os pongo unas?.

—Vale, serán dos cada una. —dije nerviosa.

—Perfecto,en un ratito estarán.

Qué vergüenza había pasado en ese momento.

—Aitana ¿has visto cómo te ha mirado? —dice Marta riéndose.

—Sí,y no me ha gustado.

El chico nos trajo los batidos y las tortitas, pero no solo eso, al lado de mi vaso había una nota, Marta la cogió antes que yo y la leyó.

—Aitana,no te lo vas a creer... —me dice mirándome.

"Aquí tienes mi numero guapa, llámame y quedamos"
Me guardé la nota para no hacer sentir mal al chico, que por cierto nos estaba mirando. Levante la mano para medir la cuenta.

—Son 6€ chicas.

—Pero somos dos, ¿cada una son 6€, no?-dije yo.

—Sí, pero a ti te invito preciosa.

—Gracias, muy amable.

Recogimos todo y nos fuimos.

La Carta - Aitana OcañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora