Capitulo 3

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Habían pasado casi dos días y no vi a Derek en ningún momento, bueno quizás porque lo estaba esquivando en todo momento. No es que no lo quería ver, sino es que trataba de esquivar mi vergüenza.

Si ya de por si eso me hacia sentir como una idiota, no me imagino del resto de las personas. Derek no se si me juzgaría o se burlara, sin embargo no me quería arriesgar.

Hoy me tocaba literatura con la profesora Nicole. Es una de las profesoras mas jóvenes que tiene la universidad, y es una muy buena.

Su pelo con ondas definidas teñidas de rojo y que resaltaba mucho, sus ojos marrones y su piel bronceada la hacia ver bien. Debo admitir que me encantaba como era, su clase me encanta por como las armaba.

Apena dejaba mi mochila sobre el respaldo de la silla escuche pasos corriendo a mi dirección. Rote mi cuerpo hasta el pasillo que estaba en las mesas.

Lo primero que vi fue a la profesora. Estaba por recibirla cuando por detrás de ella sale Angie con una sonrisa de oreja a oreja.

Paso corriendo por el lado de la profesora y ella la siguió con la mirada hasta que llego conmigo. Se cruzo de brazos y la miro con algo de antipatía. Angie no se dio cuenta de que la observaban hasta que le sonreí a Nicole de manera incomoda.

Tome los hombros de mi amiga y la di vuelta dejándola de frente con ella. Su felicidad se esfumo al ver el enojo de la que tenia enfrente.

—Señorita Angie—repiqueteo sus dedos sobre su brazo mientras inspeccionaba su presencia—. Quisiera que la próxima que se apure para entrar a mi clase no me empuje, porque sino le daré unas lindas dos horas extras para que piense.

A si,olvide comentar que era algo exigente. Sobre todo si la hacías enojar, estabas liberando la caja de Pandora por solo hacerle algo.

Angie trago saliva algo nerviosa. Es claro que no esperaba eso pero ya la conocemos,y eso la enojo. 

—Lo lamento profesora, no me había dado cuenta que era usted. Prometo tener mas cuidado—su rostro mostraba que se asusto mientras bajaba la cabeza apuntándola al piso.

Pensamos que la profesora diría algo mas, sin embargo solo devolvió la sonrisa a su rostro y se alejo de nosotras para posicionarse en su escritorio.

Ambas soltamos todo el aire que teníamos dentro de los pulmones por el alivio que tuvimos.

—Sera mejor que nos sentemos si no quieres que la profesora te deje atada a la silla—bromee para sacar su estrés.

—Ni me hagas pensar en eso,ya me da escalofríos de solo pensarlo—su cuerpo se movió de manera temblorosa pero se freno apenas se sentó.

—Y quisiera saber porque viniste corriendo al salón, porque eso no es normal.

—A claro, ya me estaba olvidando. Se que no querías pero llamo mi papá porque me olvide unas cosas y quise aprovechar para que te arregle el celular.

—Yo te dije que no quería, pero como me dejaste en esta situación, dejare que lo haga.

Ya estaban entrando todos al salón y la profesora comenzó con su clase. Esta vez nos hizo leer en clase delante de todos, y eso era una mala señal.

No es que no me guste leer, de echo lo amo, pero hacerlo delante de la gente no era mí fuerte. O me trababa o mí voz se escuchaba muy poco, logrando que me digan que hable más fuerte y pasando más pena.

Y eso fue lo mismo que pasó hoy. Claramente iban a leer todos los del salón, incluyéndome. Apenas fue mí turno no solo hable bajo, sino que también me trababa mucho.

Perdida en su sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora