Estaba asustada y sorprendida, del shock dejé caer la pulsera, todos se acercaron, cuando me vieron, yo solamente señalé la pulsera, enseguida él alzó su brazo y me enseñó la pulsera que la tenía en su mano, cuando pasó eso, Stephanie sin ver lo que pasaba enseguida comenzó a culpar a Dada, RingRing parece que se cansó porque la calló de una sola cacheada, lo hizo tan fuerte que la hizo caer.
—¡Stephanie!—Gritó Gao, ayudándola a parar, la miró enojado. —¿Qué te pasa, por qué hiciste eso?
RingRing se enojó tanto, al punto que se colocó a pocos centímetros de Gao, haciendo que este retrocediera un poco, la tensión comenzó a predominar en el ambiente, este bajó un poco la mirada entrecerrándolas, habló en susurro y lentamente.
—Quiero que le digas a tu mujer, que no se vuelva a meter con mi novio, ¿entendido? —Susurró, Gao se quedó quieto, yo estaba en shock. —Te pregunté si entendiste, y no me has respondido, ¿estás sordo?
Gao no respondió, solamente miró a otro lado, Dada tuvo que interponerse entre ellos para que el ambiente se calmara, se puso a la altura de Stephanie enseñándola la muñeca para que se calmara y dejara de estar paranoica.
—Stefie, debiste primero dejar de hablar, no soy yo, mi pulsera está aquí. —Dada enseñó su pulsera, y todos nos quedamos callados. —Yo no pude ser, no tengo corazón para eso.
—Tal vez...deberíamos ir ya a Sooga.—Exclamó Ching notablemente incómoda.—Creo que si nos quedamos aquí las cosas se pondrán peores.
—Sí, ya estuvimos mucho tiempo aquí, recojamos la evidencia.
Garu tomó en peso todo, pero a la final se terminó diviendo con Gao y con Dada, nosotras comenzamos a caminar hacia la aldea en completo silencio. Cuando llegamos, todo estaba demasiado en mal estado, las calles estaban sucias, todo estaba cambiado, todo estaba más triste y sin vida. Cuando dimos unos pasos más, llegamos a la mitad del pueblo.
Escuchamos una voz, alzamos la vista y vimos al maestro Soo, sonreí saludándolo con la mano, pero él no me devolvió el saludo, es más, se veía decepcionado. Cuando iba a preguntar porque, vi a todo el pueblo, literalmente, todos estaban ahí.
—¿Qué sucede, por qué todos están aquí? —Me comencé a sentir chiquita, todos tenían su mirada puesta en mi. —Me están asustando.
—Lo siento corazón, pero a petición de todos, hemos tenido que desterrarte. —Mi corazón se rompió en mil pedazos. —De verdad lo siento.
Mis amigos comenzaron a gritar, estaban ya notablemente enojados. Ring Ring comenzó a ponerse violenta, le pegó una cachetada a una vagabunda.
—¡Ella fue! —Gritó Ho, a lo que yo volteé enojada y con lágrimas en los ojos. —Deberíamos matarla como ella lo hizo con nuestra Pucca!
—¡Que yo no la he matado, mierda!
—¿Entonces por qué no has estado estos dos días? ¡No estuviste en el funeral, ni nada, eres una cobarde!
—Me tienes hasta la puta mierda vagabunda hija de puta, si tanta boca tienes pues ven a decirle todo eso en la cara y no tapada por tus dos cochinos amigos. —Abyo estaba más que enojado, Ching tuvo que agarrar su mano para que deje de insultar. —Si no entiendes por la buenas, tienes que entender con puñetazos.
—No puede hacernos esto, Maestro, ella vive conmigo en medio del bosque, no molesta a nadie. —Garu sonaba desesperado, y entiendo el porque, yo lo estaba tres veces más pero no podía articular palabra, estaba sorprendida, todos, absolutamente todos estaban en mi contra. —Debe haber algun solución.
—Lo siento, es mi última palabra, ya he hablado con el padre de Abyo y si no se va del pueblo, tendrá que pagar el precio máximo que es la horca.
Nos quedamos en shock, ¿cómo que la horca, en qué año estábamos? Ahí fue cuando Dada se sacó la camisa, dejando ver sus músculos. Enarqué una ceja, ¿en qué momento? Bueno, da igual.
—No, es imposible, lo reto a...
—Está bien.
Todos me miraron, incluyendo el maestro Soo, yo no tenía ninguna expresión, y es que, ¿qué podía hacer? No me creían por más que dijera algo, quedarme ahí era una pérdida de tiempo y un insulto a mi reputación. Avisé que recogería mis cosas y que mañana partiría.
—Mi amor, no, podemos llegar a una solución. —Garu tomó mis manos. —No permitiré que te echen simplemente por histeria colectiva. Garu miró a Stephanie, y la señaló. —Ofrécele estadía.
Esta negó diciendo que no podía ya, sus padres regresarían por algún motivo. ¿Sus padres? Pensaba que ella vivía sola, pero mis pensamientos fueron interrumpidos por el insulto de Ring Ring.
—Definitivamente no sirves para una puta mierda.
—¡Que dejes de ser grosera Ring Ring!
Comenzamos a pelear hasta que Gao rompió el silencio, o más bien, pelea.
—Quédate conmigo. —Volteé a ver a Gao, quien me sonrió cálidamente, vi la cara de Stefie y Garu, no les había agradado mucho la idea pero, era eso o nada. —Siempre tengo lugar para mis amigos.
—¿Estás seguro Gao?
—Créeme, necesitarás compañía.
Sonreí y abracé a Gao fuertemente, quien también correspondió al instante, este me apretó fuertemente, besando mi cabeza, sonriendo plenamente.
ESTÁS LEYENDO
Un nuevo silencio [SEGUNDO LIBRO] [Garu y tú]
FanfictionLa relación estaba en su tope, todo iba en paz y todos estaban cómodos con su vida y satisfechos, nadie se esperaba algo que iba a sacudir tanto la aldea como la vida de ellos: Pucca había sido asesinada de una manera brutal, había sido un crimen de...