8: Maca sabe maldecir

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Es como si un interruptor se presionara y el ruido vuelve. Me pongo de pie de un salto, mi entorno comienza a dar vueltas y las náuseas me invaden. Me sujeto del respaldo de la silla y miro a mi alrededor, los pocos estudiantes que están en el comedor miran en mi dirección, pero no directamente a mí.

¿Hola? Estoy sangrando, ¿nadie lo nota?

Me giro y quiero tallar mis ojos, ¿en realidad está pasando? ¿O el golpe me está afectando? Maca está encima de Raquel jalando su cabello y la azota contra el piso, Renata y Camila tratan de quitarla de encima. No lo pienso mucho, arremeto en contra de ellas. Todo se vuelve un caos, jalones de greñas por acá, patadas por allá, mordidas por un lado y aruñones por el otro.

—¡DETÉNGANSE!

Unos brazos me rodean de la cintura y jalan para separarme de Camila, en ese momento la tenía bajo mi peso.

—Deja de moverte —La voz de Santiago en mi oído me hace retorcerme en sus brazos, su nariz se pega en mi sien e inhala —. Hueles bien.

Le doy un codazo en el estómago logrando que me suelte, aliso mi camisa y acomodo mi falda.

—Acompáñenme a dirección, ¡Ahora! —El director me mira y niega —. Usted primero vaya a enfermería, después hablaremos.

Una vez que la adrenalina abandona mi cuerpo, el dolor de mi frente y por otras partes de mi cuerpo comienza a latir. Maldigo entre dientes, espero que la herida en la frente no sea tan grave, por el bien de la idiota que me agredió —Raquel, claramente— más vale que no quede una marca en mi rostro. Maldición, mis padres enloquecerán.

Dejo salir una risita incrédula, vaya sorpresa me llevé al ver a Maca golpeando a Raquel, la chica tímida y temerosa hizo eso, sin problema alguno pudo derribarla. Una rara sensación de calidez comienza a abrirse paso directo a mi corazón al darme cuenta de que ella me defendió. Maca y la violencia no van juntas, sin embargo, no dudó en hacer uso de ella para defenderme.

—Pero... ¿qué te pasó? —Es lo primero que dice la enfermera al verme en el marco de la puerta, sus ojos me escanean de arriba abajo buscando más heridas en mi cuerpo —. Ven acá.

Le lleva alrededor de diez minutos curar las heridas de mi rostro, ninguna de ellas era grave o necesitaba ser cosida, eran meramente superficiales. Coloca un ungüento en un par de arañazos que se encuentran esparcidos en mi rostro, para luego hacer lo mismo con el golpe de la frente, que ya había dejado de sangrar, solo es un pequeño raspón. Por último, le coloca una gasa para que no se infecte, y eso fue todo. Le pido una pastilla para la migraña, la cabeza me va a reventar, así que decido recostarme en una de las camillas que se encuentra en el pequeño consultorio. Todavía quedan un par de clases, pero mi dolor de cabeza es más importante.

Un toque en mi frente me hace abrir los ojos y sobresaltarme. Frente a mí está Maca con sus cejas fruncidas y completamente despeinada.

—Hola —Me siento y froto mis ojos. ¿Cuánto he dormido? —. ¿Qué dijo el director?

Maca se sienta en el pequeño espacio que queda en la camilla.

—Nos llamó la atención y sorpresivamente me preguntó a mí qué había pasado —Maca, al igual que yo, tiene un par de arañazos en la cara y está despeinada. Ella siempre está peinada y en ese momento su cabello parecía un nido de pájaros —Raquel fue suspendida, por eso te agredió. Nosotras nos libramos de cualquier sanción porque conté todo —habla rápido.

—Espera. ¿La suspendieron porque me agredió o...?

—Fue suspendida antes, junto a Santiago —Sonríe ladinamente —. Por eso fue que te agredió. Maldita perra, te abrió la frente.

NADINE [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora