Cada vez que terminaba el día estresado, Seung Min bajaba del metro cinco estaciones antes de la que quedaba más cerca de su casa y caminaba hasta una de las galerías de arte más conocidas en su ciudad. La entrada en sí era gratuita, pero en la puerta principal había un pequeño buzón para recibir cooperaciones voluntarias y el joven castaño siempre se aseguraba de apartar siete mil setecientos wones* y dejarlos ahí antes de cruzar el arco hacia el interior del lugar.
No le prestaba mucha atención a las esculturas, él se acercaba directamente hacia el área con las pinturas porque ya sabía con exactitud qué deseaba ver. Llevaba meses usando una sola obra de arte para sentirse mejor, olvidar sus problemas por unos momentos, apagar sus pensamientos y ser una persona libre de preocupaciones. El título del cuadro era "Cielo despejado" y su creador, según la firma en una esquina, se llamaba Hwang Hyun Jin; a pesar de que sí se podía apreciar un hermoso día soleado con un cielo de pocas nubes en la parte superior del lienzo, lo que más resaltaba era el campo debajo, con un tono precioso de verde para el césped y unas cuantas margaritas a las que podía imaginar meciéndose levemente gracias a una brisa.
Ver aquella obra era suficiente para arreglar su día, por más terrible que fuera, y sentir que la sensación de que todo estaría bien lo abrazaba de alguna manera. Un suspiro escapó de los labios de Seung Min y poco después sonrió.
—Parece que le gusta mucho esta pintura.
—¡Sí! Es maravillosa —contestó sin mucho pensar, sin voltear a ver al chico que se había acercado a hablarle—. Puedo imaginar que estoy ahí si cierro los ojos por un momento, es como magia... ¡Sin duda la persona que pintó esto es increíble! ¡Si la tuviera frente a mí, la besaría!
—Oh... ¿En serio? —Rio el contrario—. No sé. Usted es lindo, pero también es la primera vez que nos vemos, ni siquiera sé cuál es su nombre.
—¿Qué?
Seung Min finalmente dio media vuelta y se encontró frente a frente con un joven un par de centímetros más alto que él, mismo que le mostraba la sonrisa más bella que había visto. Su cabello negro cortado en capas era lacio y a simple vista suave, su mirada oscura le transmitía calidez y el lunar pequeño cerca de su ojo izquierdo debía ser la marca de nacimiento más bonita que existiera en el mundo.
—Mucho gusto. Soy Hwang Hyun Jin, yo pinté "Cielo despejado" —explicó con simpleza—. Me alegra que mi obra le guste tanto.
El rostro de Seung Min se puso completamente rojo en cuestión de segundos. Había tenido la oportunidad de decir muchas cosas, ¡¿por qué tenía que soltar que era capaz de besar al artista?!
—E-es un honor... estar frente a ti... —Pudo decir el más bajo tras esforzarse—. ¡Digo! ¡Frente a usted! Tan cerca... Yo... Yo me llamo Kim Seung Min —inclinó su cabeza para saludar.
—Qué lindo nombre.
—G-gracias —hizo una breve pausa—. Por favor no piense mal de mí por lo que dije, lo que yo quería expresar es que su obra es realmente buena y me ayuda bastante cuando paso por momentos difíciles. Cuando dije que besaría al artista, en realidad era sólo una manera de decir que la pintura me parece genial, pero no lo besaría... Bueno, tal vez en la mejilla o algo así... ¡Un momento! ¡No! ¡No haría eso! Porque ni siquiera nos conocemos bien y... —Suspiró, todavía con la cara enrojecida—. Perdón. Debo cerrar la boca de una vez, ya hice el ridículo y cada palabra que suelto sólo hace que la situación sea peor.
Hyun Jin no pudo evitar reír con simpatía y así fue como su historia de amor empezó...
Hablaron durante un largo rato e intercambiaron sus números de teléfono. El pelinegro esperó unas cuantas visitas más a la galería por parte de Seung Min antes de pedirle una primera cita. A partir de ahí, sus sentimientos crecieron sin prisa hasta que los llevaron a convertirse en novios, siendo siempre tiernos uno con otro.
Después de un año como pareja, el castaño se fue a vivir bajo el mismo techo que aquel talentoso artista –a petición del mismo– y encontró un nuevo pasatiempo: entrar al estudio de arte de su novio mientras éste se encontraba ahí, trabajando concentrado en alguna obra y viéndose de lo más hermoso hasta con pintura en su ropa o en su rostro. A Seung Min le encantaba llegar a casa tras un largo día, acostarse en el largo sofá que Hyun Jin tenía en esa habitación y simplemente observar cómo creaba algo fantástico a partir de unas cuantas manchas de colores sobre un lienzo, incluso si luego de un rato terminaba por abrazar un cojín y quedarse dormido. Compartir ese espacio no dejaba de ser fascinante para ninguno de los dos.
La primera vez que Seung Min pudo apreciar el arte de Hwang Hyun Jin, pensó que esa persona debía ser alguien mucho mayor que él, como un hombre de tal vez treinta o treinta y cinco años. ¡Realmente se sorprendió cuando supo –gracias a un guardia de la galería– que tenían la misma edad! Siempre ansió conocerlo y en su vida actual todo era tan maravilloso que a veces aún no era capaz de creer que había encontrado el amor en aquel talentoso chico. Pensaba "¿En verdad no estoy soñando?" para después pellizcarse sin llegar a lastimarse, sólo para comprobar que lo que lo rodeaba era real.
—Seung Minie...
—¿Hm? —No abrió los ojos, pero le hizo saber al pelinegro que lo había escuchado.
—Casi siempre me desvelo por estar aquí, pero esta noche quiero pasar más tiempo contigo —sonrió de lado—. Salgamos a cenar cuando termine con los últimos detalles de esta pintura.
—Oh. Estoy cansado, Hyun Jinie —confesó con cierta pena—. ¿Podríamos cenar en casa?
—Está bien. ¿Qué tal si pedimos curry?
—¡Sí! Yo quiero porción doble de arroz, por favor.
—Todas las que quieras. ¡Yo invito!
—Eres el mejor.
Hyun Jin se levantó varios minutos más tarde, dejando a un lado su paleta y su pincel. Se acercó a su novio y le dio un besito en la frente.
—Te amo —le susurró.
Seung Min abrió los ojos, una risa corta y baja escapó de su boca un instante después y llevó una de sus manos hasta la mejilla del pelinegro, dándole una caricia con suavidad.
—Yo también te amo, pero tienes la cara llena de pintura seca.
—Como siempre pasa cuando termino de pintar —se encogió de hombros, mas le dedicó una sonrisa tierna al castaño—. ¿Puedes pedir nuestra cena mientras me ducho, por favor?
—Claro que sí —respondió—. Pero antes de eso...
Seung Min se levantó del sofá, estirándose para luego caminar hacia donde su novio había dejado su paleta. Se aseguró de que la pintura roja seguía fresca, tomó un poco de la misma con su índice derecho, regresó valientemente hasta donde estaba Hyun Jin y en la mejilla derecha le dibujó un pequeño corazón.
El más alto no necesitó preguntarle qué había hecho. El movimiento del dedo de su novio le bastó para saber qué adornaba su piel a partir de ese segundo. No hizo más que reírse y unir sus labios en un beso dulce –que fue correspondido–, teniendo cuidado para no manchar al contrario con la pintura roja.
—¿Ya puedo ir a ducharme?
—Uno más —pidió otro besito, el cual le fue concedido enseguida—. Listo, ya puedes ir.
Hyun Jin le dejó un tercer y último beso, sólo que en la frente. Salió del estudio y agarró ropa limpia de su armario para después dirigirse al cuarto de baño que estaba en su habitación. Al entrar, vio en su reflejo el adorable dibujo que su novio hizo con la pintura fresca y sonrió con sinceridad.
Estaba perdidamente enamorado y feliz.
Fin.
*7,700 KRW = 6 USD (aproximadamente).
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¡Hola! 💗 Quiero aprovechar esta corta historia para dar señales de vida, jaja. No he podido actualizar otros fanfics últimamente porque me falta tiempo libre. 😢
En fin, espero que les haya gustado esto. Sé que es cortito, pero lo escribí con cariño, lobitos. ¡Muchas gracias por leer, votar y comentar!
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Corazón de pintura [HyunMin]
FanfictionEncontró un nuevo pasatiempo: entrar al estudio de arte de su novio mientras éste se encontraba ahí, trabajando concentrado en alguna obra y viéndose de lo más hermoso hasta con pintura en su ropa o en su rostro. ⚠ PROHIBIDO COPIAR O ADAPTAR ESTA HI...