La vida de Andrew Jacobs. PT.2

18 2 48
                                    


▰▱▰▱▰▱▰▱▰▱▰▱▰▱

«—¿Es así como ves a alguien que amas?—»

▰▱▰▱▰▱▰▱▰▱▰▱▰▱

╰┈➤ 18 años de edad.

Felicidad.

Desde que estoy con ella mi vida entera es felicidad.

Los ojos de Alisa son verdes, su cabello es pelirrojo, y me enamoro todos los días de ella cada vez más. Somos jóvenes, pero eso no impide que la ame con toda la fuerza que puedo.

Pero aveces...el amor no es tan grande, no es tan grande como para perdonar.

***

— ¡Hoy tocaste increíble, Drew! — me dijo la pelirroja con una sonrisa. Yo enrede mis manos en su cabello y dejé un beso en sus labios.

— ¿Te gustó? — le pregunté con un tono juguetón.

— Me encantó.

Alisa había cambiado mucho en nuestros dos años de relación, se había convertido en una persona más amable e incluso cariñosa.

— ¿Así como tú me encantas a mí?

— Oh, cállate. — rodó los ojos.

Aquellos eran los momentos felices que pasaba con ella, pero también habían momentos malos. Cómo cuando le reclamaba por ser tan vil con los demás.

« ¿¡Cómo puedes ser tan cruel?! »

« ¡Tú no sabes nada! »

« Aveces no te reconozco, Alisa. »

« Tu ya no me amas. Dime, ¿𝙀𝙨 𝙖𝙨𝙞 𝙘𝙤𝙢𝙤 𝙫𝙚𝙨 𝙖 𝙖𝙡𝙜𝙪𝙞𝙚𝙣 𝙦𝙪𝙚 𝙖𝙢𝙖𝙨? »

Nuestra relación no era color de rosa y ninguno de los dos lo quería así, queríamos una relación con amor sincero.

Esa noche estaba en su casa. Mi madre pasaría a recogerme en unos minutos, las pocas veces que había visitado la casa de Alisa pude darme cuenta de que su relación con sus padres no era muy buena, estos eran distantes y ella lo era aún más. La bocina del auto de mi madre sonó y la pelirroja hizo una cara de sufrimiento fingido.

— ¿Ya te tienes que ir? ¿No puedes quedarte?

— Lo siento, cariño...— le dije negando con la cabeza.

— Bien. — sonrió de lado — Te acompañaré hasta la puerta.

Alisa se levantó de su cama y antes de llegar a la puerta pasamos frente al comedor de su casa, pude ver como está pasaba fríamente al lado de sus padres y les daba una mirada extraña, una mirada que me erizó la piel... luego abrió la puerta y me dejó pasar.

— Ve con cuidado, ¿Sí?

— Claro, te llamaré cuando llegue.

Salí de la casa y entre al auto de mi madre dejando un pequeño beso en su mejilla, al lado de esta, estaba mi hermana de doce años.

La Casa de Los Pecadores. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora