La Oportunidad Anhelada.

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Esta historia es mera imaginación mia y no debería tener nada que ver con los sucesos en cualquiera de los cómics, series o películas de la franquicia a la que pertenecen los personajes además de lo legalmente dicho referente a los personajes.

Gracias por su lectura. Disfrute 😁

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Cuando eres capaz de ver más allá de los ojos de la muerte, y te sumerges dentro de la oscuridad que te seduce, en un baile rojo que promulga sangre, alcanzas a ver el mar de las ensoñaciones que ignorabas, estabas buscando…

Todo había comenzado un fatídico día de lluvia. Pasó parte de la mañana exorcizando demonios en una zona residencial, en la que al final le dieron un agradecimiento vago y una patada por el culo. Días como aquellos odiaba su vida… Un poco más.

Tomó la botella de ron que descansaba sobre la barra casi vacía de ese bar lúgubre y se la llevó de fondo hacia la boca y su estómago, no se detuvo hasta que había bebido la cuarta parte de esta, que ya iba por debajo de la mitad.

-¡Maldita sea! -Masculló sintiendo el delicioso ardor en su garganta. Hacía un frío infernal, por lo que venía como anillo al dedo-

-Si no te conociera, John Constantin, diría que tuviste un mal día. Pero pensándolo mejor, en ti es usual los días de mierda -Dijo Frank, el cantinero y dueño de ese local. El tipo era algo alto y robusto con un bigote espeso y una boca muy sincera para su propio bien-

-Carajo Frank, ¿No te cansas de hablarme y opinar sobre mi día? Ya te mandé a callar como tres veces -Lo observó con sus ojos entre cerrados con molestia y una sonrisa maliciosa torciendo sus labios-

-¿Se te olvida que soy el único que habla contigo y escucha tus problemas? No es por nada, pero no eres lo bastante popular como para que alguien aquí te tome en serio.

Ouch. Eso fue directo a su enorme orgullo. Pero sólo rodó los ojos porque aunque le doliese aceptarlo, el tipo tenia la razón.

Soltó un suspiro pesado y volvió a empinarse la botella. Su único amigo real era el alcohol, y si fuera por el, se casaría con una botella de whisky del noventa y nueve.

-¡Mierda! -Exclamó Frank tirándose al suelo cubriendo su cabeza cuando la pared en la que colgaban los montones de botellas de licor cayeron y se destrozaron por completo. Escombros volaron y gran parte de la sala fue destruida-

Suspiró, porque tal parecía ese día no tendría un descanso. Y sin preocuparse demasiado, giró sobre su asiento y miró  al autor de la reciente devastación.

-Valla, pero si es Sardina humanoide. Es la segunda vez esta semana ¿Vas por un récord o algo así?

La burla era evidente. Seguía estando ebrio después de todo y no se permitiría abandonar su fachada de sarcástico y malicioso hechicero del mal, justo como lo tenía todo el mundo.

-Lo dice el hombre que se mete en peleas de bar casi todas la noches -Contraatacó King Shark con una sonrisa juguetona en su horrenda cara colmilluda- ¿Qué tal te va? -Preguntó como si nada, aun recostado sobre los escombros del bar. Tan molesto como siempre-

-Pues, me iba bastante bien hasta que entraste como bola de demolición a mi bar favorito…

-Uh, pues lo siento, doradito, pero estoy resolviendo asuntos importantes.

El estúpido mote lo hizo fruncir el seño mientras torcía los ojos. De verdad odiaba encontrarse con el…

-¡Nanaue! -Otra voz se manifestó en el lugar. Para aquel entonces, todos menos Frank, que se había refugiado tras la puerta de la cocina, habían huido. Cuando se fijo en la entrada improvisada, una figura grande y cubierta de músculos escamosos apareció por ella. Era casi tan grande como King Shark, quien se había puesto de pie otra vez- ¡Vamos a resolver esto, aquí y ahora!

Oportunidad AnheladaWhere stories live. Discover now