Prólogo

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Desde muy pequeño YoonGi le tenía mucho cariño a la naturaleza y no era para menos, había crecido en el campo rodeado de flores y de plantas que él se dedicaba a cuidar junto con las maestras. No era un niño problemático, todo lo contrario, era tranquilo y hasta tímido, era un niño de pocas palabras, hablaba lo necesario. Sin embargo, había un niño con el que podía hablar por horas sin cansarse: su mejor amigo JiMin.
  
Fueron encontrados el mismo día, en noche buena. YoonGi era un bebé de meses, mientras que JiMin contaba con unos días de nacido. Habían sido abandonados bajo la nieve sin importarles un poco a sus padres biológicos. YoonGi y JiMin eran inseparables, a los dos también les encantaba cuidar de las rosas del patio del orfanato, era de las muchas cosas que compartían juntos.

Cuidaban de las rosas con mucho amor, las cuidaban, las regaban y les hablaban bonito porque YoonGi siempre decía que sí hacían eso entonces las rosas se sentirían felices y crecerán hermosamente y JiMin, que era más alegre y hablador que él era quién más hablaba y saltaba alrededor del huerto.

Pero como en toda infancia, nada era para siempre.

Un día, cuando YoonGi tenía siete años y JiMin seis una familia rica de la ciudad llegó con intenciones de adoptar a un niño de más o menos esa edad, YoonGi estaba emocionado puesto que casi siempre las familias preferían a un bebé. Todos los niños conocieron a la familia, pero terminaron encariñándose con YoonGi por ser el niño más adorable de todos y por parecerse a su hijo fallecido.

—¡No quiero que te vayas YoonGi hyung!—Sollozó JiMin, abrazándolo.—¡Prometimos estár juntos para siempre!

Pero... yo también quiero una mamá y un papá, una familia JiMinnie.

E-entonces ya no quiero que me hables más.

YoonGi no durmió esa noche pensando en qué podía hacer para solucionar las cosas con JiMin. Esa noche que no durmió se le ocurrió la idea de no ser adoptado, de llorar porque no quería irse del orfanato.

Así fue.

Lloró desconsolado frente a la directora y a los señores Park que no quería irse del orfanato, que quería vivir allí para siempre con todos sus amigos. Al principio trataron de convencerlo y casi lo lograron pero la amistad que YoonGi tenía con JiMin era mucho más importante que una familia; una mamá y un papá como siempre soñó.

YoonGi lloró muchísimo esa noche al haber rechazado esa oportunidad y JiMin por una extraña razón no durmió esa noche en la habitación.

¡JiMin será adoptado!

Cuando se despertó esa mañana recibió la noticia de que sería adoptado por la misma familia que él mismo rechazó.

Prometo escribirte todos los días YoonGi hyung.JiMin lo abrazó fuertemente entre sollozos, YoonGi, inocentemente, le correspondió también llorando. Estaba feliz por él.

Espero que seas muy feliz JiMinnie...

Ese día JiMin se fue llorando, con una rosa en su mano. Se despidió de sus amigos, de sus maestras y también de su adorado YoonGi a quién le prometió volver a ver pronto que jamás lo olvidaría.

Pero, bien dicen que las promesas están hechas para romperse.

A partir de ese día YoonGi recibía cartas de JiMin todas las semanas, en las que le contaba cuán feliz era en su nueva casa, le habló de todo el mundo nuevo que estaba conociendo, de su gran mansión de que había piscina y un gran patio para plantar rosas que ya estaba empezando a preparar para llenarlo de rosas. No obstante, la felicidad duró muy poco al YoonGi recibir una carta de JiMin.

"No quiero que me vuelvas a escribir YoonGi hyung ni yo lo volveré hacer, me avergüenzas y no quiero que mis nuevos amigos ricos se enteren que estuve en un orfanato. Es la última carta."

Y su corazón se rompió en miles de pedazos.

Jardín de Rosas - YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora