El corazón de la gran casona era sin duda esa amplia, grande y espaciosa cocina que conectaba el comedor y la sala con la despensa, el patio trasero, los establos, lavaderos. Pues allí era reunión de casi todos los empleados de la casona y de la familia Kelubariz, la mayoría mujeres. La que comandaba y guiaba a las cocineras era Califa. Una mujer regordeta y algo petisa, de cabellos grises y ojos arrugados, pero con una vitalidad y energía muy jovial.
Latifa y Anisa se habían unido al trabajo como parte del personal, y colaboraban con la preparación de la cena que tenía muy ansiosa a Califa, a pesar de que Anisa la tranquilizaba diciéndole que todo olía y se veía fabuloso.
De pronto la puerta de la cocina que da al patio se abrió de golpe dejando entrar un poco de ventisca con arena y a un hombre cubierto de pies a cabeza.
- Pero ¡¿quién es el ser más estúpido que se le ocurre entrar por la cocina?!- dijo Califa, regañando y corriendo a cubrir algunos platos que descansaban sobre una gran mesa ubicada en el centro de la habitación.
- ¡Así q ahora soy el estúpido! - Zeth se descubrió el rostro divertido para asombro de Califa y las demás muchachas. Latifa se tapó la boca y Anisa sonrió.
- ¿Y a quien más viste entrar por esa puerta llenando mi cocina de arena? Con el perdón de tu madre Zeth, podrías haber entrado por otra de las tantas puertas que tiene esta casa ¿no? – le reclamó enojada.
- ¿Y perderme de molestarte un rato? ¡Ni loco! ¡Anoche no me dejaste ni un caldo! ¡Ni un mísero e insulso caldo para mí! -
- ¡¿Cómo qué no?! Ay muchacho insolente y desagradecido, ¡No me hagas enojar que si no estuviera tu madre aquí buena tunda te daría! – Califa lo miró entrecerrando los ojos.
-¡Pero si no hice nada! Solo morir de hambre porque tu no me guardaste la cena... ¿Qué tienes en esta olla? – Se acercó curioso a la estufa.
- ¡Ni se te ocurra tocar esa olla con tus manos llenas de arena! ¡Shú shú! Sal de aquí- Califa lo corrió con un trapo como si de un perro se tratara.
Todas rieron por lo bajo.
- ¡Déjame probar! ¡Solo un poco! ¡Muero de hambre! – Suplicó Zeth como si fuera un niño.
- ¡Pues eso te pasa por andar por saben los dioses dónde! Debiste esperar el desayuno antes de salir, o venir a la hora del almuerzo... Estas no son horas de comer ya...- Zeth tomó una cuchara y se acercó amenazante a Califa - ¡Te lo advierto! ¡Aléjate de mis ollas Zeth! - Califa tomó un palo de amasar para defender sus dominios... y cuando Zeth iba hacer la primera estocada, Anisa intervino.
-¡Basta ya Zeth! Llevamos horas aquí preparando esta cena. No molestes y vete a preparar, llegas tarde, cubierto de arena y te tomas la molestia de torturar a Califa...- Anisa lo reprendió.
- ¡Pero es ella la que empezó! Están de testigos que yo solo vine por algo para comer. – dijo encogiéndose de hombros esquivando el trapo de Califa que seguía ahuyentándolo de la estufa.
Las muchachas y Latifa rieron de la situación...
-¡Compórtate! Esta aquí tu futura suegra, bonito espectáculo estas dando- Anisa movió la cabeza en negación avergonzada.
Zeth no pudo ocultar su sorpresa, se había sonrojado ligeramente por la situación, tal vez no esperaba que alguien desconocido para el aún lo vea juguetear con Califa.
-Lo siento señora Latifa, no la vi al llegar, ya que fui "atacado" por la buena de Califa- se acercó a Latifa a saludarla.
-¡Jajaja! Qué bueno que estés de mejor humor hijo, toma- le dio un pequeño sándwich de queso y humus con vegetales que improvisó rápidamente- Un pequeño adelanto de la cena- le dijo Latifa divertida.
-Mnmnn ¡Muchas Gracias futura suegra! Por fin alguien bondadoso y caritativo en esta cocina...- Al decir eso le echó una mirada pícara a Califa.
-¡Deja de pasearte dejando arena por donde pisas! ¡Ya escuchaste a tu madre! - Califa lo perseguía con el trapeador por todos lados.
-Si su hija es una pizca de lo bondadosa que es usted seré muy dichoso, pues ya ve como me tratan por aquí- le dio un buen bocado al sándwich mientras buscaba un vaso para llenarlo de agua, mientras apropósito se paseaba por la cocina alrededor de Califa.
-¡Ni siquiera sacudiste tus botas antes de entrar! - lo retó Califa
-Te vas hacer más viejita Califa, reniegas demasiado...- le dijo el cargando el vaso con agua.
-¡Tu eres el único aquí que me hace renegar, fuera de mi cocina! – dijo Califa siguiéndolo con la escoba y barriendo los restos de arena que dejaba Zeth.
- ¡Me voy! ¡Me voy! Estoy saliendo...- se alejó levantando las manos y saliendo de la cocina con bebida y sándwich en mano.
-Lo peor de todo que siempre se sale con la suya y sale de aquí masticando algo a deshora... ¡Y decir que la tormenta no quiso que traiga a su cómplice Amín! - Se quejó Califa.
-Jajajaja tú los malcriaste Califa...- Dijo Anisa rompiendo en carcajada.
-Así es señora, pero usted ya sabe que esos muchachos son mi debilidad...-
-Lo sé, lo sé. Amín es el nieto de Califa, mano derecha de Zeth, se criaron juntos, son inseparables. Cuando eran niños Zihad fue muy estricto con Zeth. Demasiado a veces para un niño y Califa sintió el deber de contrarrestarlo y prácticamente lo adoptó como un nieto más. Puede ser el día más sombrío para mi hijo menor, pero él guardará su última pizca de energía para hacer reír o enojar a Califa. - Explicó Anisa a Latifa que miraba a Califa divertida.
-Tengo muy buenos recuerdos de la juventud de Califa en esta casa, ella es la verdadera dueña de esta cocina...-
- ¡Por supuesto que sí! –
-Oh! Recuerdo con mucho cariño a su madre, conversábamos mucho junto con la señora Fatma. Cuando ustedes se fueron al nuevo continente buscando mejor fortuna, ella venía y rezábamos juntas por ustedes. - Comentó Califa con nostalgia.
- ¡En sus cartas me lo contaba, si! Muchas gracias Califa. Eran tiempo convulsionados aquellos, pero aquí en este oasis siempre fue muy placentero estar rodeado de tan buenas personas como ustedes. - dijo Latifa.
-Aquí somos todos hermanos. Gracias a los Kelubariz que siempre se preocuparon por traer prosperidad a esta tierra. No se equivocaron en volver, aquí los dioses siempre se acuerdan de nosotros...- dijo Califa levantando las palmas al cielo como agradecimiento.
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Los hijos del Desierto
RomansaEn medio de un nuevo éxodo, la gente busca volver al viejo continente donde las leyes y las costumbres son más fuertes que nunca en una búsqueda desesperada de repoblar el mundo. La poderosa sangre de los bendecidos por el dios Seth debe prevalecer...