Noche sin Estrellas

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La torrencial lluvia caía sobre mi, hace bastante que no hago esto, por lo cual estoy oxidado, pero para sobrevivir, hay que vencer.
La casa que se plantaba frente a mi era la prueba de que la gente nace en distintos niveles, mientras unos se preocupan por dónde estudiar, y que empresa da mejores prestaciones, otros como yo, con 14 años y un hermano pequeño que alimentar, se preocupan de llevar el pan a la mesa.
Aunque empapado, la verja de hierro que rodeaba la gran casa no me detenía, tenía un objetivo claro, el amparo de la noche, y el ruido de la lluvia, hacia que mi figura escuálida y pequeña pasará inadvertida, y, luego de comprobar que no tenían perro guardián, avance hacia la casa, cuando llueve así, es muy fácil entrar, basta con esperar el siguiente trueno para golpear el vidrio de la ventana, y luego, abrirla desde adentro, para pasar a refugiarme en la casa que estoy a punto de robar, lo más importante en estas casas antiguas, es la platería, cubiertos, utensilios de cocina y de mesa, la plata se vende bien, por lo cual todo lo de plata va directo a la bolsa, luego de eso, y ya acostumbrado a la oscuridad de una casa dormida, empiezo a subir las escaleras, una gran estructura en forma de caracol, de madera de pino y con baranda de aluminio reforzado, está es una casa exquisita y elegante, ideal para desvalijarla, y conseguir el pan de las siguientes noches, al llegar al ultimo escalón, localicé la oficina del dueño de la casa, un estudio con una enorme biblioteca, que mantendría ocupado a cualquiera durante 10 años por la cantidad de libros que hay, me en la silla del escritorio, y forcé la cerradura de los cajones, para empezar a revisarlos, un pequeño fajo de billetes, un reloj, papeles, documentos, una navaja nueva, agarre solo lo esencial, la navaja y el reloj, un reloj de cadena, que se vendería muy bien, y me recordó al reloj que tenía mi abuelo, luego, volví a dejar todo como estaba, hasta que caí en la cuenta que estaba empapado, y debe rastros míos en toda la casa, asustado, empecé a levantarme en silencio, y, justo cuando iba a salir por la puerta, una sombra apareció en el marco, ahogando un grito, me escondí rápidamente en una de las cortinas que cubrían los ventanales de la habitación.
La figura que entró, era alta, fornida, pero renqueaba al andar, su bata cubría su pecho desnudo, y pude deducir que se acababa de despertar, lo que si me asusto, fue el rifle que empuñaba en la mano izquierda, a ciegas, empezó a palpar la pared, hasta que encontró el interruptor que encendió las luces de la habitación
-quien está ahí- dijo, con una voz ronca, empezó a avanzar, y conforme lo hacía, mi inquietud creció
-Por qué no me ve?-pensé, es bastante obvio que ya había girado su cabeza hacia donde estaba, y sus azules ojos miraron fijamente a dónde yo estaba, hasta que caí en la cuenta-el anciano es ciego-y justo en ese momento, que dio un paso, se resbaló con un reguero de agua, y cayó al suelo, haciendo que el rifle se disparé.
El estruendo que provocó sacudió cada hueso en mi cuerpo, odiaba las armas, pero jamás las había escuchado ser disparadas en un espacio tan cerrado, la adrenalina me lleno,  y salí corriendo de mi escondite, Vi una sombra correr hacia lo oficina, y oí al anciano gritar la palabra “ladrones” y mientras bajaba por las escaleras, un hombre desde arriba me apunto con el arma, y apretó el gatillo.
El horror del sonido hizo que no me detuviera, aunque empecé a sentir un dolor ardiente en mi espalda, mientras el hombre empezaba a bajar, yo agarre la bolsa con mi botón, y salte hacia la ventana rota por la que entre, el sonido de la lluvia me desoriento, sumado al dolor en mi cuerpo, como pude, escale la verja de hierro, y empecé a correr como nunca, al cabo de un kilómetro, me tumbe en el suelo, y mientras mi cuerpo caía inconsciente, veía el charco de sangre que se formaba a mi alrededor, y al desvanecerme, lo último que pensé, fue que acababa de ser asesinado, como cualquier otro vulgar ladrón.

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