📖CIENTO CUARENTA Y NUEVE📖

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P. O. V. LEVI:

Después de mi reunión con los chicos y de pensar que hacer a continuación, el domingo desde temprano me présente en hospital con Ami.

-¿Cómo estás? - le pregunté en cuanto aparecí en su habitación.

Ella estaba recostada en la cama, mirando a la ventana y jugueteando con la cuchara, de algún antojo suyo, en la boca.

-Bien, el doctor dijo que estaba mejorando, lentamente, pero lo hacía. - me respondió con un suspiro.

La mire con atención: su cuerpo comenzaba a transformarse para nuestro bebé, su vientre ya estaba creciendo y sus mejillas estaban sonrojadas como si todo el tiempo acabará de correr una maraton. Aunque, lo que seguía como siempre era su mirada de preocupación por la ausencia de nuestro hijo, darme cuenta de ello me regresaba el sentimiento de culpa.

-Mi Koinu... - susurro Ami trayendome a la realidad de nuevo.

Me termine de acercar a ella y me sente a su lado en la cama, solo para poder tomarla en mis brazos.

-Levi... Necesito a Kai, ya no puedo más... - siguió diciendo, la voz se le comenzó a quebrar, hasta que definitivamente las lágrimas corrieron por su rostro.

La acerque más a mi y deje que llorara todo lo que quisiera. Me rompía el corazón verla así, me recordaba a la vez que perdimos a Isabel y Farlan.

-Lo voy a encontrar, Ami. - le susurre para tranquilizarla.

Estuvimos un buen rato así, hasta que el cansancio la venció y se quedó dormida. Por la tarde, cuando se acerco la hora de la visita de su médico, este llamó a la puerta.

-Adelante. - anuncie.

Con extremo cuidado, para no despertar a Ami, la deje en la cama y me levante para recibir al médico.

-Ah, señor Ackerman, no esperaba que estuviera aquí hoy. - saludo el Doctor.

-Vine a ver como estaba. - respondí.

Me había quedado de pie junto a la cama, por lo que fácilmente podía ver como Ami respiraba con lentitud mientras dormía sin preocupaciones.

-Pues que coincidencia, déjeme revisarla rápidamente y podemos salir a hablar, estaba por enviar a alquilen a buscarlo. - explicó el doctor.

Asentí con curiosidad por su elección de palabras. ¿Qué era aquello que necesitaba mi urgente conocimiento?

El médico reviso a Ami, sus signos vitales, y luego me hizo una señal para que lo acompañará fuera de la habitación. Una vez afuera:

-¿Qué sucede? - pregunté inmediatamente.

-Bueno, señor Ackerman, esto no es fácil de decir... - comenzó a decir el hombre de bata blanca.

-¿Pero?

-Pero la señora Ackerman se encuentra muy delicada de salud, no corre el mismo peligro que una madre primeriza, pero nos preocupa que pueda perder al bebé si no mejora pronto. - soltó sin más. Lo mire esperando que continuará. - Verá, le hemos dado vitaminas y todo tipo de cuidado para que recupere sus fuerzas y su cuerpo logre adaptarse a los cambios producto del embarazo. Sin embargo, su depresión actual limita el funcionamiento de nuestros esfuerzos. Su recuperación está siendo demasiado lenta, a este paso su cuerpo fallara y podría perder al bebé...

-¿No hay algo más que puedan hacer? ¿Qué tanto más tiene que mejorar?

-Debe mejorar lo suficiente para que su cuerpo refleje el tiempo de su embarazo, ahorita pareciera que sólo tiene un par de meses cuando en realidad ya tiene 4 meses. - me explico el hombre, mientras revisaba su expediente. - Pero, ciertamente, no hay mucho más que podamos hacer, solo queda que ella tenga la voluntad de salvar al bebé que espera y nosotros solo podemos vigilarla para que no la perdamos a ella...

¿Perder al bebé? ¿Perderla a ella? ¿Tener la voluntad de salvarlo? ¿Salvar a Kai?

-Gracias, doctor. - me límite a responder.

-No hay problema, volveré para la revisión nocturna. - dijo antes de marcharse.

Volví a la habitación, donde Ami aun dormía cómodamente. Me acerque a ella y me arrodille junto a su cama, tomé su mano entre las mías y la mire dormir.

-¿Qué se supone que haga ahora? - susurre afligido.

Hacia años que no tenía un monólogo con una Ami dormida, hacía años que llevaba una vida tan tranquila que había olvidado el sentimiento de peligro inminente que me quitaba el sueño.

-¿Qué haré si no encuentro a Kai? ¿Qué pasará contigo? ¿Qué pasada con el bebé?

Deje caer mi cabeza sobre su mano, me sentía agotado y con ganas de rendirme. No podía rendirme, lo sabía, pero teniendo tanto que perder comenzaba a recordar aquel sentimiento que había enterrado hacia tantos años: el miedo.

«La última vez que había sentido tado terror, había sido en aquella batalla final contra los titanes, cuando intentabamos detener a Eren...

-Alguien tendrá que distraer a los colosales... - anunció Armin.

A lo lejos veíamos como aquellos titanes se acercaban cada vez más a nuestro lugar de despegue.

-Las bombas no alcanzarán... - anunció Jean.

-Serán suficientes para una distracción. - insisto Armin.

Mire a los presentes, yo era quien estaba en peor estado luego de mi encuentro con Zeke.

-Lo haré yo. - dije comenzando a prepararme.

-¡De ninguna manera! - gritaron Hange y Ami a la vez.

-Apenas puedes mantenerte de pie. - dijo Ami.

-Y además, junto a Mikasa, son las mejores armas que tenemos. - razonó Hange.

-Lo haré yo. - dijo Ami quitandome el equipo que ya había comenzado a ponerme.

Se lo arrebate nuevamente.

-No, tu no lo harás. Prefiero morir yo.

-¿Morir tu? Eres un imbecil si crees que voy a dejar que hagas eso...

CÁLLENSE LOS DOS! - nos grito Hange. - No es momento de discutir y por eso, serio yo quien distraiga a los titanes.

-Pero... - comenzó a decir Ami.

-Pero nada, todos aquí son más necesarios que yo. - me volteo a ver. - Erwin pensaba lo mismo y, además, yo estoy a cargo aún de la Legión. Como su comandante yo me sacrificare por la misión.

Todos nos quedamos callados. Entre Ami y Hange, realmente no quería tener que tomar la decisión de quien debía dar la vida por el resto y yo, no podía darla por ellas.

Hange se preparo y se fue despidiendo de uno en uno, deteniéndose un poco más con Armin a quien nombró como su sucesor. Cuando llegó a Ami la abrazo y le hizo prometer que sobreviviría. Yo seguía paralizado, incapaz de pensar en nada más que en la trágica despedida que nunca pensé que haría.

-Levi, perdón por no seguir aquí para cuidar a Ami, será tu turno... - me dijo cuando llego a mi. - Cuidados a todos.

Agache la cabeza, por primera vez en mucho tiempo había sentido como mi cuerpo temblaba y mi mente se nublaba. A falta de respuesta ella camino para alejarse de nosotros, al pasar a mi lado, puse mi puño sobre su corazón:

-Entrega tu corazón... - nuestro lema, esa era la única despedida a la altura de Hange.

-Entrega tu corazón.

Aquella despedida. Aquel temor más grande me acompaño el resto de la batalla. Sentía que había perdido a Hange y que la siguiente sería Ami. Si eso pasaba, la guerra ya estaba perdida para mi.»

Perdi a Kai. Estoy perdiendo a Ami. Como aquella vez, esto perdiendo todo lo que me importa. Y como aquella vez, solo me queda una cosa.

Entregar mi corazón.


Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora