P. O. V. KAI:
Después de un rato, cuando estuve lo suficientemente cuerdo y tranquilo, emprendí el viaje de nuevo a la casa de mi padre. No tenía prisa, así que camine lentamente, sintiendo un agudo dolor de cabeza que aprecia a cada paso.
-La ciudad es enorme, como para que me tenga que volver a encontrar contigo, Ackerman. - comentaron a mi espalda.
Me gire para prestarle atención al origen de la voz, no me sorprendía en lo absoluto, sus pasos pesados los había escuchado desde que el salió de la calle que acaba de pasar yo.
-¿No crees que es peligrosos que me sigas llamando así? - le dije de mala gana. - Ya te dije que mi nombre es Kai.
-Tienes la culpa por ser la viva imagen de tu padre. - me reprochó del mismo modo.
Chasquee la lengua y seguí caminando. Hasta que recordé lo que me había dicho Asher y me volví a girar.
-Grinberryall. - le llame. El hombre ya tambien había comenzado a marcharse.
-¿Humm? - respondió a medias, mirando por encima de su hombro.
-Gracias.
Se volteo y se cruzo de brazos.
-¿Por?
-Por tu intervención en la junta de la RG, Ash...
-Asher te lo contó, lo sé. - me interrumpió. - Me pareció sospechoso que el los defendiera, pero es obvio que es su “amigo”. En fin, no agradezcas, solo estoy saldando mi deuda.
Intento marcharse de nuevo.
-Grinberryall. - lo volví a llamar.
-¿Pero que carajos quieres? No tengo tiempo para ti, mocoso. - se quejo exasperado.
«Vaya hombre de tan poca paciencia.», me queje mentalmente.
-¿Podría hacerte unas preguntas?
-No.
Me quede boquiabierto. Se alejo y lo seguí, acelerando mi paso.
-¡Grinberryall!
-Maldita sea, ¿Cómo carajo me deshago de ti?
-Respondiendo mis preguntas, claro.
-No, largo.
-¿Por qué no?
-Porque no soy tu puta enciclopedia y tampoco tengo el más mínimo interés en serlo.
-Pero...
-Pero nada, solo cállate y fuera de mi vista.
-Si sabes que entre más te niegues más te voy a insistir, ¿verdad?
-Arai, Arai. Claro que lo sé, pero también se que si te respondo sacaras mil dudas más y te tendré pegado a mi todo el santo día. - siguió caminando de mala gana y yo lo seguía sin problemas. - Tengo trabajo que hacer, no tengo tiempo para jugar a la puta niñera contigo, mocoso.
-Kai. - le repetí. - Si bueno, tampoco me voy a rendir han fácil, así que me tendrás que sopor...
No pude terminar la frase pues un dolor agudo penetro mis sesos y los atravesó con violencia. Solté un quejido y me detuve, haciendo que Grinberryall se alarmara.
-¿Ahora que demonios? - me pregunto lanzando una mirada rápida a los alrededores por si alguien me había disparado a la distancia o algo así deduje.
-Mi... cabeza... - respondí sosteniendo mi extremidad con ambas manos y haciendo presión.
-¿Acaso te ordenaste no buscarme, no hacer preguntas o algo parecido? - me cuestionó al instante.
-No... - el dolor estaba pasando, lenta y dolorosamente.
-Si no fuiste tu mismo, ¿alguien más te dio una orden?
-¿Eso que tiene que...?
-¡Responde, mierda!
-No... - dude y lo pensé mientras alejaba mis manos de mi cabeza. - Bueno, no fue una orden, creo, pero Kikyō me dijo que no me alejara de la casa...
Por una fracción de segundo Grinberryall se detuvo para después, de procesar lo que acababa de escuchar, soltar una sonara carcajada.
-¡Ya, ya! Mejor aún, deja de fastidiarme y regresa antes de que tu Yadonushi provoque que se te muelan los sesos. - dijo entre risas antes de seguir su camino.
-¿Mi que?-pregunté dejando de lado el dolor de cabeza.
No respondió y se milito a seguir burlándose de mi.
-¡Por favor, Grinberryall! - le insistí siguiéndole el paso.
-¡No! - se negó rotundamente por milésima vez.
-Bueno, no me digas que es eso del Yadonushi y no respondas mis preguntas, pero no te quejes si te sigo a todos lados. - amenace.
-Inténtalo.
Si lo que quería era ver como me rendía, estaba equivocado, yo no me dejaría intimidar por su personalidad ni por sus amenazas implícitas en sus palabras. Así pues, seguí caminando a su lado.
Recorrimos gran parte de la ciudad, hasta que llegamos al área comercial ilegal; al pasar por las calles muchos observaban al hombre que yo seguía, otros saludaban con respeto a lo lejos, muchos más se escondían o se iban con temor. Aquello no lo detuvo y continuó como si no fuera un foco de atención.
-¿Eres famoso? - me aventure a preguntar.
No obtuve respuesta, en cambio se detuvo frente a una puerta de madera de lo que parecía ser un local de antigüedades.
-¿Qué es esto? ¿Qué hacemos aquí?
Me dirigió una mirada furibunda, pero de nuevo no hubo respuesta. Suspire fastidiado y solo lo seguí dentro del lugar; me había equivocado, no era una tienda de antigüedades, era como una tienda, pero sin ningún producto a la vista.
-¿Eres el dueño? ¿Qué vendes?
Lo único que había a la vista era un mostrador, en el cual, una mujer bastante joven y atractiva leía el periódico.
-¿Algún recado? - le pregunto Grinberryall ignorando mi presencia.
-Ninguno, señor, pero he dejado en su escritorio el siguiente encargo del Jefe. - respondió la mujer poniéndose de pie para saludarlo correctamente.
-Bien... Traé café y los expedientes de folio #0211.
-Si, señor.
Me abstuve de preguntar, pero no de seguir a Grinberryall que ya cruzaba a un costado del mostrador para encaminarse a unas escaleras ocultas detrás de un muro y que seguramente llevaban a su oficina.
-¿Eh, señor? ¿Trajo jn invitado? - le preguntó la mujer, su secretaria posiblemente.
Grinberryall me volteo a ver, me analizó un segundo antes de suspirar pesadamente en rendición.
-Es la obra caritativa del día, tráele café también.
No puedo negar que eso me emociono, pues quizá, solo quizá, si estaba dispuesto a darme respuestas, solo que lo que estuviera por decir no era un tema que debía tratarse en la calle. O eso me gustaría creer. Como fuera, más motivado, seguí sus pasos por las escaleras rústicas, terminando de subir había una puerta a la izquierda, la cual abrió sin siquiera usar una llave y entró en la habitación a paso tranquilo.
-¿Es tu oficina? - pregunte sorprendido.
El lugar constaba de una biblioteca bien surtida, con títulos muy similares a los que alguna vez vi en casa, había un escritorio en el centro d dla habitación y una pequeña sala de estar bastante bien cuidada para tratarse de algo de la ciudad subterránea.
-No, solo la tomo prestada desde siempre. - respondió sarcástico.
Chasquee la lengua. Creo que comenzaba a preferir el silencio de mi padre, estas respuestas sarcásticas me provocarían un peor dolor de cabeza.
-Ahora veo porque mi padre nunca te menciono. - me queje en voz baja.
-No me menciono porque yo se lo pedí...
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Levi's diary
FanficMiembro de la Legión de Reconocimiento, proveniente de la Ciudad Subterránea, hijo de una Ackerman, soldado, compañero, líder, amigo... ¿Qué más podría decir para describirlo? Levi Ackerman, uno de los grandes héroes. Pero... Aún hay más que contar...