|Extra|

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Una fina lluvia caía sobre la ciudad de Shibuya, las nubes grises surcaban el cielo, dándole un aspecto un poco sombrío a la habitación donde estaba. Tomo entre sus dedos la taza humeante de chocolate, le dio unos pequeños sorbos, la bebida estaba muy caliente, fue inevitable quemarse la lengua, al menos el líquido ayudo a calentar su cuerpo.

Takemichi dejó a un lado la bebida, procuró no moverse mucho, ya que alguien dormía plácidamente en su regazo. Sonrió con parsimonia, ya con las manos libres, las llevó directo a las hebras negras de su amante, plantando dulces caricias en su esponjosa cabellera oscura.

Un sonrojo ligero cubrió sus mejillas, no podían culparlo, su novio era demasiado apuesto y con aquel cambio de imagen que se hizo hace unos días, se había vuelto muchísimo, más hermoso que de costumbre. Delineo sus pómulos con su dedo índice, llegando hasta su cuello, donde se mostraba su tatuaje, justo en ese momento un reportaje paso en la televisión, su toque se detuvo abruptamente.

《 Continúa la ola de violencia, se reporta que los casos de homicidios relacionados con pandillas siguen en aumento, varios cuerpos se han encontrado, esta mañana cerca del puerto de Yokohama, se cree que fueron víctimas de la ToMan, una peligrosa banda en ascenso, la policía está intentando reunir pistas acerca de esa organización. Aunque por el momento no han tenido ningún avance en la investigación, lo cual los ha llevado a sufrir duras críticas de la ciudadanía, el Ministro de Justicia dijo...》

Todo estaba mal... Era algo demasiado obvio como para ignorarlo.

En cierto modo sabía que se debía a su culpa, el punto de inflexión definitivo fue sin duda el incidente del festival Musashi, donde había arrancado la vida de Kiyomasa. Ni Mikey, ni él, ni siquiera Izana fueron los mismos después de ese duro suceso.

Takemichi tuvo una infinidad de pesadillas, para su fortuna Manjiro siempre estuvo allí cuando despertaba llorando amargamente a media noche para susurrar que todo estaría bien, que nadie lo volvería a lastimar. Con el pasar de los meses, Takemichi pudo superar ese trauma, aunque la palabra correcta debía ser "normalizar."

Cuando Tenjiku absorbió a la Tokyo Manji, cambió definitivamente el juego, todo se volvió más... Serio por decirlo de alguna manera, de peleas tontas por cual pandilla se veía más ruda, pasaron a negocios turbios, que con el paso del tiempo iban subiendo de nivel.

Takemichi que ahora no se despegaba de su novio, había visto con sus propios ojos en primera fila aquel gradual cambio. Manjiro era un líder ejemplar, hacía lo que tenía que hacer... Todos sabían que tarde o temprano tendría que mancharse las manos con sangre.

Ese día finalmente llegó para su mala suerte; una noche luego de su graduación, Mikey descubrió que alguien planeaba vender información sobre la ToMan a bandas rivales. Izana lo dejo encargarse de eso, le prestó su arma y enfrente de todos los miembros, llamó al traidor, luego de exponerlo como la rata que era, sin ningún tipo de piedad, lo ejecutó.

Takemichi esa noche también estaba al lado de Mikey.

Fue un gran shock para todos al principio, en realidad la muerte no era algo que se viera a menudo. Las pandillas de Japón, no eran como las pandillas occidentales, aunque pudieron acostumbrarse al brusco cambio sin mucho problema, después de todo no fue la única ni última ejecución que vieron.

Si Mikey ya había cambiado desde que asesinó a Kiyomasa, ahora que había derramado sangre por su cuenta ya no hubo vuelta atrás. El futuro se selló por completo en ese momento, aunque Takemichi se preguntaba constantemente si sus destinos ya estaban condenados desde el primer instante que se vieron.

No sabía muy bien qué pensar acerca de eso, daba muchas vueltas al tema, porque a pesar de todo era feliz, si dijera que estaba arrepentido por sus decisiones sería una cruel mentira. La familia de Manjiro lo adoraba, nunca se sentía triste, tampoco se aburría, si no quería acompañar a Mikey o Izana con las gestiones de la pandilla, podía salir con Emma, obviamente Sanzu las acompañaba. Al principio a la distancia, como todo un guardaespaldas, pero luego Emma decidió usarlo para algo útil, como cargar las pesadas bolsas de compras.

No iba a mentir, era muy gracioso.

Dejando atrás cosas de las pandillas, todo iba viento en popa, Kazutora y Akkun se habían vuelto novios, Mitsuya y Hakkai seguían siendo los mismos tortolitos de siempre, Emma por fin se había declarado a Draken (este aceptó, estaban saliendo apenas, avanzaban tan lento, que era frustrante aunque al menos avanzaban) todo estaba relativamente bien, las cosas con Manjiro también estaban muy bien.

Su relación se había vuelto muy fuerte, sus sentimientos nunca cambiaron y los sentimientos de Mikey tampoco cambiaron, solo se habían intensificado. Eso por alguna razón hizo preocupar a Draken, quien solía preguntarle constantemente en voz baja cuando Mikey o (el chismoso) de Sanzu, no estaban cerca, si se sentía cómodo con toda la situación, incluso le llegó a decir que si quería escapar lo ayudaría.

Nunca entendió a que se debía esas palabras. Cuando se lo comentó a Izana, él muy enojado, solo le dijo que lo ignore, e hizo exactamente eso.

Todo salía mejor cuando seguía los consejos de Izana.

¿T-Takemitchy? — al estar tan enfrascado en sus recuerdos, no notó que su novio estaba despertando, continuó dando mimos en su cabello, haciendo a Manjiro lanzar suspiros cortos llenos de gozo.

— ¿Te desperté? Si quieres, sigue durmiendo, amor.

Mikey se restregó sus cuencas, negó con la cabeza, tras soltar un largo bostezo, que le recordó a un adorable gatito salvaje. Se incorporó, le dio un beso esquimal para luego recostar su cabeza en su hombro, se notaba que estaba recién despierto.

— ¿Qué estás mirando? — preguntó refiriéndose a la televisión, su voz grave salió ronca, Takemichi solo podía agradecer a Dios que ese bello espécimen que parecía un playboy, sea su prometido. 

— Solo las noticias, no hay nada interesante que ver — tomó su taza de té, la cual ya estaba algo tibia.

—Mph ¿Por qué no pusiste uno de tus animes favoritos? No tienes por qué ver cosas aburridas.

— No quería despertarte, además estaba disfrutando de las noticias, dejaron de hablar de muertes y ¡Hacen reportajes sobre gatitos! ¿No es increíble?

Mikey soltó una suave risa, asintió dándole la razón. 

— ¿Y quieres seguir viendo a gatos o quieres verme a mí? — su tono se volvió juguetón, su mirada se tornó peligrosa.

— ¿Ah? — Takemichi fingió pensarlo — Creo que me gustaría seguir viendo el reportaje de los gatitos.

Mikey hizo un puchero, frunció el ceño, le lanzó una mirada asesina a la televisión, lo cual hizo reír a Takemichi.

— Es broma, pero vamos a tu habitación. No quiero hacerlo aquí, Emma o tu abuelo pueden vernos — dijo muy avergonzado, recordando cuando Emma los pilló en medio acto (fue muy traumático para ella que seguía pensando que ambos llegarían vírgenes al matrimonio)

— Mph, bien... — murmuró, sus traviesas manos se metieron debajo de la faldita de su novio — ¿Vamos?~

Takemichi tembló ligeramente, su respiración se volvió un poco inestable, Manjiro sabía exactamente donde tocar, se había vuelto tan bueno, debido a la experiencia.

Era curioso para Takemichi, las mismas manos que estaban llenas de sangre, eran las mismas que lo tocaban con dulzura y lujuria. Mientras ellos compartían un momento dulce e íntimo, varios "Judas" estaban siendo masacrados en nombre de la Tokyo Manji Kai.

Al principio Takemichi pensaba mucho en eso, pero ahora poco le importaba.

Porque Manjiro era suyo, nadie se lo iba a quitar ¿Qué importaba si era un asesino? ¿Qué importaba si era posesivo? ¿Qué importaba si era celoso? Lo amaba tanto, tanto que no iba a dejar que nadie se lo quite.

Y Mikey sabiendo eso, era tan feliz.

Ambos estaban hechos el uno para el otro, sin duda.

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Travestismo |Maitake| |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora