Epílogo

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I knew the storm was getting closer. And all my friends said I was high but everything we've ever known's here. I never wanted it to die.
Estranged - Guns N' Roses


Mark se puso de pie de inmediato cubriendo con su cuerpo a Amai. Miró a los cinco chicos y supuso que la “batalla” la tenía ganada él por ser más alto y por tener más masa muscular.

El pelirrojo observó con desprecio y furia al rubio que se encontraba a unos cuantos metros de distancia. Si era más inteligente, podría utilizar su estatura a su favor. Axl era más petiso y con menos masa muscular que Mark por lo que sería más rápido.

— Aquí no hay nada — Dijo Mark. — Es mí novia, a ella le gustan los juegos sádicos a la hora de la intimidad. — Pensó que con esa mentira haría que los chicos se fueran.

Steven y Mark intercambiaron miradas. Uno decía “Voy a matarte hijo de perra” y el otro “Quiero verte intentarlo”. El ambiente era pesado, la tensión entre ambos involucrados era evidente; sin embargo ninguno hacia el primer movimiento ya que esperaban a que el otro lo hiciera.

Amai logró hacer ruido utilizando sus últimas fuerzas. La sangre que salía de su boca era abundante y no parecía querer detenerse; Slash se percató del movimiento y el ruido. Más decidió no alertar a Mark, si lo hacía era hombre muerto. El tipo le sacaba una cabeza y media.

— Sabemos que tienes a Amai ahí, maniatada — Habló finalmente el rubio más pequeño. — Sé que intentaste matarla cuando estaba en el hospital — Mark se puso tenso, ¿cómo sabía eso? — Ah, ¿te preguntas como lo sé? — Sonrió engreído. — Fui yo quien te reventó la cabeza con una bandeja de plata.

— Tú — Su expresión cambió. Arrugó su nariz, inclinó las cejas hacia abajo y frunció los labios. Sin precio aviso se abalanzó sobre Steven quién logró esquivarlo y hacer que él grandote se diera un golpe con las mesas y sillas.

Slash e Izzy aprovecharon la distracción y fueron hacia donde se encontraba Amai. Le quitaron las sogas de sus manos.

— ¡No sé atrevan a tocarla! — Gritó Mark en un estallido de ira. — ¡Los mataré a todos! Los haré pedacitos y se los daré de comer a los cerdos — Amenazó mientras se acercaba al moreno y al flaco, bajando un poco la guardia. El muy idiota creía que nadie le haría daño debido a que en el pasado solía intimidar a los demás con su altura y con sus músculos. Creía que está no sería la excepción.

Para su sorpresa, eso no asustó a Steven. El rubio estaba decidido a darle una golpiza. Mark sonrió de lado, meneó la cabeza y chasqueo con la lengua.

— Eres idiota — Dijo mientras se acercaba lentamente, cómo un depredador a su presa. — Sugiero que empieces a correr — Se detuvo a unos escasos metros.

— No me asustas — Aseguró el rubio más pequeño. — ¿Crees que tus músculos y tu altura me intimidan? Pues te equivocas — Se mantuvo alerta esperando a que Mark hiciera algún movimiento.

Entonces recibió un puntapié en los talones que lo hizo caer al suelo. Había sido tan rápido que no lo pudo ver. Mark se abalanzó contra Steven, lo sujeto por el cuello de la camisa y comenzó a golpearle en la cara con todas sus fuerzas. Steven intentaba defenderse, quiso golpear a Mark pero gracias a los golpes que recibía comenzó a sentir que todo su entorno comenzaba a desvanecerse.

Escuchaba los gritos de sus amigos pidiendo que se detuviera.

Los escuchaba lejos.

Muy lejos.

***

Le costó un poco reconocer dónde estaba, miró a ambos lados de la habitación. A un costado había una ventana con persianas americanas cerradas, una mesa de noche con un control de televisión y una lámpara de mesa. Al otro lado había una máquina que registraba el pulso cardíaco, el nivel de oxígeno en la sangre, la cantidad de pulsaciones por minutos y gracias al aparato reconoció que se encontraba en el hospital.

Illusion «Steven Adler» [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora