Nueva unión

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Jimin se sentó al lado de la Alfa y dijo que no se iba a ir. Así que no les quedó de otra que hablar enfrente del curioso Omega.

— Estoy esperando tú respuesta aún –Rompió el hielo la Alfa.

— Si estamos aquí es porque dicen que todo aquel que necesite refugio ustedes lo ofrecen. Realmente necesitamos donde escondernos.

— ¿Esconderse? ¿De qué o quién? –Preguntó Eun Na ya un poco preocupada.

— Hay una manada en las montañas del norte, ellos son los causantes de todo. Están matando a todos aquellos que se rehúsen a entregar a sus manadas. Se llevan a Omegas y Betas, los Alfas son demasiado fuertes, pero nos han llegado rumores de que no se meten con ustedes por la fuerza de sus guerreros y que tienen un as bajo la manga del que nadie sabe. No pudimos contra ellos, por eso huimos con la esperanza de que ustedes nos ayudaran.

— No entraremos a la guerra por problemas de otra manada, somos pacifistas, si nos buscan nos encuentran, pero nunca comenzamos los problemas. No pondré en peligro a mi manada por proteger a la tuya ¿Entiendes? Si los del norte vienen ustedes se van. Mientras, se pueden quedar –Jimin sonrió en grande.

— Gracias, de verdad –Agradeció el Alfa.

— ¿Puedo ayudar en algo Eun Na? –Preguntó el Omega.

— Puedes ayudar a curar a los heridos y cocinar para todos, seguro SeokJin está allá, puedes ir. Si te separas de ChangYeol no te dejaré ayudar más –Advirtió la chica.

— De acuerdo, muchas gracias –Le dejó un beso en la mejilla a la chica y se fue a cambiar para ayudar en algo el Omega.

— No sabía que eran pareja.

— No lo somos, es mi amigo y punto. Sígueme, iremos con NamJoon para movilizar a tu gente a algunas cabañas y ver donde ponemos a los demás.

Los dos Alfas salieron de la cabaña y fueron con NamJoon, los tres movilizaron a mucha gente, casi todos. Ya había amanecido por lo que no habían dormido absolutamente nada, y ahí seguían, ubicando lobos en cabañas para que fuera su nueva residencia.

— Solo faltan dos parejas por mover –Bostezó NamJoon.

— No te preocupes Nam, podemos moverlos nosotros dos –Le dijo la chica–. Ve con SeokJin.

— Gracias, nos vemos más tarde –Se despidió el Alfa y se marchó.

— Te llevas muy bien con todos aquí, y se ve que todos te adoran –Le dijo el Alfa con la cabellera de color negra y una beta gris.

— Nací aquí, y desde pequeña me gané su respeto y amor. Por lo que ahora que soy la Alfa de la manada depositan toda su confianza en mí.

Siguieron caminando y ubicaron a los dos últimas parejas en una cabaña, regresaron a la cabaña de Eun Na y esta le dió una de las habitaciones a YoonGi.

Se duchó y bajó a comer algo, Jimin le había dejado la cena echa a los dos Alfas antes de que ChangYeol lo hubiera venido a buscar para que ayudara a cocinar a los Omegas que se estaban encargando de alimentar a los nuevos inquilinos lobunos.

— Oye YoonGi –Tocó la puerta y enseguida el Alfa abrió–. Vamos a cenar, Jimin nos dejó la cena lista abajo.

Una vez los dos en la mesa comenzaron a comer en silencio, no se oía nada que no fuera los cubiertos chocando contra los platos o sus respiraciones pesadas.

— Quiero saber más –Rompió el silencio la chica–. ¿Por qué los de la montaña del norte quieren su manada? ¿Que les hicieron? ¿Que quieren? –Cuestionó.

— Ellos solo quieren poder, decir que son los dueños de todo. Dicen ser los causantes de la desaparición de las Alfas, también algo sobre esa estúpida profesía de la Mestiza.

— Entiendo, solo quieren pelea –Dejó de comer y se puso a pensar en qué haría si ellos llegaran a desafiarlos y ponen en peligro a su manada.

No nos quedaría de otra más que defendernos, no podemos dejar expuesta la manada.

— Estás pensando en qué harás ¿No es así? –La Alfa asiente sin mirarlo–. Yo pasé por lo mismo, me cuestioné muchas veces si realmente quería pelear hasta perecer en un campo de batalla y terminar entregando mi manada a esos lobos o si elegía vivir junto con todos los de mi manada.

— Terminaste eligiendo vivir. Pero tú y yo somos muy distintos, yo no estoy pensando en mi, pienso en cómo sería la vida de mi manada si muero y terminan bajo el mando de lobos. Pero nada en lo que pienso termina bien, no podemos ofrecerles paz, ellos no la quieren, menos un tratado, tampoco quieren.

— Solo fui a batalla con ellos una vez, llevé a mis mejores Alfas, ni siquiera hubo un Beta entre nosotros, y ellos eran solamente 9 Betas y un Alfa. No pudimos contra ellos, sus ojos estaban inyectados en sangre, tenían una fuerza descomunal, nunca pensé que eso fuera posible.

— ¿Solo llevaron Betas? No entiendo, si realmente hubieran querido ganar hubieran llevado Alfas fuertes que pudieran pelear.

— A esa conclusión llegué luego de que nos dejaran vivir. Nunca pasé tanto miedo en mi vida como ese día, me imaginé la vida que llevarían los de mi manada y no me gustó lo que imaginé.

Terminaron de comer en silencio y cada uno fue a su habitación luego de limpiar todo para que el Omega no tuviera que hacerlo después.

|| Mestiza ||→jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora