Todo lo que necesito eres tu.

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Antes de darme cuenta mi corazón lloraba una vez más. No es algo totalmente ajeno a mí, mi alma siempre ha sollozado en silencio. No tengo palabras exactas. Una mirada decaída y una expresión que lucha por mantenerse seria. "Llorar no sirve de nada" me dije a corta edad, comprendí que nadie secaría mis lágrimas, que nadie haría que el dolor se detuviera, y que, sin importar las circunstancias... yo siempre estaría solo. ¿Qué más podía hacer? Solo recordar el cuadro de un pobre niño que, de la nada, perdió a su madre y su mundo se trastornó y para él no hubo siquiera una palmada o alguna palabra de aliento. Puedo recordarlo, vívidamente, el día gris del funeral, el cielo entristecido se lamentaba la partida de mi madre, Shiori Akashi. Yo, parado en silencio, sosteniendo un clavel entre mis pequeños dedos, conteniendo las lágrimas, observando fijamente la foto de mi madre; mi mente en esos momentos intentaba procesar el pensamiento "ella no volverá". Más que temer a la pérdida, es mucho peor adaptarse a ella. Hubiera  preferido estar enterado sobre la condición de mi madre, tal vez de esa forma yo hubiera hecho lo posible por permanecer a su lado sin importarme nada más. Tenía una ligera noción, aunque apenas la tuve cuando alcanzó un estado crítico que ya nadie podía ocultarme.  Mi madre, cuando ya en cama tenía que estar, me dijo, sonriendo como siempre "Te amo, mi pequeño, todo está bien". Creo que... esa fue la última vez que ella me abrazó.

Mi padre, Masaomi Akashi, tampoco sabía cómo reaccionar, supongo que él hizo conmigo lo que mi abuelo hizo con él. Al morir mi madre, la ligera sonrisa que alguna vez adornó el rostro de mi padre, desapareció por completo. En el funeral fue... uno de los peores días de toda mi vida. Ese día comprendí que había perdido al único ser en la tierra que, sin importar nada, siempre me amó tal y como era, y sin importar que tan severo fuera mi padre, era capaz de darme libertad, sonrisas y diversión. La perfecta familia Akashi se había roto. Y eso, a lo largo, me afectó. ¿No es normal? Ya no había opción alguna, la debilidad estorbaba, las lágrimas inútiles... ¿para qué me quejaba? No recibiría nada, y posiblemente todo sería aún peor.

Aún puedo recordar las miradas recelosas de aquellos que se hacen llamar 'familiares' 'amigos de la familia' todos con máscaras falsas, buscando oportunidades y provechos, sin importarles la desgracia que había destrozado a nuestra familia. Todos, todos estaba ahí, observando a mi serio padre y a mí, y, aunque ellos pensaban yo no les escuchaba, mis oídos percibieron perfectamente los murmureos, "son monstruos" "no tienen sentimientos" "¿no podrían siquiera derramar una lagrima?" "Shiori se salvó de vivir con ellos". Posiblemente, mi padre escuchó todo, pero como siempre prudente, no dijo nada, puede que por otra parte estaba demasiado ensimismado en sus pensamientos como para prestarle importancia a las imprudentes palabras de la gente.

Y así, fue como recordé, lo dolorosa que fue mi infancia. Recordé todo, y como luego de perder a mi madre, cambió todo. El llegar de la escuela se volvió una tortura, una que aceptaba en silencio. Una parte de mí, buscando hacer feliz a mi padre, aceptaba con gusto todo. No importaba cuantas actividades extracurriculares me impusiera o cuantos artes, estudios o cosas tuviera que aprender y practicar, en el fondo una pequeña parte me decía que todo estaría bien, y que si yo, cumplía con las expectativas de mi padre, quizá algún día yo sería un Akashi digno de portar el nombre familiar y mi padre sonreiría una vez más con orgullo. Esos eran los pensamientos optimistas de mi 'yo' pequeño, con el paso del tiempo las cosas se deformaron.

Impulsado por la presión, el dolor y el estrés, yo me vi en la necesidad de crear a otro yo, uno idealizado a mi capricho, él era mi sueño, mi otro yo era todo lo que yo no podía ser. No quería que él fuera débil, y deseaba encontrar soporte, fortaleza y cariño en algo, no importaba el costo.

Él surgió en pro de que mi corazón, pese a su dolor y sollozo constante, encontrara un poco de alivio.

Pasó el tiempo y él tomó mi lugar. Fui débil, tuve miedo, yo se lo permití. Las cosas cambiaron y volví a ser uno, sin embargo, no era totalmente feliz, no era dichoso aún, aunque el peso se volvió más ligero, eso no cambiaba todo. Aún me faltaba mi madre y la desolación no podía llenarse con las "amistades" que tenía, no era lo mismo, algo faltaba.

Todo lo que necesito eres tu. [KNB YAOI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora