Emus maximus

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- ¿Escuchastes de la última hija de los Boonchuy? ¿Anne?

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- ¿Escuchastes de la última hija de los Boonchuy? ¿Anne?

- Aiden, obviamente que lo escuché. ¿Crees que vivo en una cueva?

- Ohhh, Oliver, siempre tan mala onda. Pero enserio, esa Anne me trae fascinado.

- No eres el único.

- Dijo, una bonita y adorable omega, que además, es un cambiaformas. ¿No es la cosa más linda y especial que has escuchado?

- A ver si mueves tu culo de la máquina, pelirrojo estúpido.

Ambos jóvenes miraron a la muchacha detrás suyo, piel oliva, cabellera azabache y ojos verdes.

Los dos chicos hicieron una mueca de confusión, no habían sentido un mínimo olor de la presencia de aquella chica.

Aiden rodó los ojos, separándose de la máquina expendedora donde estaba apoyado, tomando la mano de Oliver, los dos betas se fueron, caminando apresuradamente por el pasillo del edificio de la universidad.

Marcy por fin pudo pedir su gaseosa a la máquina, disfrutando el silencio que había provocado la ausencia de los otros dos.

En verdad, ella había escuchado acerca de ese caso tan especial llamado Anne Boonchuy; siendo una joven omega ya era bastante especial, pero no fue conocida hasta hacía unos días, cuando el mundo se enteró que la chica de diecisiete años era una cambiaformas; pasando de ser una muchacha a un hermoso lobo.

Por muchos años, se creían a los cambiaformas como un mito, algo propio de las películas de Hollywood.

Claro que Marcy tenía tanto interés en ese tema como lo que le importaba hablarle bien al estúpido de Aiden.

Un menos diez porciento, para ser más exactos.

Con su refrescos en la mano, volvió a la biblioteca, lugar donde se dedicaba a hacer las únicas dos cosas que hacía en la universidad: estudiar o dormir. Aunque siempre tuvo la costumbre de terminar haciendo la segunda cosa.

Dejando a sus pies la lata media vacía, se acostó en el sillón del fondo de la biblioteca.

La bibliotecaria era una joven alfa de poco más de dieciocho años que sabía de las siestas de Marcy, pero no le molestaba en lo absoluto, por otro lado, la despertaba sólo cuando un profesor o el mismo director entraba para corroborar el buen uso de la biblioteca; por esa razón, la azabache dormía con un libro entre las manos, así cuando se despertara, sólo fingía leer.

- Buenas tardes - saludó a la alfa tras el largo escritorio.

Marcy podía considerar a la joven como la persona que más apreciaba de toda su universidad, y la única que elegiría como amiga si tuviera algún interés en hacer uno.

- Hola, Wu.

A pesar de que la bibliotecaria sabía su nombre, Marcy nunca se había molestado en fijarse en su nombre, ni en la placa en su pecho o en la que descansada sobre el escritorio.

𝐃𝐞𝐥𝐭𝐚 - ᴍᴀʀᴄᴀɴɴᴇ - [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora