Introducción

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La apropiación cultural es, hoy en día, un tema polémico que suscita más de una opinión controversial. Mucho se habla de lo nociva que es esta práctica, pues invisibiliza a colectivos cuyas tradiciones y características que han sido usurpadas por sectores más privilegiados y empoderados de la sociedad.

Pero, antes que nada, se debe responder la pregunta primordial de ¿Qué es la apropiación cultural?

Primero, hay que decir que el término apropiación cultural es más popular que técnico; esto lo hace bastante propenso a bastardizarse y a tener una definición difusa, aunque se podría llegar a la conclusión general de que es la acción de incorporar o implementar aspectos y cosas evidentes de una cultura que no es la propia. Sin embargo, aquí está el primer inconveniente, pues esta definición puede o no ser completada por la idea de que dicha incorporación cultural suele hacerse sin mostrar ningún respeto y entendimiento por la susodicha cultura.

Si aceptamos cualquiera de las dos definiciones (es decir, la incompleta y la completa), delimitar que es y que no es apropiación cultural sería algo muy complicado, por no decir que imposible. No obstante, sí hay que comentar que la definición completa es bastante rebatible y cuestionable, sobre todo si insinúa que la apropiación cultural es algo malo por default, sin profundizar más en los casos y las cuestiones, mientras que la primera, al menos a grandes rasgos, se parece bastante al concepto (probablemente más académico) de aculturación, el cual se define como el proceso propio de los cambios culturales generado por la interacción entre sociedades distintas .

Con todo esto, surgen nuevas preguntas: ¿Cuáles serían los límites de la apropiación cultural? ¿Es algo de la nueva sociedad capitalista? Y, sobre todo, ¿Es buena o es mala?

El relativismo detrás de la apropiación cultural Donde viven las historias. Descúbrelo ahora