* ೃ ༄. ꒰Contractions꒱ 🍒 彡

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Enero se acababa. Remus estaba contando los días para que Pólux naciera, de hecho, según él, faltaban casi dos semanas para eso. Mientras tanto, el cuerpo de Remus se preparaba para eso. También lo hacían él y sus amigos. Por aquellos días, James y Lily se habían vuelto más unidos y el Potter aseguraba que “Evans ya había caído en sus encantos” y ambos ayudaban mucho a Remus.

Fue uno de aquellos días en los que a Sirius se le ocurrió una gran idea que implicaba tener que estar fuera de Hogwarts por un rato. De este plan solo estaban enterados James y Peter.

En ese momento, el castaño sintió una punzada en la parte baja del vientre.

—Ay —se quejó por el dolor.

—¿Estás bien, Remus? —le preguntó Lily, quien estaba acompañándolo, viéndose algo preocupada.

—Sí, Lils, todo bien —dijo, creyendo que eran dolores tan simples como las pataditas del bebé hace unos meses. —Oye, ¿no has visto a Sirius?

Su novio no se había pasado por la sala común de Gryffindor en todo el día y eso comenzaba a preocuparlo, pues normalmente —desde que su vientre le impedía moverse por todo el castillo— le avisaba cuando estaría en la biblioteca, en el campo de Quidditch o en detención con Filch. 

Mientras tanto, mientras Remus casi se comía las uñas por la preocupación, Sirius, James y Peter se encontraban en el centro muggle de Londres, cerca del Caldero Chorreante. Habían ido a Gringotts para que Sirius sacara dinero y lo cambiase a su equivalente muggle. Sirius miraba a su alrededor, tratando de encontrar una tienda de joyería. Cuando dieron con una, el pelinegro se apresuró en entrar.

—Buenos días —la sonrisa del joyero se veía algo forzada, la verdad es que estaba un poco sorprendido, normalmente no iban chicos tan jóvenes a la tienda—. ¿En qué le puedo ayudar?

—Quiero un anillo de compromiso.

—Ah, para su novia.

—Sí, novia… —los muggles eran raros, bastante raros, además de ir atrasados en tecnología, sabía que en la mentalidad también, pues le tenían repelús a las relaciones entre personas del mismo sexo. O al menos eso le había dicho Lily, y le creía a la pelirroja.

El joyero le mostró varios, sacando varias cajas, con el objetivo que Sirius escogiera uno, el ideal para su amado Remus.

—Esto se parece a escoger varita con Ollivander —le susurró James a Peter, quien asintió con una sonrisa nerviosa.

Después de lo que parecieron horas —o al menos, para los tres chicos—, Sirius se decidió por un hermoso anillo de oro amarillo, de diez quilates, con una gran aguamarina y circonitas blancas más pequeñas cortados en forma de corazón.

La aguamarina era la piedra correspondiente al mes de marzo, cuando Remus cumplía años, les explicó Sirius, después de pagar y salir para regresar al Caldero Chorreante; el brillo del oro no era algo de lo que Remus estuviera tan contento, pero sabía que su amado se merecía eso y mucho más.

—Y obviamente la forma de corazón representa lo mucho que lo amo —concluyó.

—Woah, nunca pensé en verte tan enamorado —dijo Peter, hablando después de mucho tiempo.

—Ya ves, efectos de Moony.

Tiempo después, el trío de chicos no sabría decir cómo se las arreglaron para regresar a Hogwarts, por la chimenea de la profesora McGonagall sin que ella los viera. Se guardaron la capa invisible y el mapa del merodeador que llevaban con ellos.

Al llegar, en la sala común no estaban Remus ni Lily. Alice les dijo que habían ido a la enfermería y hacia allá se dirigieron. Sirius se guardó la caja del anillo en uno de los bolsillos de su túnica, tratando de no verse nervioso, ¿por qué su novio estaba en la enfermería? Entraron y vieron a Madame Pomfrey explicándole algo al castaño.

—¿Qué está pasando? —preguntó Sirius.

—¿Dónde estabas? —contraatacó Remus, algo molesto y visiblemente agotado.

—¿Qué tiene? —ignoró la pregunta del chico, volviéndose hacia la enfermera.

—Contracciones. —Explicó ella—. Por suerte, están en un lapso bastante corto, pero eso significa que el bebé no tardará en nacer.

Un rato después, Madame Pomfrey les dio permiso de irse de la enfermería. Los merodeadores y Lily salieron de ahí, ayudándolo a llegar a la torre de Gryffindor. Sirius llevó a Remus a su habitación, mientras los demás charlaban en la sala común.

—¿Dónde estabas? —preguntó con ira el hombre lobo, sobando su vientre, al tiempo que Sirius rebuscaba en sus bolsillos.

—Espera, Moony, no te enojes. —Sacó la caja, poniéndose de rodillas, dejando ver el hermoso anillo que había comprado. Los ojos de Lupin empezaron a brillar con lágrimas de felicidad, su enojo borrándose de la nada—. Moony, ¿me harías el honor de ser mi esposo? Ya me has hecho feliz siendo mi novio y teniendo un hijo conmigo, pero…

—Sí, ¡sí quiero, Sirius! —exclamó. Con una sonrisa, Sirius le puso el anillo en el dedo. Luego le dio un suave pico en los labios, sentándose a su lado.

—Estuve afuera, buscando el anillo más hermoso para ti… La aguamarina es por tu mes de nacimiento…

Así que ahora estaban oficialmente comprometidos. Tanto Sirius Lupin como Remus Black sonaban bien, pero el azabache sabía que el castaño preferiría conservar su apellido. En cierto modo, pensó, había cumplido con lo que sus padres querían, pensó Sirius. Estaba comprometido, feliz e iba a tener un hijo. Todo eso con su persona favorita.

—¿No has comido, verdad? —preguntó cuando escuchó que el estómago de su prometido sonó.

—No —admitió con vergüenza, los elfos estaban ocupados sirviendo la cena en el comedor, todavía no se la habían dejado a él. Sin embargo, unos minutos más tarde, un elfo se presentó ante ellos con la cena para los dos. Al parecer, alguien sabía que estaban los dos juntos. Remus agradeció en nombre de ambos y empezaron a comer.

Ambos se sentían felices y enamorados, en su burbuja y nido de amor. El futuro, sin duda, se veía prometedor. Nada podía arruinar su vida tal y como estaba siendo hasta ahora, pensaban. Se amaban, eran felices y nadie los iba a separar.

𝐋𝐈𝐅𝐄 𝐌𝐈𝐑𝐀𝐂𝐋𝐄 | wolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora