Capitulo 4 - La maldición de la Momia Triste -

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Ya había transcurrido una larga semana desde la despedida entre Meiyo y Jax. 

Durante el camino, el Uzumaki logró localizar varios pueblos dentro del sur de Shurima. En cada uno de estos se acercó dejando un clon detrás; siempre quitando algún que otro estafador, usando un henge de las personas que vio en los anteriores pueblos o incluso algunos simplemente se escondían en las sombras mientras usaba un simple genjutsu para camuflarse con el entorno. 

Sabiendo que podrían reconocer a las personas que sustituyen, los clones simplemente noqueaban al civil, lo esconderían y se irían para que más tarde pudieran volver con otro aspecto diferente y usando otra coartada. 

Durante sus cortas visitas a los pueblos, pudo aprender la forma de vida que manejaban los Shurimanos. 

Si bien las historias de Jax no fueron muy detalladas sobre la situación de estos, ahora era consciente de que lo que narro el Kohari era un pasado ya bastante lejano para esta civilización. 

Aún podía ver cierta esperanza en cada uno de estos. Pero ¿Qué esperaban? o ¿Qué era lo que los mantenía en este lugar para no buscar una nueva vida en otra región más próspera? Después de todo, el gran Imperio Shurimano había caído, y sus guerreros Ascendidos fueron derrotados en sus propias guerras generadas por ellos mismos en busca de dominar Runaterra. 

Él los entendía, el deseo de resurgir desde las cenizas y volver a aquellos días de gloria haría que cualquier persona tuviera fe, aunque con ello conlleve a siglos de pobreza. Pero, actualmente no había ninguna luz que puedan seguir para hallar aquello que tanto anhelan. 

Con el deseo de satisfacer su curiosidad, el Uzumaki indagó en los libros dejados por Zilean para poder confirmar algunas de las historias y susurros que escuchó de las conversaciones de los distintos grupos Shurimanos que encontró en su viaje. 

SHURIMA

El imperio de Shurima fue alguna vez una civilización floreciente que abarcó un continente entero. Forjada, en una era ya olvidada, por los poderosos dioses guerreros de los Huéspedes Ascendidos, unificó a todos los pueblos discrepantes del sur e impuso una paz duradera entre ellos. 

Pocos se atrevían a rebelarse. Y quienes lo hicieron, como la condenada nación de Icathia, fueron aplastados sin piedad. 

Sin embargo, después de varios miles de años de crecimiento y prosperidad, la ascensión fallida del último emperador shurimano redujo la capital a ruinas y las historias de la antigua gloria del imperio se convirtieron en mitos. Ahora, la mayor parte de los habitantes nómadas de los desiertos de Shurima tratan de sostener su endeble existencia valiéndose de la tierra despiadada. Algunos construyeron pequeños puestos de avanzada para defender los pocos oasis disponibles, mientras que otros hurgan en catacumbas desaparecidas hace mucho tiempo, en busca de las incontables riquezas que, seguramente, yacen enterradas ahí. También están aquellos que viven como mercenarios, quienes cobran por sus servicios antes de desaparecer en los páramos sin ley. 

Pese a ello, unos cuantos se atreven a soñar con el retorno de las viejas costumbres. De hecho, recientemente las tribus fueron alertadas por los susurros del corazón del desierto, los cuales afirman que el emperador Azir ha vuelto para guiarlos en una era nueva y maravillosa. 

Ahora lo entendía, las actuales tribus que se mantenían vivas esperaban que ese susurro fuera una realidad y esperaban el llamado de su tan amado emperador para alzarse nuevamente. No estaban dispuestos a abandonar su hogar, y aunque ya hayan pasado varias generaciones, estos se mantendrían firmes hasta que ese tan ansiado retorno llegara. 

Un Uzumaki en RunaterraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora