Capítulo Único

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URSS es alguien serio, frío y hasta algo cruel a veces, pero ya no hay guerra, ya no está al mando de nada, esa actitud repelente la adquirió con el tiempo y ahora no puede dejarla aunque quiera, pero la realidad es que le gusta bastante ser así, adora imponer cuando llega a un lugar, siempre ha sido algo que ha disfrutado.

Actualmente tiene una relación larga y estable con Third Reich, quien ha conservado menos hábitos de guerra debido al poco tiempo que estuvo en el poder, a comparación del mayor, claro.

Reich se encontraba sumergido en su libro, sentado en el amplio mueble, de piernas crudas, con un pantalón suelto y un suéter grande color negro que le había regalo Alemania, el cual tenía escrito: "La vida no perdona la debilidad" en alemán, según Reich, esa es una buena frase para motivar y calentar el espíritu, eso, y una taza de té de manzanilla que su esposo compraba bastante últimamente, ya que entre ambos acababan la caja en pocos días.

Luego de unos minutos de completa paz y armonía, escucho una llave ingresar en la puerta principal de la casa, levanto la cabeza y se encontró con el corpulento cuerpo de su marido, y su carita cansada. Luego lo vio quitarse su enorme gabardina azul oscura, la cual obviamente había sido obsequiada por el de esvástica, ya que URSS no suele salirse de los tonos marrones, negros, y si está de buen humor, quizás algo blanco o gris. Dejo la gabardina helada en el perchero e hizo lo mismo con su bufanda negra.

— Bienvenido.

— Estoy de vuelta amor.

URSS dio pasos pesados hasta llegar al mueble, recostarse en todo el espacio que Reich había dejado, y posar la cabeza en los muslos suaves de su esposo, obligando a este a descruzar las extremidades.

— Veo que llegaste cansado.

Reich volvió a su libro sin darle mucha importancia al comportamiento de su marido.

— Reich...

— ¿Mmm?

— Necesito atención...

— Déjame terminar este capítulo —dijo sin apartar la vista de su libro.

— Uh... —URSS froto su cabeza en el muslo de su pareja algo desesperado.

— ...

— ¿Ya?

— ...

— Uuhmm... —soltó un suave quejido demandante.

— ...

— ¿Te falta mucho? —estaba cansado, se notaba en su voz gruesa y áspera.

— ...

Reich ya había dado sus términos y condiciones, no era alguien de cambiar opinión fácilmente, y URSS lo sabía, debía esperar, el problema, es que no quería esperar.

— Reich...

— ...

El silencio reino por unos segundos en el ambiente, Reich no se iba a disponer a repetir lo mismo, y URSS pensaba en cómo lograr ser más interesante que un libro de 109 páginas.

— ¿Puedo tener atención ahora? ... ¿No? ... Está bien...

— ...

El alemán no se inmutó, no era alguien a quien podías manipular con lastima. Los únicos capaces de lograr algo así, eran su hijo, y su cachorro, ya que a ellos los veía como criaturas sin malicia alguna y frágiles cual papel, de manera sentimental, claro, Alemania no es para nada débil físicamente, y su perro podría matar a alguien con unas pocas mordidas en el cuello.

URSS intentó cerrar los ojos un poco mientras pensaba en tácticas para llamar la atención del menor, no se había rendido, él no es alguien que acepta la derrota, y menos contra un simple libro.

Mimos y chimesito 《Nazunist》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora