6. Sentirse viva

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CAPITULO 6

Broocke.

Estando en la comodidad de mi habitación, sintiendo la vibración de las cuerdas de mi bajo, era tan delicioso saber que era yo la que le daba un sentido a este hermoso instrumento.

Mientras tocaba y cantaba, mi garganta vibraba por las letras de "Do I wanna know" es una de mis canciones favoritas de Arctics Monkeys, tenía tantas ganas de cantarla el viernes, pero ya que ese grupo tan conocido iba a cantar ese día, tendría que cambiar la presentación.

Sin querer mis pensamientos se vieron interrumpidos por una persona en particular. No me gustaba que mi mente estuviera desviándose a alguien que apenas conocía.

No sé que me pasaba, no entendía que me estaba haciendo Alexander, yo no me quería permitir tener algo con alguien, mi pasado me seguía atormentando cada maldita noche y hasta hace apenas unos pocos días no había sentido nada de esto.

Nunca había tenido este tipo de sensación y ni siquiera sabía que demonios era esto, pero con él me estaba empezando a sentir cómoda, no encontraba desagradable su cercanía y eso me empezaba a preocupar.

Tendría que alejarme y poner un alto a lo que sea que estaba pasando entre nosotros, no puedo arrastrar a alguien a mis problemas, a mi tormento.

Los recuerdos empezaron a golpearme esta noche, los gritos, ese rostro que conocía tan bien, esa persona a la cual había amado tanto, y que me destrozó, no, no, no, porque simplemente no había un artefacto para borrar todos esos asquerosos recuerdos.

No podía respirar, escuchaba su voz diciendome que lo merecía, sentí como caían mis lágrimas. Mi pecho dolía, y sentía como mi corazón estaba siendo estrujado. Conocía demasiada bien la sensación, estaba teniendo un ataque de pánico, necesitaba calmarme.

No encontraba mi maldito celular, necesitaba ayuda, y mis manos estaban temblando.

Cuando al fin encontré el celular le escribí a la única persona aparte de mi padre, que sabía todo de mi, o bueno casi todo, y estaría siempre para mi sin importar lo que fuera.

Broocke: Te necesito.

Simón: ¡¿Donde estás?!

Broocke: En mi apartamento

Simón: Llego lo más pronto posible, trata de respirar y no te agobies.

Minutos después escuché como alguien abría la puerta principal de mi apartamento y seguido de unas manos que tomaron mi rostro, mientras yo trataba de respirar.

-Tranquila B trata de respirar, shhh no llores cariño. -traté de hacer lo que Simón me estaba diciendo, pero los recuerdos eran muy fuertes. -Enfócate en mis ojos, no te dejaré ¿vale?. Piensa en tu música o en esos libros que hacen que tengas unas estrepitosas expectativas en el amor. -intentó bromear, pero se dió cuenta que no estaba funcionando.

-No puedo respirar, él viene otra vez, siento sus ásperas manos. -sentía como mis pulmones luchaban por recibir el oxígeno necesario. -No me dejes.

-B, nunca te dejaré, trata de respirar, tú puedes, eres fuerte e inteligente. -la voz de Simón sonaba tan suave, la forma en que sus pulgares daban pequeñas caricias en mis mejillas, me estaban y alejando todos esos pensamientos, sentí como empezaba a tranquilizarme. -Lo estás haciendo genial, como siempre lo haces.

Sentí como mi respiración empezó a ralentizarse y comencé a ver con mejor claridad después de restregarme los párpados ya que las lágrimas me impedían ver bien.

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