Aina Ivanova
El profundo sueño al que estaba sometida se termina. Al abrir los ojos me hace regresar a la realidad; realidad que aún me cuesta creer. La voz masculina de Alek me indica que hemos llegado a tierras italianas. Con solo una mirada me indica que preparé mis cosas y me aseguré de no olvidar nada en el avión.
Al bajar, una camioneta negra, propiedad del marroquí, nos espera fuera del aeropuerto para ser llevados a una de las propiedades de los hermanos Bronov, y continuamos con el protocolo planeado.
Al subir a la camioneta los marroquís emprenden el camino al pent-house, el cual, nos hospedaremos durante nuestra estancia en tierras ajenas.
¿Cuál fue la excusa para salir de Marruecos? Fue fácil, Abdel aún no regresa a sus tierras, por lo tanto, solo avise que saldría del país para arreglar unos asuntos personales sobre el clan de korolevskaya kobra. Él lo entendió y se ofreció a llevarnos a Italia. Su ayuda es muy personal, dejándome cada día más claro el interés que tiene por mí. Y no sé si tomarlo como una ventaja o desventaja.
La ayuda de Abdel nos desconcierta, no solo a mí también a los hermanos, nos brinda desconfianza. Alek propuso ser cuidadosos en caso de que Abdel nos esté vigilando, para ello tenemos otro plan. Estamos preparados para la guerra.
—Hemos llegado —anuncia uno de los trabajadores del marroquí.
A través de los vidrios blindados enfoco mi vista al exterior, observando una grande casa de dos pisos, color crema. Una casa hogareña muy popular de los años mil novecientos.
La camioneta se detiene y la primera en bajar es la pelinegra, va directamente por su equipaje y sin esperarnos, emprende el camino al interior de la casa. Seguido de Lara, los dos hombres extranjeros bajan nuestras pertenencias, las dejan sobre el césped, se adentran de nuevo a la camioneta y se van sin decir nada. Tomo mi equipaje y junto al rubio nos acercamos a la casa.
A cada paso, me impacto por lo hogareña que se ve y me hace sentir, e imagino a una familia viviendo felices es esos muros. Alek me permite entrar primero para después entrar él. Un cálido ambiente me recibe, «Tal como lo pensé». Además de ser hogareña y cálida, lo muros están cubiertos de cuadros y pinturas, la mayoría de ellos son de paisajes, objetos y muy artísticos. Pero al observar bien hay unos cuadros que captan mi atención. Son de personas, dos niños pequeños y una pareja de adultos, que al verlos no los reconozco, pero me imagino que son Alek y su familia.
Al escuchar la puerta cerrarse, Lara sale de una habitación, se acerca a nosotros y suelta un suspiro pesado.
—Estaré en mi habitación... No molesten.
Toma sus dos maletas y sube a la segunda planta de la acogedora casa sin mirar atrás. Al desaparecer miro al rubio y pregunto.
—¿A su habitación?
Alek capta mi pregunta y prosigue a explicar después de una cálida sonrisa.
—Es la casa de mis padres. Después de la caída del imperio de Alessandro nos refugiamos aquí —mira la casa con nostalgia —. Solos vivimos un par de años aquí con mi madre, después de su muerte, Lara y yo nos fuimos.
Soy consciente de que la siguiente pregunta que le haré puede afectarle, pero quiero saber más de ellos.
— ¿Y tu padre?, ¿lo dejaron solo?
El ambiente se pone nostálgico y puedo notar la tristeza en sus ojos verdes, aunque demuestre lo contrario.
—Después del asesinato de tu padre, fui a buscar a Lara. Al encontrarla la estaban lastimando, traté de ayudarla y defenderla, pero el hombre era más alto y fuerte que yo... Padre nos encontró y peleo con aquel hombre, pero el bando contrario empezó a buscarnos, debido a que éramos muy cercanos a Alessandro... Madre vino a buscarnos y trato de ayudar a padre, pero a cada segundo más hombres se acercaban. Padre le grito a mi madre que nos sacará, no queríamos dejarlo, pero de tanto insistir nos fuimos... No supimos de él hasta que la guerra termino, los tres regresamos a buscarlo y lo encontramos en el mismo lugar con severos golpes y el cráneo aplastado.
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Falsa Identidad: Amores que hieren (2do libro)
Fiksi UmumLa comprensión es el primer paso para la aceptación y sólo aceptando se puede recuperarse. Yo he aceptado mi pasado, soy consciente de lo que fui y lo qué sucedió a pesar del doloroso y fatal destino que pasé. La vida me dio otra oportunidad para am...