Las luces, los colores, la oscuridad decorada, y sobretodo, su voz. Esa hermosa voz, melódica, maravillosa... Todos aquellos estímulos en vista y oído le hacían desear que jamás terminara. Quería continuar escuchando su canto, sus letras metafóricas, sentimentales. La canción que más tocó su corazón fue la primera, esa en la que encontró similitudes con su situación, esa canción lenta con la que tanto lo se identificó. Jamás hubiera pensado que Eiji también pudo haber estado anhelando tanto su presencia como para crear algo tan profundo, emotivo, melancólicamente hermoso. Lloró, por supuesto que lo hizo, pero sonrió. Fue su manera de expresar el cúmulo de sentimientos. Esa simple sonrisa calmó la preocupación que su amigo pudo haber tenido, permitiéndole continuar el espectáculo sin tener que sentir el corazón romperse. A Daiki le encantó cada una de sus obras, las cuales revelaban muy bien el estilo y género que tocaban. Un admirable grupo de heavy metal muy melodioso y cargado de bellas letras centradas, en su mayoría, en los devastadores efectos del amor. Fue una placentera hora sin cansarse de oírles, llena de euforia y emoción. Y deseaba más, no tenía suficiente con tan poco. Pero debía recordar que no era un concierto, era un trabajo con su propio horario. Tal vez, si tenía la oportunidad de presentarse en sus ensayos... Aunque tampoco quería ser una distracción. La voz con timbre suave de Eiji siempre era la principal, pero las veces que su primo hacía coros o guturales tras la batería... se quedaba sin palabras, se le eriza a él vello de la nuca. Ambos eran muy buenos cantando a su manera. A la gente le apasionaba, escuchó todo el rato los gritos de los clientes, más femeninos que masculinos. Daiki estuvo tan ensimismado con su compañero que no notó que el bajista era ese chico de trenza azul que vio con él en la azotea de la escuela... El actual mejor amigo de Eiji. Por suerte, le dio muy poca importancia a su presencia.
Aplaudió tanto como sus manos se lo permitieron cuando la actuación llegó a su verdadero final. Rodeó la plataforma en cuanto los chicos comenzaron a recoger sus instrumentos y a bajar de ella por detrás. Esperó a que el más alto descendiera el último escalón, y fue entonces cuando se aferró a él en un intenso abrazo, todavía con la letra de la primera canción rondando y agitándose en su cabeza. Las ganas de llorar de emoción regresaron, pero debía ser fuerte. Eiji no entendió de primeras el por qué de aquel gesto, mas decidió que no había razón para la existencia de un motivo. Daiki podía abrazarle cuando y como quisiera. Sonrió conmovido y acarició su suave cabeza sin despeinarlo.
-Me alegra que te gustara. -lo supo desde que le vio dedicarle aquellas furtivas lágrimas sonrientes, le tuvo en el punto de mira todo el tiempo, observando sus reacciones, sus ánimos, sus saltos.
Daiki no supo qué decir, era de las pocas veces que se quedaba sin contestación, sin palabras, nada más que con una gran cantidad de bochorno. Decidió que tampoco hacía falta decir nada. Simplemente, se alejó un poco y le tomó de la mano, en silencio, antes de regresar a la sala de descanso para empleados. Deseaba hacerle saber cuánto significó esa primera canción para él, las tantas emociones que despertó, pero era tan vergonzoso... No se atrevía siquiera a imaginar sacar el tema si sentir que sus tripas se quejaban.
-¡Buen trabajo, muchachos! -felicitó Kenji, el primo de Eiji. -Hoy nos hemos lucido muy bien. -se giró hacia el par que acababa de entrar. -¿Qué te pareció, chico? -pasó por alto la cercanía de ambos, la manera en la que Daiki tomaba la mano del otro y que no soltó hasta que se dio cuenta de las miradas.
-Me gustó... -se quedaba corto, la realidad era que estuvo maravillado con el talento y el tipo de música que hicieron, pero era difícil expresarse después de haber sido derrotado de una manera tan sentimental. Se sentía débil y con poca capacidad para comunicarse verbalmente. Era extraño, nunca le había ocurrido algo así, algo que le impidiera hablar con soltura.
-No nos hemos presentado aún. -sin que el chico pudiera verlo venir, el de cabello azulado se aproximó y le ofreció estrechar su mano con una sonrisa. -Soy Kuta, encantado de conocerte al fin, Kamado-kun. En la escuela no tuvimos tiempo para ello. -el mencionado no tenía mucha idea de cómo conocía su nombre. ¿Cómo que "encantado de conocerte al fin"? ¿Había estado esperando por ese momento? ¿Desde cuándo? Apenas había transcurrido un día y ni siquiera se relacionó con él como para tenerle tan en cuenta. Con cierta duda, Daiki tomó su mano y fue interrumpido incluso antes de abrir la boca. -Eiji me ha hablado mucho de ti. Llevamos ya varios años como amigos y no ha parado nunca de mencionarte en varias ocasiones. Eres como famoso.
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Kimetsu no Yaiba: Next Generation
Fanfiction¿Alguna vez te has preguntado qué sería de nuestros jóvenes protagonistas en un mundo distinto, una dimensión alternativa en la que su hogar es la época moderna? Este spin-off de El Ascenso del Dragón cuenta las historias de Daiki, retoño de Tanjiro...