Su mirada se enfocó en la luna brillante en el cielo y en las estrellas que la acompañaban, mientras respiraba al compás del sonido que emitían las hojas secas de los árboles cuando caían de éstas. Si por ella fuera se quedaría toda la noche despierta disfrutando de la paz que sentía a medianoche, pero al día siguiente tendría que ir a la universidad desvelada y con más ganas de dormir que de prestar atención a las clases. Por ello, se levantó de la silla que estaba situada al lado de la ventana y caminó hacia su cama para dormir.
—Paola, hija. Despierta, se te va a hacer tarde...
La chica de cabellos dorados se despertó angustiada, con la respiración errática y el sudor resbalando por su rostro. Esa voz, la volvía a escuchar después de tanto tiempo, que por un instante -en medio del sueño- creyó que su madre estaba con ella, viva.
Miró el despertador, dándose cuenta que aún faltaba media hora para que sonará la alarma de las 6 a.m., quiso volver a dormir, pero, como otras veces le sucedía con el mismo sueño o mas bien recuerdo, sabía que no podría volver a conciliar el sueño. Así que, se levantó de la cama, y se metió a la ducha, dejando de paso el pijama en el cesto de ropa sucia. Una hora después Paola ya estaba lista para ir a clases, llevaba sus cuadernos, libros y la laptop en su mochila; se vistió con unos pantalones negros de una talla más grande, una camiseta azul claro y unas zapatillas que utilizaba hace años, desde que se los regaló su mamá en su cumpleaños número dieciséis. Suspiró ante el recuerdo y acarició la cadenita colgada en su cuello que llevaba grabado su nombre.
Salió del edificio donde vivía y se dirigió hasta la parada de transportes públicos que la trasladaban hasta la puerta de la universidad. Cuando llegó, caminó a paso rápido hacia la facultad de Letras.
Se encontraba enfocada en lo que el profesor de la universidad explicaba, y anotaba todo para luego al llegar a casa se pusiera a estudiar. Era lo único que hacía, para ella era importante pasar los exámenes, ya que, su objetivo es obtener el título universitario.
Por otro lado, Paola no se imaginaba que el chico sentado al lado suyo hace ya un año, la solía mirar cada que podía, pues él también era responsable en sus estudios, pero aún así, no podía evitar que su corazón latiera cada vez que la miraba, y hasta hace poco le comenzará a gustar cada parte de ella, cada expresión, movimiento o lo que fuera de ella.
La clase terminó y Paola salió casi que volando del salón de clases, sin darle la oportunidad a Iván de hablarle, otra vez ni siquiera pudo intentarlo, pues Paola siempre salía con prisa, estaba ensimismada en sus pensamientos o en su cuaderno. Suspiró triste, pero aún permanecía en él la esperanza de que algún día pudiera hablar con ella.
Paola se dirigía al otro lado del campus en busca de su mejor amiga. Lia recién había ingresado a la universidad y le había pedido un día antes que se encontrarán en el área de medicina, pues para ella aún le costaba acostumbrarse a su nueva vida de universitaria.
—Lili, ¿Cómo estás?— saludó Paola a Lia con entusiasmo. La extrañaba, ya que, no se veían mucho, debido a las clases y el estudio.
Paola había ingresado un año antes que Lia, ya que, está última no tuvo la oportunidad de dar el examen de admisión, debido que en su familia pasaban por una crisis económica.
—Hola Paola, estoy bien ¿y tú?— saludó Lia con su característica sonrisa.
—Cansada, ayer me quedé hasta tarde estudiando para el examen de hoy.
Lo dicho en cierta parte era cierto, Paola estaba estudiando, pero cansada de ello y fijándose en el brillo de la luna se detuvo y se sentó frente a la ventana.
Lia la miró mal, pues le había dicho ya varias veces que debía dormir y no estudiar tanto. Porque como en esos momentos Paola estaba con ojeras y un aspecto horrible.
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El Chico De A Lado
Teen FictionIván está interesado en Paola hace poco más de un año, pero Paola solo se fija en los libros y sus clases, pero un día comienza a recibir recados. ¿Será esto el inicio de algo llamado amor? Inicio: 20/02/23 11:32am