(1) ¿Te apetece un baile?

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Era un sábado noche en la capital y la música retumbaba con fuerza en aquel lugar. No sabía porque había dejado que Pantheon y los demás la arrastraran hasta allí, ella no era de salir y mucho menos a sitios tan abarrotados de gente. Y peor aún, ellos la habían arrastrado hasta allí pero había perdido de vista a cada uno de ellos.

Se acerco a la barra, dónde un chico alto y delgado le sirvió una cerveza, y allí se quedo; observando el ambiente. Se trataba de un local grande, con una barra más justo en lado contrario de la sala, al fondo había unas escaleras que conducían a los baños y por último el otro extremo daba paso a un gran patio dónde la gente bailaba y se bañaba en una piscina, fue ahí dónde le pareció encontrar al grandullón de su amigo. Estaba rodeado de chicas, no era extraño, Pantheon era muy atractivo con su rostro de hombre duro, responsable y misterioso acompañado de ese increíble cuerpo de gimnasio. Las volvía locas, incluso ella misma se había sentido atraída, pero la verdad es que él pocas veces mostraba interés alguno.

- ¿Con ganas de un bañito? -preguntó el camarero al ver su mirada fija en esa zona.

- No traigo bañador -se limitó a contestar nuestra pelirroja.

- Oh, pero no es estrictamente necesario señorita. ¿No sabe dónde se encuentra? -Leona se giro interrogante ante el comentario del camarero y él prosiguió- Está usted en uno de los clubs más liberales de la ciudad, si se dirige a la zona que encontrara más allá de las cortina rojas que hay pasada la piscina entrara en la Maison y allí, bueno, digamos que allí nadie lleva ropa.

-Vaya... -fue lo único que pudo decir Leona. Eso explicaba el considerable precio de la entrada- Muchas gracias por informarme. La verdad es que mi grupo de amigos simplemente me ha traído hasta aquí, habían oído de este sitio y querían venir. Ahora entiendo porque -añade riendo.

-¿A ti no te va? Eres muy guapa y varias personas te han echado el ojo -expresa el chico apoyándose en la barra.

- No acostumbro a prestar atención a eso la verdad, pero gracias por lo de guapa -contesta la chica con una sonrisa.

- Lástima, si no estuviera trabajando haría que te fijaras en ello -sentenció el camarero guiñándole un ojo, lo cual sonrojo a la aludida. Él se echo a reír- Bueno un placer hablar contigo, pero debo seguir trabajando. Hazte un favor y dale una oportunidad a este sitio.

Dicho eso se fue a atender a otra gente en la barra dejando a la pelirroja pensativa, ya que había venido y se había gastado ese dinero en la entrada lo mínimo que podía hacer era intentar divertirse un poco. Así pues se acabo lo que quedaba de cerveza de un sorbo y abandono la barra.

- Ese ha sido un buen trago -dijo una voz a su espalda. Leona se giro para encontrarse cara a cara con una chica rubia y blanca como la nieve de más o menos su estatura- ¿Te apetece bailar? -dijo empujándola suavemente hacía el medio de la sala.

La música y ella embriagaban todos los sentidos de Leona. La chica se enganchó a su cuello y con una sonrisa hizo lo mismo con sus cuerpos, así era fácil seguirle el ritmo. Bailar a su compás. El pelo rubio le hacia cosquillas en la nariz y su olor la cautivaba; era salvaje, no podía describirlo de otra forma.

- Eres nueva por aquí, ¿no? -preguntó acercándose a su oído, al hacerlo presionó sus pechos contra Leona que notó como el nerviosismo empezaba a correr por sus venas hasta sus mejillas. La chica sonrío- Veo que sí. Me llamo Diana, encantada -dijo separándose e indicándole que la siguiera hasta una de las barras. La pelirroja se presento y solo obedeció siguiéndola hacia la barra.

Una vez se hubieron abierto paso entre la multitud y llegaron a su destino Diana levanto la mano y pidió dos cervezas a la camarera, a los pocos minutos ambas brindaban. Leona no sabía porque.

- ¿Cómo has acabado aquí? -Preguntó con curiosidad la rubia y dándole un trago al botellín. La pelirroja la miro extrañada- No te ofendas, pero no pareces del tipo que viene a sitios así.

- Me trajeron unos amigos, no tenía ni idea de que era así -confesó Leona rascándose la nuca- Pero no he visto nada que lo distinga de otro lugar, quiero decir si todo pasa tras esas cortinas como decía el camarero no pasa nada.

- Eso es porque no te has acercado a la piscina aún y si miras a tu alrededor veras que la gente se anima -explico la rubia dando otro trago y observando alrededor.

Leona siguió su mirada y efectivamente, el local se estaba animando. En la pista varias parejas bailaban provocativamente y había varias parejas de tres, de reojo observo a Diana. Tenía los ojos grisáceos, si lo sumabas a su pelo rubio y su blanca piel parecía una persona fría e inaccesible.

- ¿Por qué te has acercado a hablar conmigo? -pregunto la pelirroja dando un sorbo a su cerveza y observándola, Diana centro su vista en ella de nuevo.

- ¿No es obvio? -pregunto, Leona alzó una ceja interrogativa- No sé si es que no eres consciente de tu aspecto o es que te gusta que te halaguen.

- Quizás las dos -respondió con una sonrisa.

- Para empezar tu sonrisa, es bonita. Y pienso que eres guapa. Además te he visto muy sola -añadió la rubia.

- ¿Te gustan las chicas? -pregunto Leona sin pensar, Diana empezó a reírse.

- ¿Y a ti?

- No lo sé, me fijo poco en la gente la verdad. Un cuerpo no acostumbra a decirme nada -respondió la chica con sinceridad, Diana la miro divertida- A ver, que tu cuerpo si me dice. Quiero decir, que puedo reconocer que eres preciosa...

- Tranquila, te entendí no te pongas nerviosa -cortó la rubia- Pero me parece interesante eso que has dicho- añadió acercándose hasta pegar su cuerpo y pasando los brazos alrededor del cuello de la pelirroja- ¿Qué te dice mi cuerpo Leona?

Leona se quedó en blanco, no sabía que decir. Nunca había besado a una mujer pero en esos momentos se moría de ganas de hacerlo, sus ojos se posaron en los rosados y esponjosos labios de Diana que sonrío victoriosa al notarlo. Sus manos rodearon la pequeña cintura de la rubia y esta dio el paso.

Diana llevaba la voz cantante, no habían parado de besarse durante el trayecto de la barra a los discretos sofás de una de las esquina de la sala. Sentó a Leona en uno de ellos y seguidamente se subió a horcajadas sobre ella, la pelirroja agarró el trasero de la rubia sorprendiéndola y provocando que Diana enganchara más su cadera a la suya. No podían dejar de besarse, era adictivo. La química entre ellas era palpable en el ambiente. Cuando se separaron para tomar aire ambas tenían los labios un poco rojos, Diana se mordió los suyos ante la visión de la chica que tenía delante; pelo largo y ondulado, pelirroja, una camisa negra con un generoso escote y unos jeans ajustados. Por su parte Leona apretó el agarre en la cintura de la chica que tenía delante, se veía demasiado sexy con ese vestido negro de cuello alto y espalda abierta, por no hablar de esos ojos y esos labios. Se incorporo un poco y con una de sus manos le acarició la espalda, después sus labios empezaron a besarle el cuello provocando que Diana se tensara y suspirara entre sus brazos.

- Mierda... Leona... Vamos a la Maison o a tu casa -ordenó la rubia.

¡¡Hola!!

Estoy muy desaparecida si lo sé, perdón... Espero que os haya gustado este fanfic :3 me apetecía escribir inspirado en otras cosas que no One Piece, pero estoy preparando otra historia sobre ellos también ;)

Pandora :)

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⏰ Última actualización: Feb 21, 2023 ⏰

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