Marie estaba caminando de vuelta a casa después de haber salido de la casa de su mejor amiga. Era tarde y la calle estaba oscura y vacía. Había un viento frío que soplaba y hacía que las hojas de los árboles crujieran.
Marie se apresuró a caminar más rápido, con la esperanza de llegar a casa antes de que la noche se volviera más oscura. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que algo no estaba bien.
En la oscuridad, podía sentir una presencia extraña que la seguía. Al principio, pensó que era solo su imaginación, pero cada vez se hacía más fuerte. Marie giró la cabeza varias veces para ver si alguien estaba detrás de ella, pero no había nadie allí. Sin embargo, el sentimiento no desapareció.
Marie comenzó a caminar más rápido, pero la presencia se aceleró con ella. Podía sentir el aliento frío en la parte posterior de su cuello y un escalofrío recorrió su cuerpo. Estaba aterrorizada y no sabía qué hacer.
De repente, Marie se encontraba rodeada de oscuridad. Fue entonces cuando la presencia se hizo más fuerte, y Marie se dio cuenta de que no estaba sola.
Unos ojos brillantes la miraron desde la oscuridad. Eran grandes y amarillos, y parecían brillar como si fueran fuego. Marie estaba aterrorizada, no sabía lo que estaba frente a ella.
Quería correr, pero sus pies se negaron a moverse. Estaba paralizada por el miedo, y no podía apartar los ojos de la criatura que estaba frente a ella. La criatura se acercó a ella, y Marie pudo sentir su aliento frío y hediondo.
La criatura levantó su mano larga y delgada y se acercó a la cara de Marie. Ella cerró los ojos, esperando lo peor, pero en lugar de atacarla, la criatura comenzó a hablar.
“¿Por qué tienes tanto miedo?” dijo la criatura en un susurro siniestro. “No te haré daño”.
Marie abrió los ojos y miró a la criatura. La criatura la miró fijamente y sonrió, revelando filas de dientes afilados como cuchillos.
“Te he estado observando”, dijo la criatura. “Eres especial”.
Marie no sabía de qué estaba hablando la criatura, pero sabía que tenía que salir de allí lo más rápido posible. Trató de apartarse de ella, pero la criatura la agarró por el brazo con una fuerza sobrenatural. Marie intentó liberarse, pero fue inútil.
Su destino fue sellado en el momento en el que obtuvo su don maldito, el poder ver lo que se oculta a nuestro alrededor.
