Aaron.
Estaba loco, totalmente loco por ella.
Sonreía como un demente desde anoche.
Aunque ella estaba pensándolo, siempre terminaba llevándome a sus brazos, y era algo que me hacía mucha ilusión porque al final de cuentas no podía reprocharme aquello si ella era la que me llevaba a eso.
Y yo era más que feliz de que eso pasara.
El hecho de que Lexie nos interrumpiera me molestaba porque yo quería seguir teniéndola así, piel contra piel, dentro de ella mientras saciaba toda mi hambre por esa mujer que me tiene totalmente perdido, pero en un punto agradecía que hubiera sido ella, no hubiera tenido cara para ver a sus padres descubrirnos en el sofá que utilizan para descansar los viernes por la noche.
Yo sé que ella me pedía tiempo, pero verla llegar con el mequetrefe de Noah me puso de todas maneras menos bien. Me dolía ver cómo le daba el chance de tenerla para él aunque sea unas putas horas, eso me enfermaba, pero también tenía claro que me lo merecía, yo también le hice muchos desplantes por culpa de Sydney, la traté como una cualquiera delante de ella, y nunca le di su lugar cuando debía.
Así que si este era mi castigo, tenía que aguantármelo.
Lo que sí sé es que estoy como flotando en el aire después de anoche. No sé si se deba a su embarazo, pero si es así le agradeceré a mi cachorro una y mil veces por tener a su mami así; loquita por sexo y que ese sexo se lo dé solo yo.
Hoy si tenía ánimos de trabajar, y estaba avanzando mucho en los proyectos y compromisos por mi buen humor.
Aunque no todo dura para siempre.
Recibo una llamada de Said Cohen, y aunque lo aprecio mucho, lo que me pide es algo que me mortifica.
—Vamos Aaron, no te estaría pidiendo esto si no estuviera seguro que Sydney ya cambió de parecer—. Me dice muy convencido—. Hablé con ella y me dijo que era la última conversación que necesitaba tener contigo. Que después de allí ya no te molestaría más.
Intento mantener mi profesionalidad con Said, pero no me va a durar mucho.
—Con todo el respeto que usted se merece Señor Cohen, ¿de verdad le cree a su hija?—le cuestiono con mal humor—Porque yo no.
Soy sincero, no quiero ningún tipo de acercamiento con Sydney, lo único que hace cada que la tengo cerca es arruinar todo aún más de lo que ya está.
Lo escucho suspirar.
—Sé que tienes tus razones para desconfiar, pero quizás ya ha aprendido la lección y sabe que debe alejarse. Solo quiere disculparse una última vez contigo, y luego se alejará. Yo me encargaré de eso.
Said es demasiado inocente y es un buen padre al final de cuentas, solo está queriendo que no vea a su hija como una loca acosadora. Recuerdo lo que Leah me contó sobre que Sydney se robó aquella carta en donde Leah me confesaba que está embarazada, y supongo que aunque no quiera verla tengo que aclararle ese asunto por última vez, y aunque ya no necesito la carta para enterarme de eso, es mía, y tiene que devolvérmela.
—De acuerdo, lo haré.—Digo soltando un suspiro—Pero solo porque ella tiene algo que me pertenece y debe devolverlo. Luego de esto, no quiero volver a ver a su hija.
—Gracias Aaron. Me encargaré de que Sydney no vuelta a molestarte.
Él cuelga la llamada y yo resoplo lleno de frustración.
Es agotador para mí saber que tengo que comportarme así con uno de los clientes más importantes de la empresa. Said es un hombre maravilloso, y no quiero tener malas conexiones con él, pero él entenderá que mi posición no es por gusto, es que Sydney ha cruzado demasiado la raya, y lo bueno de esto es que él parece tener eso claro.
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Mi Liberación #3
RomanceTERCER LIBRO DE LA SAGA MI ASESINO FAVORITO. Meses después de Leah haber heredado toda la fortuna de Jojo, las cosas parecen empezar a encajar a la perfección. Todo aparenta marchar a viento en popa que no existe el tiempo para preocuparse por absol...