Capitulo único.

86 5 2
                                    

Cuando yo era niño, acabé en la dimensión de Bill. ¿Por qué? 

Porque mis tíos me vendieron con tal de que la Tierra no fuera destruida.

Pero eso no lo supe hasta muchos años después. 

Y la verdad es que desde mis primeros recuerdos, me veo al lado de ese triangulo volador.

-¡Bill! ¡Me prometiste unos mostruoditos si me portaba bien y hacía los ejercicios!

-Si lo se pino. Pero ahora estoy un poquito ocupado aquí. -Hablaba el demonio de la locura un poco fastidiado porque no podía complacer al chico que le abrazaba con ternura. Con una mano sostenia al menor que le daba reclamos porque no cumplía con su parte del trato. Pero con la otra estaba torturando a un demonio traidor. Que alguna vez perteneció al circulo de confianza del Cipher. Pero que después conspiro para acabar con su mayor tesoro y eso no se lo iba a dejar pasar.

Claro que el pequeño Dipper tenía un hechizo para que no fuera capaz de ver lo que su protector le hacía al torturado.

-Biiiillll. Lo prometiste. -Decía haciendo unos pequeños pucheros inflando sus cachetitos y poniendo el ceño fruncido.

Debía admitir que ese ser lo hacía ceder ante todo. Y sería más que capaz de revelarse contra el mismo Lucifer por el humano. 

Por eso le perdió el gusto a torturar a su victima y solamente la asesino de una forma cruel y sin corazón. Así, le dejo una muerte agonizante mientras su captor se retiraba de ese lugar dispuesto a cumplir las peticiones del pequeño. -Ahora si, ya termine. Vamos a por esos mostruoditos que te prometí. ¿Si?

-¡Si! -Exclamaba alegre el niño apegandose aún más al demonio.

Ese era solamente uno de los tantos recuerdos felices que poseía Dipper. Ya tenía doce y debía admitir que aunque llego a tenerles rencor a los humanos por venderlos al señor del caos y la locura, se los agradecía porque solo de esa forma pudo conocerlo bien. Y ahora sabia que no era un demonio sin sentimientos como muchas veces escucho.

-Pino... ¿Tu eres feliz aquí? En el infierno rodeado de demonios.... Cualquier humano se hubiera vuelto completamente loco. -Le pregunto aquel triangulo quien abrazaba al niño con fuerza tras hacer esa pregunta. Le temía a la respuesta. Tenía miedo que la respuesta fuera un no y el contrario aún quisiera regresar con su antigua familia.

Le daba miedo que quisiera irse de su lado.

Pero no era el caso.

El castaño levanto la mirada y vio ese único ojo libre y pudo notar al isoceles con forma humana. Igual solo se le veía un ojo. Pero no le importo. Solamente le dio una sincera y tranquila sonrisa mientras contestaba. -Sí. Soy feliz Bill. Soy feliz cada que estoy a tu lado. Y no me importa si estoy en el infierno o en el fin del mundo. Si estoy contigo, siempre estaré feliz. 

El mayor no se esperaba esa respuesta. Pero le dio un tremendo alivio escucharla. Sin mencionar lo mucho que lo alegro.

-Además, los demonios no son seres tan aterradores como para temerles. He crecido con ellos practicamente toda mi vida, seria estúpido que les tuviera miedo. Y si un humano adulto no soporta estar en este lugar entonces tiene muy poca fuerza de voluntad. -Siempre le sorprendían sus respuestas porque nunca parecían ser las de un chico de su edad.

Por esa y otras razones era que ese pequeño humano era uno de sus tesoros más preciados.

Ambos se sentían bien estando con el contrario. Estaban en calma, en paz. Y podían estar hasta tres horas sentados en el pasto de su jardín favorito hablando de cualquier tema. Ya sea sobre el trabajo de Bill o sobre los impresionantes mosntruos que se encontraban en esa dimensión. Y cuando estaban solos, o no podían estar juntos se extrañaban en demasía. Todos los aliados del triangulo ya sabían de que se trataba desde hace varios años.

Gravity falls. One-shot. Billdipp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora