Y ahí estaban, dos jóvenes, dos amigos, dos almas gemelas que encontraban la paz que tanto necesitaban en el otro.
Era su última noche juntos, no volverían a verse en mucho tiempo, y ambos sabían, lo que eso les dolería.
Julián y Leandro se conocieron en la copa América y aunque al ojo público no tenían nada que ver, realmente se convirtieron en dos personas sumamente cercanas. Apenas hablaron sintieron esa extraña conexión que no se daba con nadie más, o que tal vez se dio pero se perdió.El mayor de los dos argentinos fue el primero en darse cuenta, ya que él tenía más experiencia con eso. Leandro había vivido esa conexión con alguien más, no solo eso, sino que además de encontrar la paz en esa persona, también encontró a alguien a quien brindar todo su amor, Leandro se había enamorado, se había enamorado de un moreno traído de Brasil, se enamoró de su sonrisa, de su cuerpo, de su espíritu, de sus ojos, de su alma.
Realmente Paredes esta vez decidió no enamorarse, porque la última vez que lo hizo salió mal, no porque Neymar lo haya engañado o algo parecido, sino que su gran amor tuvo que irse de viaje, muy lejos, a un lugar que ni siquiera una llamada llega, y a el ex jugador de Boca le dolía, por un tiempo le dolió hasta respirar, era feo despertar y no tenerlo, no tener más su calor veraniego tan distintivo traído de las favelas, aunque más feo era saber que la visa para su viaje era permanente. Y como no iba a quedarse en aquel lugar, si seguramente hasta Dios se enamoró de su sonrisa, de su jogo bonito, de su corazón tan simple y puro.Por su lado, Julián, a pesar de ser solo por unos cinco años menor que el de ojos color cielo, no tenía absolutamente ninguna experiencia parecida, con nadie. Tal vez sentía algo parecido con su mamá, pero no era igual, y él lo supo. Porque en el momento que vio a Paredes directamente a los ojos encontró la respuesta a muchas interrogantes que quizás nunca se realizaron en su cabeza, sintió como su carga era alivianada con tan solo una pequeña sonrisa de aquel hombre, y no entendía porqué, lo único que el ex River sabía era que le gustaba estar con Leandro, le gustaba la calma que él traía a sus emociones, le gustaba cuando el mayor lo abrazaba para festejar algún gol o porque simplemente lo notaba cabizbajo, le gustaba estar cerca del alma de aquel hombre.
Y Álvarez tenía miedo, tenía mucho miedo, miedo de no volver a sentir ese calor, de extrañarlo y tenerlo tan lejos, miedo de que nadie más pueda comprender esas emociones tan dañinas para él que muchas veces salían de la voz de su pensamiento y se encarnaban en su alma, porque realmente hasta el momento Julián siempre se sintió escuchado y comprendido por el de veintiocho años. Sentía que esos pequeños momentos que tenían juntos eran lo más valioso para su alma, los mates mañaneros con una leve charla sobre como se sentían, los suaves abrazos de Julián hacia el mayor cuando se daba cuenta que este extrañaba a su primer y gran amor, y cada una de las madrugadas que gastaban hablando de todo lo que pasaba por sus mentes, en ciertos momentos esas charlas eran inundadas por lágrimas y en otros simplemente colmaban de risa por anécdotas bobas de alguno de los dos.Y aquella tarde antes de la gran final cada uno de esos momentos paso vívido por la memoria de la retina de Julián, haciendo sonreír al pequeño apodado como "araña". En ese momento se dio cuenta que sería su último día conviviendo con Leandro, y eso hizo que algo en su corazón se apretara con angustia, no entendía bien que eran esos sentimientos tan extraños que le surgían por el Xeneize pero se dejaba ser, entendió que solo vería a Leandro un par de semanas, y que si reprimía ese sentir solamente le haría daño.
Tomo la decisión de pedirle a su compañero de habitación, Enzo Fernández, y luego a su compañero de selección, Paulo Dybala, si podían convivir esa noche en la habitación, ambos sabían lo que ocurría entre Paredes y él, ya que Julián le tenía mucha confianza a Enzo y Leo le tenía mucha confianza a Dybala, tanta como para contarle aquellos pequeños sentimientos extraños hacia el otro. Gracias al Diego ambos accedieron sin ninguna clase de problema, por eso mismo, está noche esperaría a Leandro, o como a él le gustaba llamarle; Dani, en su habitación, le daría la sorpresa de que aquella última noche, podrían estar juntos.
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No me olvides
FanfictionHistoria cortita de; como siempre un ship inventado (Julián Álvarez x Leandro Paredes) Inspirada en la canción de Abel Pintos "No me olvides" Estaba aburrida y se me ocurrió, una pequeña recompensa por no actualizar ‹𝟹