Capítulo 29 - Demasiado Tarde

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Iván sigue con Julia en el hospital. La mira dormir, y le acaricia la cara y el cabello. Está más ansioso que ella para que salgan de allí y puedan volver a su vida. El temor de perderla le ha hecho reflexionar algunas cosas, y tenía una idea fija en su cabeza. Por otro lado, también le preocupaba Tomás. Estar en casa era bueno, y le haría bien tener amigos, pero no era seguro. Noiret, donde estuviera, sabría que Tomás estaba con Cristóbal y le podía hacer algo. Llamó a su ahora padrastro, para decidir algo. Entre los dos y María, decidieron que al día siguiente trasladarían el niño a la casa de Rebeca y Martín.

Mientras tanto, Julia tiene un sueño intranquilo. Manuel le aparece y ella se asusta, extrañada.

- Julia.

- Hola. Eres el padre de Manuela, ¿no?

- Sí. Tengo que decirte algo importante.

Julia estaba muy confundida. No sabía si aquello era un sueño o la realidad... o una mezcla de ambos. Que ella supiera, no tenía nada que tratar con aquél señor.

- Estoy muerto, por eso vine a hablar contigo. Noiret me ha matado. Necesito que me oigas con atención, voy a decirte dónde me ha enterrado, para que me encuentren y mi familia pueda despedirse de mí.

Julia asintió con la cabeza. Todo aquello era un montón, pero ella estaba dispuesta a ayudar. Escuchó bien lo que dijo el hombre y trató de guardar sus palabras.

- Y una cosa más. Que ayudes a mi hija. No la dejes sola. Va a necesitar amigos en este momento. Gracias por tu ayuda. - El hombre desapareció y Julia se despertó de golpe, asustando a Iván.

- ¿Cariño, estás bien?

- Sí, sí. ¿Me puedes conseguir un papel y un bolígrafo?

Por suerte los tenía en su mochila y los cogió para ella.

- ¿Pasó algo? ¿Para qué quieres eso?

- Iván... - Comenzó Julia, mientras escribía en el papel. - ¿Qué pasó con Noiret y el padre de Manuela?

- No se sabe. Están desaparecidos.

Julia se quedó blanca. Entendió que no sabían absolutamente nada de Manuel. Iván notó su cara e intentó tranquilizarla.

- Pero la policía los está buscando, seguro que los encuentren pronto. Noiret se va a la cárcel y Manuel volverá a su casa.

- No, Iván. Ese hombre está muerto.

***

Manuel se había ido para siempre, pero su hija seguía allí, y se había animado a ir al colegio, aunque cada día sin informaciones se ponía peor. Al verla, Marcos se acercó a hablarle.

- Hola, Manuela. ¿Estás mejor? - Vino todo sonriente y atencioso, pero ella no se impresionó.

- No, pero no necesito un niñero. - Dijo dura, y se marchó sin darle oportunidad de hablar. Él la siguió corriendo.

- Oye, ¿qué pasa? ¿Por qué me hablas así?

- Porque ayer fui a ver a la friki, y escuché lo que decías a tu novia. - Se marchó otra vez, y Marcos no la dejó irse.

- Por favor, escúchame. Escúchame. - Cogió su cara. - Sí he dicho todo aquello. Pero no tenías que escucharlo!

- Ah, claro, resulta que la culpable soy yo!

- ¡No! He sido un gilipollas, un insensible. Lo que quise decir es que obviamente no hablaría así en tu cara.

- Muy bien, y de qué otra manera me dirías que no tengo ningún amigo? Que no tengo a nadie que me quiera excepto mis padres?

El Internado: Volverá La LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora