OO3

938 92 4
                                    

    —¿Y qué es lo que pensas hacer? A vos nunca te gustó salir. —Habló Nahuel. Era ovbio que a Lisandro en cuanto a socializar se le era horrible, era bastante introvertido, pero después cuándo lo conocían bien se le iba lo tímido.

    —Ya sé, pero cuti me invitó, sinceramente no sé que hacer. —Suspiró, se llevo un poco del trago de cepita a su boca.
    Aunque algo dentro suyo decía que no quería ir, por otro lado algo decía que no sería nada malo, después de todo sería probar, si no le gustaba se iría, y listo, no iba a hacer tanto quilombo.

    No se quiere preocupar mucho más porque aún faltan alrededor de dos días, además para que después termine no yendo, así que deja el tema aún lado para hablar de otra cosa con Nahuel, hasta que luego pueda irse a casa junto a Cuti.

    —¿Aun seguís pensando que Cris es lindo?

    Lisandro frunció el seño ante repentina pregunta, dándole sentidos a estos, volviendo a la realidad cuándo entendió. Un repentino dolor de panza se apoderó de el fuerte.

    —¿Qué es esa pregunta? —Lo miró raro, haciendo una mueca ante el malestar.

    —No sé si te acordas, pero desde el primer día de clases me dijiste que se te hacía bastante lindo Cristian, que sus ojos te ponían nervioso y que-

    —¡Sisí ya me acordé! —Le estampó la palma de su mano en la boca del contrario, este se quejó por la repentina acción. Enseguida Lisandro sacó su mano y pensó unos segundos. —La verdad, esque en ese tiempo era un pendejo de dieciséis años Nahuel, ni sabía lo que decía.

    —Ujum, sí. —Su cara se desvió a otro lado, dando a entender que no estaba creyendole nada a lo que Lisandro había dicho.

    Un silencio abrumador los invadió, después de la respuesta que dió Nahuel no se dignó a seguir hablando, menos de ese tema, con tan sólo de hablar de Romero lo molestaba, o ni el sabía porque.
Algo dentro suyo decía que si seguiría hablando de él se dejaría llevar mucho por sus sentimientos y quién sabe hasta que podría llegar a pensar.

    Lisandro era una persona muy resguardada de por sí, nunca le gustó salir, odiaba ser introvertido, le costaba demasiado socializar, porque desde que su adolescencia empezó, sus padres le prohibían a toda costa cualquier fiesta que les parecían según ellos que puedan afectar en el aprendizaje de su hijo. Está bien, Lisandro no los culpaba, querían cuidar de él, pero hasta incluso aveces cuándo sus ex-compañeros de secundaria se juntaban en sus casas, ni siquiera lo invitaban.
    Una de las excusas que ellos decían era la típica frase de 'No te invitamos porque ya sabemos que no te dejan' está bien, él lo comprende, porque es cierto. Incluso al no poder ni hablar con sus compañeros, que solamente los veía durante clases, sentía que sobraba nomás. Después cerca de sus quince años, sus padres debieron mudarse por problemas de trabajo de su madre, teniendo que trasladarse a otra ciudad. Sabía que se le iba a ser bastante difícil tener que integrarse con sus nuevos compañeros de secundaria, pero almenos esta la mantendría ocupada, literalmente era una escuela técnica, vivía más en la escuela que en su propia casa.

    Ahí es dónde conoció a sus dos mejores amigos, Nahuel y Cristian. Sí, a Lisandro le costó bastante tener que adaptarse al ritmo de estos, pero, fue fácil poco después. Eran adolescentes de dieciséis, salían a la placita a tomar mates y comer facturas, o si en caso que era verano, tererés y unos sanguchitos de miga. De paso ahí aprovechaban para jugar en la canchita de fútbol que cada vez que los nenitos mas chiquitos jugaban, al ser ellos más grandes, los terminaban corriendo a los pobres nenes.

    El resto de la secundaria se basó en ellos nomás, Lisandro sacaba muy buenas notas, sus padres decidieron darle almenos un poco de libertad, pero si él quería salir, que estudie.
Cuándo los tres terminaron la secundaria, los tres se pasaron a la misma universidad. Cabe aclarar que además de querer comenzar en esa institución por sus estudios, también era porque dentro había un club deportivo, a los tres les encantaba el fútbol, así que ya en primer año participaban del club de fútbol de la universidad.

    Por eso cuando miraba a Cristian, ya no era el mismo que antes, Lisandro siempre fue demasiado cercano al morocho, eran uno de los pocos que sabían jugar muy bien el fútbol, era bastante difícil ser defensor, no era fácil y lo sabían. Pero cuando haces algo que te gusta, sabés que le pones dedicación, fueron incontables las veces que Lisandro se había lesionado, término con un codazo en su ojo en un partido que realizaban distintas universidades en los juegos escolares, pero no importa, si su equipo ganaba estaba satisfecho. Porque su esfuerzo valían miles.

    Pero volviendo a lo de antes, Cristian se había volvido bastante diferente, -aparte que son compañeros de pieza-. Se conocían mucho más, Cristian había tenido bastantes novias a lo largo de su adolescencia, este fue más de minas para pasar el rato que una pareja fija, hubo veces que licha tuvo que irse hacia la pieza de Nahuel en un enojo inexplicable, no sabía si era porque cada vez que el cordobés menor traía a una piba a su pieza para poder tener relaciones, le detestaba al no tener un compañero de pieza respetable. O porque sabía que convivía junto a él, que no  compartía pieza con una piba, sino con su mejor amigo que conocía antes que cualquier otra piba que traía a la pieza. Lisandro en cambio, sentía que todo era distinto, nunca fue así,  nunca le interesó y supo lo que es tener pareja.

    Mientras caminaba con Nahuel, dirigiéndose al club, ya que prácticamente les tocaba ir al entrenamiento, unos brazos rodearon su cintura, logrando sacarlo de su trance volviendo a la realidad, miró a su lado, encontrándose con los ojos cafés de Cristian.

    —Epa, ¿A dónde van?

    —A entrenar cuti, ¿Dónde más?

    —No sé, no tengo ganas de entrenar hoy.

    Lisandro volteó hacia al frente, le salió una mueca de su rostro, sorprendiendose de la respuesta del cordobés más chico.

    —Andate entonces con la de tercero gil. —Le salió, no midió sus palabras y se comió una mirada interrogativa por parte del más alto. Antes de entrar, Nahuel siguió de largo llendo a los vestidores, en cambio Licha se quedó en la entrada junto a Cuti.

    —¿Qué? —Soltó con  molestia en su voz.

    —¿A quién te referís con la de tercero? —Sonrió, su voz salió ronca, algo que le gustó al de mechas rubias.

   —No te hagas el bobo, sabés a quien digo.

   —¿Qué? No me digas que estas celoso de ella... —Una sonrisa más grande escapó de sus labios, el interior de Lisandro se encendió, ¿Por qué le pasaba esto? ¿Por qué se sentía así? Quería alejarse de ese sentimiento lo más rápido posible, pero se le era inevitable no pensar bien. Menos si el otro lo miraba así, de abajo hacia arriba.

   —Andate a la mierda —Escupió, se adentró, escuchó las risas del morocho atras suyo seguirlo.

Hoy iba a ser un entrenamiento bastante pesado.






































Holaaa, bueno, este capítulo fue una base(? Para que puedan entender mejor de donde venía la relación de cuti con licha...

La verdad esque el próximo capitulo les vengo diciendo q capaz lo suba hoy o mañana, tengo bastantes cosas en mente, y quiero tomarme tiempo para escribir bien y no rapido..

Siento q cuando escribo bastante rápido después ni entiendo lo q escribí 😿 por eso, tampoco los quiero hacer esperar, pero tampoco quiero hacer las cosas rápido, asiq depende de mi imaginación😼

Si hay errores los corrijo después

Chau, los tkm

〃PORQUE NO SÉ SI ME GUSTAS 〃 CUTI X LICHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora