La noche había caído hacía un par de horas, pero la inmensa mayoría de los habitantes de La Playa llevaban de fiesta desde el mediodía. La música resonaba por todo lo alto; la gente saltaba, gritaba, bailaba; y el alcohol en sus venas se hacía más presente con cada minuto que pasaba. Los paramilitares, después del rutinario patrullaje de los alrededores, también habían decidido unirse a la fiesta. Y aunque aquel compacto grupo empezaba a dispersarse, algunos todavía se dedicaban a observar el ambiente desde una distancia prudencial y un espacio privilegiado reservado.
El primer sitio al que había acudido Niragi al llegar era a la barra del bar, de donde se había llevado toda una botella de whiskey para él solo. Tan solo le había hecho falta dedicarle una mirada amenazante al camarero para que este se la entregara sin oponer resistencia. Y después de unos cuantos tragos, ya comenzaba a sentirse inquieto. Quería pasárselo bien, disfrutar de esa noche como si fuera la última; eso era el lema que todos seguían en La Playa.
Con ese fuerte pero exquisito alcohol recorriendo su garganta, Niragi escudriñó a la multitud como si los estudiara. Le apetecía meterse en una pelea, pero como nadie de los allí presentes se atrevería a enfrentarse a él, le bastaba con comprobar el miedo que seguía enfundando en unos cuantos muchachos aleatorios. Si se emborrachaba lo suficiente, puede que incluso se metiera en el medio de la pista y se pusiera a dar codazos a diestro y siniestro, que era su brusca forma de bailar, y coronaría la noche con una nueva conquista que todavía no hubiese probado. De tan solo imaginarlo, una ladeada sonrisa creció en el rostro de Niragi. Se puso en pie con la intención de poner en marcha su plan pero, como si el destino le estuviera jugando una mala pasada, sus ojos fueron a parar a cierta persona que se le hacía familiar.
Esta vez con el ceño fruncido, Niragi avanzó unos pocos pasos con tal de poder ver mejor a la chica que había conseguido llamar su atención por encima del resto. Gracias al bikini que vestía podía comprobar que tenía un buen cuerpo y que su pelo estaba revuelto, con los mechones más rebeldes pegados a su rostro y húmedos, como si se hubiese metido hacía relativamente poco a la piscina. Puede que ese cabello hubiese sido completamente rosa en algún momento, pero ahora el color se había deteriorado y se podían apreciar unos cuantos dedos de su raíz oscura. Repasó sus finas facciones, la extensa sonrisa que decoraba su rostro y la facilidad que tenía para vaciar su copa de un trago casi sin inmutarse. Esa chica no debía de llevar más de unas horas en La Playa, pero ya se había acostumbrado bastante bien a su estilo de vida.
Sin más dilación y con cierta molestia, Niragi se decidió a avanzar hacia ella, convencido de que todas sus sospechas eran ciertas. Se abrió paso entre la multitud sin importarle ni lo más mínimo a quien tuviera que empujar en su camino y no se detuvo hasta quedar a escasos centímetros de esa chica que comenzaba a fastidiarle. Sin embargo, cuando ella se percató de su repentina e inesperada presencia, se limitó a observarle de arriba abajo. Ni siquiera su sonrisa titubeó.
- ¿Me das un trago? – le preguntó, alzando la voz sobre la música para que pudiera escucharle. Como Niragi tan solo arrugó más su ceño, ella decidió matizar su pregunta. – De lo que sea que traigas contigo. Yo ya me he quedado seca. – añadió moviendo su vaso de cristal con el resto de los hielos derritiéndose.
Aunque no estaba acostumbrado a compartir su bebida, esta vez decidió aceptar su petición.
- ¿Eres nueva?
Niragi tuvo que esperar unos segundos para obtener una respuesta, pues la chica estaba demasiado ocupada intentando beber cuanto pudiera antes de tener que devolverle el whiskey. Cuando por fin se apartó la botella de la boca, negó repetidas veces con la cabeza a causa de lo mucho que le había quemado la garganta. Aun así, hizo un esfuerzo por recuperar el habla a la par que le entregaba de vuelta su bebida.
ESTÁS LEYENDO
Alive & Savage | Niragi Suguru
FanfictionReencontrarse en La Playa después de la forma en que se habían conocido ya era malo, pero la situación todavía podía empeorar más. O tal vez no; aunque fuese una remota posibilidad, quizás que sus caminos se hubieran cruzado fuera mejor de lo que am...