Cap. I – EL ENCUENTRO
–¡Despierta!. ¡Cariño, despierta! –oía suave, lento, quieto–.
¡Cariño, despierta!. Mi amor, ya salió el sol y se nos hizo tarde. –
Entre besos y delicadas caricias él entraba en su vida, en su
nueva vigilia, mientras sus ojos temblaban con pereza
resistiéndose a abrir. Su cuerpo desnudo, su larga y esbelta
espalda, sus bronceados muslos, sus tersos y firmes glúteos, su
aromática nuca escamoteada entre las sombras de esa brillante
cabellera, negro azabache. Exuberante, tibia, seductora, apacible
y serena, dulce. Cincelaba las sábanas blancas que cubrían,
tímidamente, sólo, alguna zona de su piel.
Él, todo piel, no pudo resistir esa innata tentación. Inhalaba
sus fragancias, gozaba en sus sentidos. Había tomado la mano
de ella, de su princesa, de su adorada y con suma delicadeza,
lentamente, acarició con ella su propio muslo. Ella no pudo sin
más percibir en su palma ese calor desprendido por su piel, ese
vello insinuando el destino al que dirigía su mano. Llegando a la
zona más íntima, notó entre las yemas de sus dedos la suavidad
de su virilidad. No lo podía creer. Era ella desnuda, era ella
entregada, era ella, tumbada de espaldas, por fin, en la cama con
él...
Todo había empezado hacía exactamente un año. Un paseo
por un museo uno de esos días tediosos en los que apaciguar el
hastío resultaba una tarea demasiado exigente y agotadora. Una
exposición fotográfica fue la primera idea que a Cris se le ocurrió
cuando ese anuncio en las páginas centrales de una revista de
moda captó su atención. –Resultará entretenido– dijo para sus
adentros. Al día siguiente se encontraba recorriendo esas largas
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y espaciosas galerías que caracterizan los museos de arte en
cualquier rincón del mundo. Madrid siempre le había parecido un
lugar de referencia en exposiciones de arte, pero nunca tuvo la
ocasión de visitar una de ellas. El lento paseo por las galerías, el
poco acostumbrado silencio renuente al que era sometida, le
permitía esa introspección a la que pocas veces se aplicaba.
Su divorcio había resultado un desgaste sin parangón, hasta
conseguir dar carpetazo a su marido y a tantos años de
desaliento. Así que llevaba unas semanas respirando de nuevo
de todo el aire del mundo sin importarle si lo hacía más rápido o
más lento, sin tener que dar explicaciones de ello ni a su sombra.
El tiempo, por fin, había dejado de tener sentido para ella. Sólo
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Pasión entre Sábanas Blancas
Teen FictionUna novela transgresora, apasionada, cargada de romanticismo y con grandes dosis de erotismo. Las vívidas experiencias de una pareja que se atrevió a hacer lo que muchos otros, tantas veces imaginaron pero, aduciendo al decoro y al "qué dirán", nunc...