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𝗛𝗼𝗽𝗲 𝗜𝘀 𝗮 𝗱𝗮𝗻𝗴𝗲𝗿𝗼𝘂𝘀 𝘁𝗵𝗶𝗻𝗴 𝗳𝗼𝗿 𝗮 𝗺𝗲𝗻 𝗹𝗶𝗸𝗲 𝗺𝗲 𝘁𝗼 𝗵𝗮𝘃𝗲, 𝗯𝘂𝘁 𝗜 𝗵𝗮𝘃𝗲 𝗶𝘁.

Aquel insecto se movía con insistencia en el marco de la caliente ventana, intentando salir por ella mientras se golpeaba sin entender el por qué

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Aquel insecto se movía con insistencia en el marco de la caliente ventana, intentando salir por ella mientras se golpeaba sin entender el por qué. Volvía a intentarlo obteniendo el mismo triste y desolador resultado, hasta que en un momento el insecto dejo de moverse al dar el último cabezazo en el vidrio.

El tiempo pasaba tortuoso sobre aquella mesa mientras escribía acerca de procesos celulares, era agobiante el intenso calor dentro del aula, y el constante tambaleo de sus piernas y el tic tac sin descanso eran una razón más para querer arrancarse cada pelo de su cabeza con sus manos.

Anhelaba por escuchar el sonido de la campana llegar a sus oídos anunciando el final del día escolar. Su ya muy magullado labio seguía luchando sin piedad contra sus dientes para calmar un poco la ansiedad que crecía intermitente en su pecho. Deseaba que las clases acabaran, pero no llegar a su hogar.

Definitivamente la esperanza era algo peligroso para un chico con una realidad como él, pero aun así la esperanza de poder ser feliz era algo que lo mantenía respirando. Era su única razón para seguir de pie.

El estruendoso sonido de la campana anuncio el final de su sufrimiento, para anunciar el comienzo de uno nuevo. No pretendía encontrarse con su madre, esperaba que estuviera fuera lo que restaba de día, incluso de lo que restaba del día siguiente a ese. Las pisadas hacían ruido en la triste acera solitaria mientras caminaba desganado fuera del recinto escolar, el sonido de una mochila y la vista de unas zapatillas a punto de romperse hicieron que su caminar parara.

Una mirada de piés a cabeza fue otorgada por el mayor de los dos y el paso siguió tenue sin ninguna palabra. Jay solo suspiro. -No me esperaste-. No hubo respuesta por parte del pelinegro mientras seguía su rumbo sin interrupciones, no planeaba cruzar palabras con nadie, simplemente no estaba de humor y no quería pretender estarlo.

La caminata siguió su rumbo sin alguna otra palabra mientras el sol caía a sus espaldas y la avenida se iba haciendo más estrecha. La presencia de casas cada vez más pequeñas delimitaba el inicio del fin de su recorrido, y junto a ojos cerrados y pasos seguros, el mayor soltó un suspiro desganado.

La fachada de su casa era tristemente gris, pero bien cuidada por ambos hermanos, quienes cada sábado junto a la ausencia de su madre limpiaban con esmero cada centímetro de las paredes donde vivían. Un rostro conocido, y así mismo odiado por Sunghoon hizo presencia en el interior de lo que él llamaba hogar.

Su madre, como muchos la describían, era una joven atrapada en el cuerpo de un adulto. Su piel un poco avejentada hacia alusión a sus ya ganados años; uñas pintadas de colores estridentes y ropa corta denotaban su afán por salir de fiesta con sus amigas aquella noche, y la siguiente, y la que seguía a esa, era una madre inconsistente desde que su padre los abandono. En la mañana despertaría con una sonrisa ensordecedora y una fingida felicidad mientras se arregla con dolor de cabeza para ir a atender como enfermera uno de los hospitales de la ciudad, mientras que la noche anterior disfruto de los derroches de la vida, como a ella le gustaba llamarlo, acciones las cuales fueron privadas en su adolescencia, juventud y adultez joven, que ahora, más tarde que nunca hacia sin pensar en sus responsabilidades.

Ambos hermanos deseaban poder tener una madre, alguien de quien apoyarse. Era estúpido pensar aquello al recordar que siempre han sido ellos contra el mundo, ambos luchando por sobrellevar las adversidades, penurias, tareas y accidentes de su día a día. A pesar de todo aquello mantenían la esperanza de ser felices y quizá, en un final puedan serlo, o desafortunadamente aquellas palabras dichas por una anciana antes de morir a la cual llamaban abuela eran ciertas, la esperanza era lo más peligrosos para chicos con su realidad.

 A pesar de todo aquello mantenían la esperanza de ser felices y quizá, en un final puedan serlo, o desafortunadamente aquellas palabras dichas por una anciana antes de morir a la cual llamaban abuela eran ciertas, la esperanza era lo más peligros...

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Está vez no abandono la historia, se los prometo <3.

- 𝗚𝗲𝘁 𝗙𝗿𝗲𝗲 - 𝗝𝗮𝘆𝗛𝗼𝗼𝗻 -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora